El Tenerife responde a la presión ganando también en Girona

Elady remata ante la portería del Girona

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El CD Tenerife tenía en Montilivi la prueba más exigente del curso y respondió a la presión con su partido más sobresaliente atendiendo al nivel del rival y de lo que se jugaba. El grupo de Ramis hizo un ejercicio de trabajo solidario, no perdió la calma y sacó lustre de un remate imperial de Mario González cuando iba muriendo la primera parte. Incapaz de rentabilizar su superioridad técnica, el Girona no pudo más que aceptar la evidencia y entregó los puntos. Era un partido para hombres y como hombres respondieron.

La undécima victoria lejos del Heliodoro fija la mejor marca de los blanquiazules en sus 69 temporadas en categoría nacional. Nunca antes –ni en los cursos de sus ocho ascensos a Primera o Segunda ni en las campañas que le llevaron a sus participaciones en la Copa de la UEFA– fue tan eficaz fuera de casa el Tenerife. A este de Ramis le queda otra bala para mejorar aún más el registro y vista la respuesta de este lunes en Montilivi se plantará en Ipurua con fundamentos para hacerlo.

En un curso espléndido en el que solo tenía la mácula de los doce puntos cedidos en su campo, cuando los rivales de la Liga dopados –Eibar, Valladolid y Almería– o la sobreexigencia del clásico canario frente a la Unión Deportiva le pusieron un punto extra de presión, tenía el Tenerife una cuenta pendiente para manejarse en un examen de final de trimestre. Y a tres semanas de la lotería de la promoción, hizo de su visita al Girona el día para reclamarse.

El Tenerife anduvo inmenso en el catálogo de las asignaturas de esta suerte de EBAU jugada en la plaza donde solo había ganado una vez, justo la de aquel gol de Kome que le dio en 2009 su último ascenso a Primera. Sin asignaturas optativas para descartar, el Tenerife atendió todas y no bajó del sobresaliente salvo en la definición de las contras que le amanecieron cuando el Girona perdió el orden y jugó veinte minutos finales arrebatado, obsesionado por un gol que casi cantó en el 75, cuando Mellot –qué partido el suyo, qué descubrimiento de lateral fiable– salvó en la línea lo justo para que un cachito de balón no pasara la vertical del larguero.

En todo lo demás, el Tenerife estuvo como grupo más cerca de la matrícula que del notable. En la atención a los detalles, en la tensión en las pelotas cruzadas al área, en ser canchero cuando tocaba, en el escalonamiento o en meter pausa un par de veces para apagar el furor del Girona cuando tras la pausa le obligó a jugar encerrado en treinta metros.

En todas las materias, afinaron uno por uno los blanquiazules, solo Elady un punto por debajo por su tendencia a negociar con poco brío algunas disputas. Línea por línea, Soriano hizo de Soriano, los laterales crecieron y crecieron en lo que caminaba el reloj, los centrales respondieron sin necesidad de una mala patada; Aitor y Larrea nunca perdieron el sitio y ganaron más disputas que perdieron; Mollejo peleó con todo menos consigo mismo; Mario hizo arte cuando voló a por el balón del 0-1 y Enric Gallego dio otra lección de virtudes ajenas al gol, aunque medio tanto fuera suyo por el pase que dio a Mario para que definiera.

Y eso que el equipo de Michel, fiel a su propuesta, lo intentó durante la hora que le duró el criterio. Sometió menos al Tenerife que en la cita de la primera vuelta, puede que porque Jairo fuera suplente y puede que porque la prisa fue nublándole las ideas. Pero hizo mucho y bueno para adelantarse. Antes con un remate en el área chica de Iván Martín (m.19) al que respondió felino Soriano, cumplido el tiempo del primer acto (m.45+1) con otra acción y la primera parada de Mellot a tiros de Arnau y Aleix García.

Para entonces, la prolongación previa al descanso casi llevó al abismo al Tenerife. El árbitro dio tres minutos de alargue, Stuani desquició lo justo a Soriano para provocar la tarjeta que devolverá la titularidad ante el Málaga a Dani Hernández, la lesión de Larrea paró el juego y un penalti reclamado por un forcejeo en el área de León con Arnau llevaron el cronómetro hasta el minuto 52.

De regreso de la caseta, el Tenerife atendió la segunda parte de la convocatoria de acceso a la promoción con la misma diligencia. Míchel cambió a línea de cuatro para meter pólvora con Jairo por el flanco izquierdo y Samu Saiz por la calle del ocho, pero ni así. El tinerfeño solo jugó liberado en lo que entró Moore para doblar en el lateral a Mellot y Saiz hizo de Saiz, un fósforo de tantas condiciones como facilidad para perder la paciencia.

Arrumbado a la heroica, perdido el juego de combinación por detrás de los medios, un balón tras otro al área, el Girona se fue desabrochando en las vueltas y hasta pudo el Tenerife hacer más sangre, de no ser por el agotamiento de Gallego, la ingenuidad de Andrés o la respuesta de Juan Carlos en la única contra que pudo acabar en el área (m.90+4), un tiro colocado de Moore que solo salvó la reacción del portero.

(0) GIRONA FC: Juan Carlos; Arnau, Santi Bueno, Bernardo (Samu Saiz, m.65), Juanpe, Juncá (Jairo, m.65); Borja García (Nahuel Bustos, m.77), Aleix García, Iván Martín; Baena y Stuani.

(1) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Carlos Ruiz, León, Pomares; Elady (Moore, m.69), Aitor Sanz, Larrea (Corredera, m.46), Mollejo (Sergio González, m.90+4); Enric Gallego (Sipcic, m.89) y Mario González (Andrés, m.69).

GOL: 0-1 (m.40) Mario González.

ÁRBITRO: Jon Ander González Esteban (Comité vasco). Expulsó a Baena por doble amonestación (m.76 y m.90+6). Amonestó a Stuani (m.45) y Samu Saiz (m.87) y a los visitantes Soriano (m.45+1), Elady (m.62), Aitor Sanz (m.86) y Andrés (m.90).

INCIDENCIAS: Partido de la 39ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio de Montilivi. 6.587 espectadores, de los que un centenar era seguidores del CD Tenerife.

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