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El Tenerife suspende el primer parcial con todo por mejorar

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
20 de agosto de 2024 00:01 h

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El Tenerife dejó el comienzo del curso para otra ocasión. Esto de Elda se queda entre la incomparecencia y el folio en blanco, un equipo, el de Óscar Cano, descompensado, empeorado ahora en la zaga, incapaz en el medio juego y solo parecido a efectivo en el arreón del descuento, con el Eldense atrincherado para defender el resultado, cuando ya habían aparecido los que debieron ser titulares. Entre medio, el gol de Maikel Mesa para el 1-1, un remate inocente y un amago de parada del portero.

La primera derrota del curso escuece y solo deja como consuelo que llegue en la primera jornada, con muchísimo tiempo para descubrir de qué es capaz este Tenerife, un remedo hoy del mínimo de capacidad que cabía esperar. La otra lectura a toro pasado revela lo equivocado del primer once de Cano con tres jugadores fuera de tono (Waldo, Corredera y Guerrero) y un defensa (Juande) superado en cada lance comprometido.

Que el portero no transmita –ni pare– como Soriano solo tendrá arreglo más adelante si los nervios toman el mando del tinerfeñismo y se decide por Salvi. Hay más motivos para temer, vista solo esta primera prueba. Así el empecinamiento de este entrenador –y de los que le precedieron– por jugar sin un ocho o el descarte de Sergio para emparejarlo con León, siendo como es más rentable como zaguero que como pivote.

Con jugadores fuera de forma y con otros desaprovechados, el resto lo puso la incapacidad del Tenerife para igualarse en las pugnas con el Eldense o para juntarse por dentro para el que el balón le durara un rato. Se aculó para esperar al rival en su campo, comprobó que la banda de Guerrero y Waldo no le iba a cundir y se entregó, de aquella manera, a la imaginación de Luismi Cruz, de más a menos, un partido entero que se le hizo enorme.

Alargado sin necesidad cuando los atacantes tiraron arriba sin que los centrales dieran diez pasos adelante, el Tenerife fue el equipo nada competitivo que tantas veces lució con Garitano –hoy solo tres debutantes de blanquiazul–, entregado a la propuesta del Eldense e incapaz de juntar por dentro a Luismi con Maikel y Ángel. Del nueve lagunero, fruto de una recuperación de fe, llegó el único chispazo antes del entreacto, un disparo lejano con veneno al que respondió Dani con una buena mano.

La vuelta descubrió que la endeblez para conceder balones al área en la primera parte no era casual. Por esa vía cayó el gol de Sergio Ortuño, una cadena de errores que retrata a los equipos resignados a que el partido sea lo que el rival quiera. Antes una salida fuera del área de Tomeu –después de un año sigue luciendo como un portero novel cada vez que afronta una titularidad– hacia una pelota suelta de la que se desentendió Guerrero. La cosa acabó en un libre directo (y una amarilla al portero) a un metro de la línea de fondo.

Marc Mateu pudo probar a pegarle con violencia rumbo al palo corto, pero se decidió por la estrategia: un pase manso a la caída al área de Sergio Ortuño en lo que el Tenerife se apuntaba a apelotonarse delante de Tomeu. El remate de Ortuño fue una joya, pero le vino al portero al palo corto y debió hacer más. Para entendernos, una de esas manos a la escuadra que le nacían naturales a Soriano, por más que no merezca llorarse por la leche derramada.

El 1-0 dejó al Tenerife como ya estaba, atolondrado, preguntándose por el sentido de un partido de fútbol profesional. Y ni el gol de Maikel Mesa vino a cambiarle este espíritu decaído que exhibió en su puesta de largo. Puede que por la factura del 1-1, nacido de un balón que cazó Mesa de cabeza llegando en carrera. El remate no daba para otra cosa que una parada de las que no computan meritorias. Pero Dani se complicó con la gestión del trámite hasta lo impensable: cuando quiso frenarla ya se había liado con la posición del pie derecho y cuando lo quiso arreglar con las manos iba la cosa camino de la tragedia.

El empate tampoco reanimó al Tenerife, aunque Cano convino que a Guerrero se le había hecho bola su debut y que Bodiger era prescindible. Con Sergio por el francés y el reaparecido Medrano en la siniestra, no aumentó la frecuencia ni apareció la eficiencia. El Eldense se empeñó en reparar el error de su portero y atacó de nuevo la flaqueza del Tenerife cuando le caía el balón a su área hasta sacar premio con el 2-1, que retrató antes a Juande en una pugna por alto en la que plegó y luego a Diarra cuando trató de corregir, descolocado, el balón que remató Álex Bernal.

Con el drama casi consumado, Cano no iba a salirse del guion –hombre por hombre, Gallego por Ángel– y pudo por fin intuir los beneficios de la lógica, ya con Cantero y Diarra cayendo cerca del área local, cuando el Eldense se redujo a la épica. Y así, fuera de tiempo, pudo hasta empatar con sendos remates de Cantero y Sergio. Dani, redimido, los desbarató.

(2) CD ELDENSE: Dani Martín, Víctor García (Fran Gámez, m.87), Dumic, Iñigo Piña, Marc Mateu, Timor, Sergio Ortuño, Joel Jorquera (Alan Godoy, m.87), Iván Chapela (Cris Montes, m.70), Nacho Quintana (Nacho Monsalve, m.87) y Juanto Ortuño (Álex Bernal, m.61).

(1) CD TENERIFE: Tomeu Nadal; Mellot, Juande, León, Adri Guerrero (Medrano, m.66); Bodiger (Sergio, m.66), Álex Corredera (Diarra, m.74); Luismi Cruz, Maikel Mesa, Waldo (Cantero, m.74); y Ángel (Enric Gallego, m.81).

GOLES: 1-0, Sergio Ortuño (m.54). 1-1, Maikel Mesa (m.63). 2-1, Álex Bernal (m.79).

ÁRBITRO: Óliver de la Fuente Ramos (comité castellano-leonés). Amonestó al entrenador local, Dani Ponz (m.90+4), a Álex Bernal (90+5) y a los visitantes Tomeu Nadal (53), Sergio (90+3) y Diarra (90+9).

INCIDENCIAS: Partido de la primera jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) 24-25. Estadio Nuevo Pepico Amat, ante 4.168 espectadores.