El Tenerife asegura la permanencia tras ganar en Sabadell con un partido redondo
El CD Tenerife amarró la permanencia con una victoria en la Nova Creu Alta frente al rival que más podía complicarle el futuro en las tres últimas jornadas. Pero el Sabadell acabó por entregar los puntos a los blanquiazules, fiables como casi siempre en el rendimiento defensivo y letales —muy por encima de su media del curso— cuando pudieron encarar a Mackay, antes con un zarpazo de Vada (m.22) y luego con un remate a bocajarro de Sergio (m.51).
Alcanzada la cota de los 50 puntos —el campamento base, como lo que definió tiempo atrás Martín Marrero—, queda el grupo de Ramis en tierra de nadie, con la tarea de la salvación rematada y el único objetivo de acabar entre los mejores que no alcanzarán el play-off, el lugar más adecuado para un rendimiento de altibajos en el que la falta de gol lo condicionó cuando pudo aspirar a más.
Este domingo, el Tenerife rompió con una serie infausta lejos del Heliodoro —donde no ganaba desde el 7 de febrero— firmando un partido sobresaliente en la actitud, la letalidad y el resultado y notable en la prestación defensiva, solo empañada cuando generó situaciones de riesgo por pérdidas cerca del área o malos despejes. De hecho, uno de Sergio —el único fallo (m.49) en un mediodía espléndido del jugador cadista llegado en enero— sería la mejor ocasión del Sabadell para marcar.
Porque, de resto, pasó lo que permitió el Tenerife que pasara. Apretando lo justo en la presión para que no llegaran balones limpios a Stoichkov y obligando al equipo de Antonio Hidalgo a fiarse a colgar pelotas desde las bandas. Y siendo paciente para fabricarse su ocasión, andando el minuto 22, justo cuando el partido tenía pinta de arrumbarse a uno de esos empates a cero que se decantan en el último sexto.
El 0-1 sería, entonces, una oda a los valores universales del fútbol resumidos en los cuatro jugadores que la protagonizan. Arranca Vada con un tiro libre que cuelga al área del Sabadell. Rechaza la defensa local y gana el duelo aéreo Aitor Sanz para originar la segunda jugada, tercera, realmente, porque otro corte obliga al capitán del Tenerife a repetir el gesto de cabeza. La pugna da paso a la creatividad cuando cae el balón abierto al flanco derecho, donde Sol hace de extremo y se asocia con Nono, dentro de un área a la que ya se viene incorporando en carrera Vada, el tipo que había originado todo. Y asoma la definición del argentino con un remate cruzado y raso que sorprende a Mackay.
El gol de Vada abrochó al Tenerife al partido. Siguió el Sabadell a un juego que cuando no pasa por Stoichkov explica su sitio en la Liga e hizo mucho el grupo de Ramis asegurando el orden y aburriendo al gaditano, que se hartó de bajar a buscarla mientras entre Sipcic y Sergio se turnaban para encimarlo a la mínima. Anulada la vía Stoichkov —dos tiros por fuera, el primero en el 38, como única producción ofensiva arlequinada en el primer acto—, el Tenerife tuvo la pausa para llegar sin heridas al descanso.
Y a la vuelta, acostumbrado a arranques llenos de cuajo, hizo lo que casi nunca en este curso. Tiró de la estrategia, tan pronto como en el 51, para callar bocas y apuntar a un final sin presión extra. En una falta lateral a cuarenta metros de la portería, la puso con rosca Vada —definitivamente, el mejor blanquiazul del año a balón parado—, se envenenó el balón, rompió la línea Óscar Rubio y solo tuvo que engancharla a pierna cambiada Sergio para batir a Mackay.
El 0-2 desnortó aún más a un Sabadell que con el triple cambio de Hidalgo consiguió ser más directo y acumular más llegadas al área, mientras reclamaba penalti con cualquier caída o con cualquier corte tinerfeñista. Fue, al cabo, una sucesión de pelotas metidas a la olla sin otro peligro que el que generaron algunas dudas de Pomares y una de las pocas pifias de Javi Alonso, otro jugador que salió de partido macerado —a la vera de un Aitor imprescindible para entender la fiabilidad del Tenerife— y no tuvo el premio del gol pese a una volea (m.58) que cazó en el medio campo y se encontró el larguero.
En el examen a noventa minutos, a Alonso lo acompañó en el mérito todo el equipo titular. Así, hábil Dani Hernández para evitar el autogol de Sergio, enorme Sipcic en el juego área, certero Nono para ver la llegada de Vada y asistirle en el 0-1 o incansable Fran Sol en el trabajo que menos luce —y frustrado tras pararle Moore (m.63) un remate que era el 0-3—, lució menos Shashoua y poco los recambios, en lo que se cerraba un encuentro que nadie pudo imaginar tan plácido.
(0) CE SABADELL: Mackay; Óscar Rubio, Juan Ibiza, Grego Sierra (Querol, m.58); Víctor García (Edgar Hernández, m.70), Undabarrena (Boniquet, m.58), Adri Cuevas, Juan Hernández (Heber, m.46), Cornud; Stoichkov y Guruzeta (Ozkoidi, m.58).
(2) CD TENERIFE: Dani Hernández; Moore, Sipcic, Sergio, Pomares; Vada (Valera, m.77), Aitor Sanz, Javi Alonso, Nono (Suso, m.87); Shashoua (Apeh, m.69) y Fran Sol (Joselu, m.69).
ÁRBITRO: José Antonio Lopez Toca (Comité cántabro). Amonestó a Juan Ibiza (m.51), Grego Sierra (m.53), Stoichkov (m.64), Edgar Hernández (m.64) y Querol (m.88) y al visitante Sipcic (m.45+2).
GOLES: 0-1, Vada (m.22). 0-2, Sergio (m.51).
INCIDENCIAS: Partido de la 39ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio Nova Creu Alta.
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