Un titular de prensa en la mañana del 23 de agosto de 1949 reflejaba con poco ruido el punto de partida. Horas antes, un proyecto de fusión había realizado su botadura en la antigua sede del Real Club Náutico de Gran Canaria: “La Unión Deportiva Las Palmas ha nacido”, decía la tipografía mayor de la noticia que apenas ocupaba 70 líneas.
Detrás de aquella confirmación se había desarrollado durante medio año una dura y noble labor para cohesionar voluntades, para que en la noche del lunes 22 de agosto de 1949, a eso de las 20.00 horas, los cinco clubes principales de Gran Canaria resolvieran sus dudas y se unieran de forma definitiva para crear el equipo de todos.
Primeros pasos. La primera idea había brotado a inicios de febrero de 1949 en la Federación de Fútbol de Las Palmas a través de su vicepresidente, Manuel Rodríguez Monroy, con el aval del presidente de la época, Adolfo Miranda Ortega. Estimaron la necesidad de lograr un único equipo, el de la unión, que pudiera ser representante de las cinco fuerzas deportivas del momento y de todas las aficiones: Real Club Victoria, Marino Club de Fútbol, Arenas Club, Club Deportivo Gran Canaria y Atlético Club.
Todos los planetas se estaban alineando para que la isla pudiera estar representada a nivel nacional con una entidad que fuera capaz de apiñar esfuerzos … Y que de paso evitara las constantes fugas de talentos futbolísticos isleños con destino en equipos peninsulares.
Había un nuevo escenario: El 25 de diciembre de 1944 se inauguraba el entonces denominado Estadio de Las Palmas, un recinto que tenía capacidad para albergar encuentros de magnitud y comodidad en las gradas. Y la Federación Española de Fútbol, a instancias de la Federación de Las Palmas, había aprobado en su asamblea de junio de 1949 la posibilidad de que los campeones regionales de Tenerife y Las Palmas tuvieran plaza de ascenso para jugar en la Segunda División nacional de la temporada 1950-51.
Acercando posturas. Durante los meses previos a la fusión y en distintas reuniones se fueron limando asperezas, que eran propias de la rivalidad existente entre clubes que pulsaban sus fuerzas en los terrenos de juego. El acuerdo de la creación del nuevo club cristalizó a través de la aprobación de una ponencia para la fusión de los cinco grandes de la isla. Los actuantes que debatieron el origen de la UD Las Palmas fueron los mencionados Miranda Ortega y Rodríguez Monroy, junto al secretario Alfonso Quiney Collis (representantes de la Federación), José Jiménez Sánchez y Luis Rivero Noble (del Gran Canaria), Guillermo Wittembach García y Alberto García (del RC Victoria), Francisco Naranjo Hermosilla y Simón Doreste Estruch (del Marino), Juan Trujillo Febles y Vicente Di Napoli (del Atlético Club); y Luis González Vera y Manuel Hernández Sánchez (del Arenas Club).
Primera directiva. Todos los argumentos estaban sobre la mesa y en la noche del 22 de agosto de 1949 se firmó el natalicio del nuevo club, creándose una gestora inicial que tuvo durante algunos meses en su presidencia a José del Río Amor. Por su parte, Manuel Rodríguez Monroy, Eufemiano Fuentes Díaz (más tarde nombrado presidente tras la renuncia de Del Río) y Aurelio Montenegro Riobó ejercieron como vicepresidentes. Los cargos restantes correspondieron a Luis González Vera, secretario; Alberto García Sastre, vicesecretario; Francisco Naranjo Hermosilla, tesorero; José Jiménez Sánchez, contador; Juan Trujillo Febles, Simón Doreste Estruch, Víctor Santana Saavedra, Guillermo Wyttembach García y Bruno González García como vocales.
El primer local social de la entidad estuvo situado en la Plazoleta de Luis Antúnez, sede que había pertenecido al CD Gran Canaria.
Primer técnico y primer once. Pancho Arencibia fue designado como primer entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas. El 19 de septiembre fue el encargado de dirigir el primer entrenamiento y confeccionar el once del primer partido oficial, datado el 9 de octubre de 1949, teniendo como rival el Marino (2-1). Correspondía a la denominada Liga extraoficial de Tercera División.
Esa histórica formación original estuvo compuesta por Montes, Viera, Toledo, Juanono, Polo, Tatono, Rafael, Nicolás, Antoñito Jorge –autor del primer gol del club–, Cedrés y Macías. El nuevo equipo ya tenía definido el amarillo en las camisetas y el azul en el calzón, colores que también pintaban el escudo original obra de Simón Doreste. La evolución de este emblema ha llegado hasta nuestros días con pocas alteraciones, incluyendo en su orla los símbolos propios del RC Victoria, Arenas, Gran Canaria, Marino y Atlético Club, por este orden, de izquierda a derecha.
La unión hace Las Palmas. Por aquellos días de octubre de 1949, otro artículo de prensa publicado en Canarias Deportiva, dirigía un reclamo popular para unificar en todas direcciones el proyecto. “Canario, quienquiera que seas y adonde quiera que estés, únete a esta causa. La Unión Deportiva Las Palmas, con los colores de tu bandera, necesita de ti. No lo olvidemos: En la unión está la fuerza; defendiendo los colores amarillos de nuestro equipo defenderemos a nuestra isla y haremos más grande a Gran Canaria”, afirmaba.
Todos aquellos esfuerzos generosos y solidarios tuvieron una meteórica compensación. En dos temporadas, la Unión Deportiva Las Palmas ya estaba en Primera División nutrida por futbolistas canarios y con las gradas a rebosar en el Estadio Insular, denominación tras ser adquirido por el Cabildo.
Ese 22 de agosto de 1949, a eso de las 20.00 horas, había empezado una bella historia que 75 años después firma una colección de capítulos enlazados con el condimento de la unión inquebrantable.