De gol en gol recibido, después de que Ángel impidiera el 0-1 con un lanzamiento de penalti que retrata el ánimo general, el Tenerife se humilló ante el Córdoba para encajar una derrota –otra– que solo luce un mérito: entrar en la lista de los partidos más impropios entre los más de 3.400 que acumula en un siglo y dos años de historia. Este 3-0 hiriente lo deja moribundo sin acabar la primera vuelta, sin recursos para fichar, con su entrenador desautorizado y sin argumentos para pensar en otra cosa que no sea la vuelta al fútbol no profesional por quinta vez desde 1968.
Lo de este domingo en El Arcángel cumple con todos los tópicos asociados a los equipos en caída libre, empezando por la desaparición de las virtudes –pocas– que asoman a los jugadores que mal maneja Mel, incapaz al menos de que conserven el amor propio y ataquen una cita trascendental –otra– como esta. Lejos del Heliodoro, el Tenerife volvió a ser –también otra vez– ese equipo tan incapaz de pegar primero que a poco que recibe un golpe se diluye, hoy sin temor al descenso final que parece que será.
A todo o nada, al Tenerife le duró algo parecido a la efectivad en el primer cuarto de hora de partido, cuando se entregó –como el Córdoba–, a un partido de ida y vuelta con caídas repetidas en las dos áreas. El grupo de Ania anda igual de escaso de puntería, pero luego se lo puso tan franco el de Mel que fallar lo que no falló habría sido muy grosero.
En lo que caminaba abrochado al 0-0, blando cada uno para resguardarse, tuvo tres ocasiones francas, un cabezazo liberado de Sergio que no cogió puerta la más clara. Y lo de Ángel y el penalti, al cabo el primer factor decisivo de la lista de todos lo que no manejaron los blanquiazules. El capitán tiró de galones para citarse con Carlos Marín, pero se le fueron cayendo encima todas las fatalidades del tinerfeñismo reciente en lo que le nacía un remedo de lanzamiento: fofo y raso después de una carrerita corta, con la cara ya demudada antes de la tragedia, demasiado sencillo para el portero.
Lo de Ángel fue un paréntesis en la estrategia del Córdoba, adivinando pronto que por la banda de David Rodríguez –superado por la velocidad de Adilson– acabaría por llegarle el fruto. La respuesta del canterano a la exigencia del partido lo retrató hasta la pausa, cuando Mel lo sentó para mover a Gayá al carril y tirar de Juande como pareja de León. La vuelta del descanso hizo algo de justicia con David porque entonces fue Adri Guerrero el de la foto, un lateral extraño –otro– sin nivel para la Segunda División.
David no pudo nunca con Adilson y el resto de los suyos acumularon los mismos deméritos. El portero viviendo en una duda, los centrales llegando comprometidos a los cruces, los medios incapaces de tres toques a la corta para armar una vuelta con sentido, los extremos desaparecidos y el 10 y el delantero centro corriendo por correr.
Sin mecanización de ataque alguna, el Tenerife tampoco dio con la manera de al menos cuidarse detrás y casi sobrevivió hasta la pausa de no ser el enésimo balón mal gestionado ante Salvi, uno a la boca del área que Ángel esperó sumisamente para contactarlo en lo que Casas lo atacaba sin cortesías. La consecuencia fue el remate del 1-0, segundo paso del Tenerife hacia la tragedia.
De la caseta regresó el equipo de Mel con Gallego como intrascendente relevo de Ángel, pero igual de desnortado. En el 47 ya le había rematado Theo liberado de marca y antes del cuarto de hora tuvo el chico otra franca. Le pega con el mismo gesto que el Zidane padre, pero algo debe faltarle –precisión, potencia, instinto asesino…– que no transforma en gol estos caramelos.
Luego siguió con los cambios previsibles visto que sigue viendo más potencial en este Marlos que en aquel Cantero, como cuando la semana anterior debió de imaginar un mundo de colores con Yanis en vez de Gallego. Con el extremo colombiano en la misma línea de incompetencia del grupo, entró también Teto como enganche con Gallego y –en plena caída antes del 2-0– el joven Dylan, igual de oscuro.
Con el once definitivo armado, el Tenerife se achicó de nuevo por el lado de Guerrero para permitir otro pase al área de meta donde Salvi firmó la suya, quedándose a media salida mientras le pasaba por encima un centro manso que premió a Adlison y su combatividad. A nada del final, la contra tras un córner mal sacado por los de Mel provocó un contraataque con medio Córdoba corriendo como si del 3-0 transformado por Álex Sala, tras asistirle Jacobo, dependiera su permanencia en esta categoría que se le escapa al Tenerife sin un Cervera al que encomendare o un Serrano o un Cordero que lo diseñe.
(3) Córdoba CF: Carlos Marín, Albarrán (Carlos Isaac, m.46), Xavi Sintes, Martínez, Calderón, Isma Ruiz, Théo Zidane (Álex Sala, m.62); Carracedo, Ander Yoldi (Jacobo, m.60), Adilson (Kuki Zalazar, m.85); Antonio Casas (Obolskii, m.88).
(0) CD Tenerife: Salvi; David Rodríguez (Juande, m.46), Gayà, León, Guerrero; Luismi Cruz, Diarra (Dylan, m.76), Sergio, Waldo (Marlos, m.60); Maikel Mesa (Teto, m.60) y Ángel (Enric Gallego, m.46).
Goles: 1-0, m.44: Antonio Casas. 2-0, m.82: Adilson. 3-0, m.90+7: Álex Sala.
Árbitro: Sánchez López (Comité Murciano). Mostró cartulina amarilla a los locales Calderón (m.10), Xavi Sintes (m.78) y Jacobo (m.94), y al visitante David Rodríguez (m.30). También amonestó al técnico local Iván Ania (m.9).
Incidencias: Encuentro correspondiente a la decimoctava jornada de LaLiga Hypermotion, disputado en el Estadio El Arcángel ante 14.156 espectadores.