La tranquilidad de la primera victoria
Decía Márquez en la previa que el equipo que controlase mejor los nervios para adaptarse a las circunstancias del partido tendría mucho ganado, una lectura que se hizo realidad durante el encuentro. Ambos equipos entraron al campo marcados por la necesidad de sumar sus primeros tres puntos de la temporada -el miedo a encajar impedía desarrollar el juego con confianza y valentía a canarios y andaluces-, pero fueron los amarillos los que consiguieron la tranquilidad adelantándose en el marcador -dos veces- para llevarse la victoria por 1 a 3.
El Málaga fue el que salió con más ímpetu, buscando la banda de Keko desde el inicio; Las Palmas, con siete jugadores diferentes en el once con respecto al partido del Atlético de Madrid, se replegaba, defendía y se alejaba de su campo con balones en largo. Pero el choque estaba viciado por los nervios, el miedo a otra derrota, a encadenar una tercera jornada consecutiva perdiendo. Lo que provocó que durante la primera mitad se viese poco fútbol.
En los inicios a penas había ocasiones de gol, hasta que un disparo del lateral derecho venezolano del Málaga Roberto Rosales hizo intervenir por primera vez a Chichizola, sin que su rechace encontrara rematador, y a continuación, un lanzamiento del canario Jonathan Viera sonó a gol, pero se fue fuera.
Parecía que el descanso iba a llegar con igualada, pero una concatenación de errores de la defensa malaguista consumó el desastre del equipo local. Todo se inició con una mala entrega de Luis Hernández a Halilovic, un centro de éste que Ricca no llegó a despejar y Jonathan Viera, con un lanzamiento que tocó en un poste, adelantó a su equipo en el minuto 45.
Sin cambios comenzó la segunda parte y con incertidumbre para el Málaga.
No pintaba bien para los locales, pero el partido cambió con una falta lanzada por Recio que remató de cabeza el central Diego González, cruzando el balón y consiguiendo el empate en el minuto 48'.
El conjunto canario se vio desbordado después del gol, pero fue una reacción efímera de un Málaga al que le falta calidad, la que sí tiene el conjunto canario con un jugador que marcó la diferencia: Jonathan Viera.
Un pase de éste hizo temblar al Málaga, porque Halilovic lanzó al larguero tras rozar el guardameta Roberto. Fue un aviso del gol de Calleri, que, tras ganar la posición a Diego González, y con un disparo duro, batió a Roberto en el minuto 68.
El Málaga no se recuperó y acabó pagando su inoperancia con otro gol del equipo canario, firmado por Remy a falta de dos minutos para el final, que se estrenó tras entrar desde el banquillo por Halilovic. El público de La Rosaleda, cuando marcó el delantero francés coreaba gritos contra el presidente Al-Thani.