El Tenerife se pelea con el gol, encaja de penalti y acaba desarmado
Generoso, sobresaliente en el esfuerzo y vaciado, el Tenerife demostró que tiene recursos y méritos para luchar por la lotería de la promoción, que ya está muy bien. Para objetivos mayores, no le da. Este lunes tuvo dos remates con valor de gol en la primera parte, luego encajó por un penalti –precipitado Carlos Ruiz agarrándose a Sadiq, presto el árbitro a recordar su idilio con los blanquiazules – y cuando debió agitar el partido con los cambios, llegaron tarde y estériles. Y así ganó el Almería, que, como los equipos llamados al ascenso por la vía rápida, lo hacen con una sola oportunidad que le des.
El derroche sin premio del Tenerife hiere, por repetido, en una temporada en la que acabará echando de menos más eficacia cuando le ha tocado medirse a los rivales que compiten con el presupuesto dopado. Solo le queda visitar Ipurua para cerrar la serie contra Eibar, Valladolid y Almería y de quince puntos se ha dejado doce. Y salvo en el 0-2 en Zorrilla, quedó siempre la sensación final –como en las del derbi– de que las citas de altura casan mal con sus prestaciones.
Obligado hoy ante los indálicos a una victoria que le acercara de nuevo a la segunda posición, el Tenerife fue mejor hasta que recibió la bofetada del penalti. Solo se desabrochó dos veces para comprometer a Soriano: una conducción amaneciendo de Ramazani entre las líneas para un tiro con parada en dos tiempos (m.2) y una caída de Pozo en el área (m.36) con un remate que desvió el portero y corrigió luego Moore para evitar la segunda jugada.
Y nada más concedieron los locales hasta el agarrón de Carlos Ruiz, precedido de una disputa de Aitor con Babic en la que se reclamó falta del defensa. Trató el Almería de armarla jugando asociado por dentro, pero cuando no Aitor Sanz –otra vez, simplemente enorme en la posición y los cortes–, cuando no Corredera, cuando no los laterales, el grupo de Rubi no encontró el pase definitivo y cuando pudo superar a los medios para ponerla a las caídas a Sadiq o Ramazani, encimaron bien los centrales.
Desaforado mientras le duró el combustible, el Tenerife respondió a las dos ocasiones del Almería sendos rejonazos de las cabezas de sus delanteros. Antes, uno violento de Enric Gallego (m.18) que hizo temblar el larguero. Luego, otro medido de Mario González cuando moría el primer acto (m.45) que salvó Fernando con una mano en escorzo –al cabo con valor de partido– sacando la pelota al punto de entrar pegada al travesaño.
Y hasta alcanzar la media docena de tiros francos se fue la colección amasada por el equipo de Ramis en una noche productiva en la que la reiteración de centros de Moore –repitiendo como titular, con Mellot en la siniestra a pierna cambiada– no encontró petróleo. Un centro chut cruzado del americano que no cazó Mario en el palo largo con el portero vencido (m.7), una volea pícara de Corredera en el área (m.39) que ensució lo justo Babic para que no cogería puerta.
Y tras el descanso, una finalización a la contra de Bermejo (m.53) escondiendo el pase al área para pegarle a puerta con el exterior. Y dos tiros más del catalán –vertical en el acto inicial, siempre activo hasta claudicar por el esfuerzo– en el 63. Y otro cabezazo de Mario (m. 73) al que respondió Fernando, omnieficaz.
A méritos y oportunidades ganó el Tenerife, magro consuelo, pero le sobró el último sexto tal y como lo afrontó. Entró primero Larrea por Corredera y perdió así al volante que le hacía jugar hacia delante. Entró Shashoua por Bermejo más tarde de lo esperado y quizá, es un suponer, le faltó acompañamiento. En lo que trataba de hallar la inspiración, Andrés dijo hasta aquí llegué y el inglés no encontró socios para el toque corto. Y entró Mollejo por Aitor Sanz para que acabase el Tenerife con un solo medio, tres por delante y los dos delanteros empeñados en atacar los remates en la misma zona, nunca uno a la corta y otro a la larga.
Quizá, un suponer también, era una noche para que Michel se redimiera haciendo de Corredera o de segundo delantero, pero el fútbol tiene estas cosas, desde la grada se ve de una manera distinta que desde el banquillo. La duda no aminora ni el mérito de Ramis para reactivar al Tenerife y devolver la ilusión al birria ni la injusticia de nadar y nadar para no llegar a la orilla. Otra cosa es no agotar todas las bazas en lo que su equipo se consumía entre el cansancio y le podía la frustración de jugar sin antídoto contra un rival en ventaja.
(0) CD TENERIFE: Soriano; Moore, Carlos Ruiz, José León, Mellot; Andrés, Corredera (Larrea, m.71), Aitor Sanz (Mollejo, m.85), Bermejo (Shashoua, m.77); Mario González y Enric Gallego.
(1) UD ALMERÍA: Fernando; De la Hoz, Rodrigo Ely, Babic; Pozo (Robles, m.90+1), Portillo (Centelles, m.90), Eguaras, Samu Costa (Curro Sánchez, m.90+1), Akieme; Sadiq (Dyego Sousa, m. 90) y Ramazani (Aitor Buñuel, m.75).
GOL: 0-1, Ramazani, de penalti (m.59).
ÁRBITRO: Óliver de la Fuente Ramos (Comité castellano y leonés). Amonestó a Álex Corredera (m.45+1), Aitor Sanz (m.58) y Moore (m.60) y a los visitantes Samu Costa (m.64) y Babic (m.69).
INCIDENCIAS: Partido de la 32ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio Heliodoro Rodríguez López. 15.007 espectadores. El exjugador del CD Tenerife Borja Lasso fue homenajeado antes de comenzar el partido tras su retirada como futbolista. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Nolito Sánchez, jugador blanquiazul en la temporada 71-72.
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