Los veinte presidentes del CD Tenerife que precedieron a Miguel Concepción

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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Antes de la llegada al cargo de Miguel Concepción Cáceres, el CD Tenerife tuvo una veintena de presidentes desde que Mario García Cames abriera el 8 de agosto de 1922 una lista en la que son mayoría –y habla de su sentimiento birria– quienes accedieron al puesto habiendo sido antes miembros de una junta directiva del representativo blanquiazul.

Esa experiencia previa les ayudó a ejercer una tarea a veces poco reconocida –y no siempre gratificante– por la influencia de los problemas económicos o la marcha deportiva del primer equipo. No obstante, y tras un siglo de existencia, el estadio del CD Tenerife y su ciudad deportiva llevan el nombre de Heliodoro Rodríguez López y Javier Pérez y Pérez, respectivamente, dos de los dirigentes más determinantes en la historia de la entidad.

Mario García Cames (8-8-1922 | 1-2-1924)

Diplomático de carrera, era hijo de un comerciante canario originario de Yaiza (Lanzarote) y emigrado a Uruguay, por lo que en octubre de 1916 aceptó su nombramiento como vicecónsul de ese país en Santa Cruz de Tenerife, siendo ascendido años después a cónsul. Desarrolló una intensa actividad durante su mandato. En el curso 22-23, el CD Tenerife disputó 52 partidos y conquistó la Copa La Suprema, el Medallón Sixto Machado y una primera liga insular denominada Campeonato Nivaria. Con futbolistas como el portero Baudet, Bello, Cabrera, Cárdenes, Graciliano Luis y Raúl Molowny, el conjunto blanquiazul realizó una exitosa gira por Madeira.

Juan Muñoz Pruneda (1-2-1924 | 15-6-1926)

Ingeniero militar, fue nombrado vicepresidente en octubre de 1923 y tres meses y medio después presidente. Autor del proyecto de construcción del Stadium, el actual Heliodoro, en enero de 1924 –aún como vicepresidente– pasó a formar parte del comité encargado de supervisar las obras. Bajo su mandato, el Tenerife conquistó el Medallón Sixto Machado, incorporó a Ángel Arocha desde el filial, se adjudicó una oficiosa liga insular 25-26, llevó a su nuevo hogar a clubes del nivel del Sevilla o el Español y fichó como vocal a José Díaz Prieto, luego secretario general blanquiazul durante casi cuarenta años.

Fernando Arozena Quintero (15-6-1926 | 13-3-1927 y 9-11-1927 | 3-11-1928)

Miembro de la junta de Muñoz Pruneda, ocuparía la presidencia con un paréntesis de ocho meses en la recta final de la convulsa temporada 26-27, cuando, en medio de la tensión creada por la división de Canarias en dos provincias, se creó un Campeonato Regional vetado al CD Tenerife. Tras dimitir en marzo de 1927, regresó, incorporando a su junta a Pelayo López como vicepresidente y a José Díaz Prieto como secretario general.

Arturo Rodríguez Ortiz (13-3-1927 | 26-7-1927)

Nacido en Cuba y militar de carrera, ocupaba el empleo de comandante cuando accedió a la presidencia, en medio de una temporada crítica –por haberse excluido a la entidad de un campeonato regional en el que sí estuvieron Fomento e Iberia– y al dimitir la directiva que presidía Arozena. Pese a las dificultades, avaló el fichaje de un futuro ‘crack’ como Luzbel y traspasó a Arocha al Barcelona para sobrevivir económicamente. Acabada la temporada, dejó el club a una gestora presidida por Pelayo López.

Pelayo López y Martín-Romero (3-11-1928 | 20-5-1939)

Presidente de la primera edad de oro del CD Tenerife, en el verano de 1927 ya había dirigido una gestora que se ocupó de la entidad para evitar un vacío de poder y luego ejerció de vicepresidente en el segundo periodo de Fernando Arozena. Su prolongado mandato le daría estabilidad. Incorporó a Bernardino Semán –luego devenido mito blanquiazul– y, progresivamente, a Arencibia, Rancel o Arsenio Arocha. Bajo su mandato, el Tenerife encadenó cuatro títulos insulares consecutivos, lo que le facultó para participar en dos ediciones de la Copa de España (hoy Copa del Rey) y convertirse en un referente regional. Con ese caché, y gracias a las gestiones de Díaz Prieto, el Stadium se quedó pequeño en la primera mitad de los años treinta para recibir a equipos como Betis, Madrid, Donostia (actual Real Sociedad), Athletic Club, Atlético de Madrid, Wien (Austria) o el Everton del legendario Dixie Dean. La fama adquirida por el equipo blanquiazul hizo que fuera reclamado para giras por Madeira o la Península, ganando como visitante a Atlético Madrid (1-2) y Barcelona (1-2) y enfrentándose con éxito en Gran Canaria a Madrid o Liverpool.

Heliodoro Rodríguez López (20-5-1939 | 12-8-1939 y 17-10-1939 | 4-3-1950)

Aficionado birria de primera generación, estaba destinado a ser el presidente blanquiazul tras la marcha de Pelayo López a Madrid, pero el régimen franquista retrasó su nombramiento y le llegó a apartar del cargo durante algo más de dos meses. Con una visión de futuro impropia del fútbol, Rodríguez López entendió que el del Tenerife pasaba por contar con los mejores jugadores y un estadio propio. Selló el regreso de un mito como Bernardino Semán y con una plantilla ya notable en el curso 40-41 lograría un doblete histórico: campeón insular y campeón de la primera Liga Interregional. Luego cerraría un ciclo glorioso al obtener tres títulos regionales consecutivos. Encargó al prestigioso arquitecto Marrero Regalado la ampliación y reforma del Stadium, la instalación, obra que se haría por fases y se interrumpiría tras su fallecimiento.

Antes de fallecer en marzo de 1950, había logrado que la Federación Española permitiera a los dos campeones canarios jugar una liguilla de ascenso a Segunda División. No pudo ver su sueño cumplido, pero dejó una honda huella en todo el fútbol insular. Dos días después de su muerte, fue el Iberia, uno de los grandes adversarios locales del Tenerife, el que propuso que el Stadium llevara el nombre del desaparecido presidente. Y del Real Unión, el eterno rival blanquiazul, partió la propuesta de crear un torneo en su memoria que setenta años más tarde pervive: la Copa Heliodoro Rodríguez López.

Eduardo Valenzuela Rodríguez (12-8-1939 | 17-10-1939 y 1-8-1967 | 23-10-1968)

Entusiasta aficionado birria, ocupó la presidencia en dos etapas delicadas y desde finales de los años ochenta ostentó la condición de socio número 1 de la entidad. Con apenas 25 años, fue designado presidente al ser apartado del cargo Heliodoro Rodríguez. Obligado a revitalizar un equipo que llevaba dos años parado, sobrevivió con el traspaso de Semán al Español y completó el grupo que permitiría ganar la liga insular 39-40 y luego sería decisivo en el tricampeonato regional. Tras la marcha de López Gómez en el verano de 1967, se hizo cargo de la presidencia en una temporada complicada que acabó con el descenso a Tercera División [hoy Primera RFEF].

Antonio Perera Hernández (20-4-1950 | 21-4-1952)

A su perseverancia se debe que la entidad no fuera engullida a principio de los años cincuenta por la recién creada Unión Deportiva Tenerife y que veinte años más tarde –bajo la presidencia de González Carrillo– recuperara su nombre, después de que un acuerdo con el Atlético de Madrid hiciera que el club fuera designado como Tenerife Atlético. Miembro de varias directivas de Pelayo López, también fue un eficaz colaborador de Heliodoro Rodríguez y luego su vicepresidente, sustituyéndole tras su fallecimiento. Presidente interino, fue refrendado en el cargo justo en las vísperas de la liguilla de ascenso a Segunda División que acabó sin premio para el CD Tenerife.

Imeldo Bello Alonso 21-4-1952 / 15-5-1953

Llevó al club a la modernidad –y a las categorías nacionales– en su breve mandato. Aficionado birria desde joven, era vicepresidente primero de la directiva de Antonio Perera cuando pasó a presidir la entidad y desarrollar una actividad frenética para preparar al CD Tenerife ante la nueva oportunidad de acceder a las categorías nacionales. Al mando de las operaciones deportivas, a principios de junio viajó a la Península para contratar a Carlos Muñiz como entrenador y repescar a dos tinerfeños que pertenecían a los filiales del Real Madrid, el defensa Perla y el extremo Óscar, vitales en el ascenso a Segunda División logrado el 31 de mayo de 1953.

Domingo Pisaca Márquez (15-5-1953 | 6-6-1956 y 29-8-1972 | 15-6-1973)

Décimo presidente del CD Tenerife, mantuvo la tradición de acceder al cargo desde la vicepresidencia, que ocupó en la directiva de Imeldo Bello. Se estrenó como máximo responsable con la eliminatoria ante el Orihuela, culminada con el ascenso blanquiazul a las categorías nacionales. Luego debió afrontar momentos muy complicados por el enorme gasto que suponía cada desplazamiento a la Península. Alejado de los focos casi una década, al inicio de los años setenta se sumó a la directiva de José González Carrillo para luego ocupar la presidencia, en una segunda etapa, en la temporada 72-73 y en un ambiente convulso, con un equipo plagado de canteranos.

José Badía Galván (20-7-1956 / 31-7-1957)

Nombrado presidente “por aclamación”, conformó una directiva amplia y representativa, integrando en su junta a empresarios de peso, exdirigentes, viejas glorias futbolísticas y Rafael Clavijo, un joven abogado de 31 años que con el tiempo sería presidente del Cabildo Insular. Badía obtuvo también la ayuda del doctor Ángel Capote –otro birria de cuna decisivo en la historia del CD Tenerife– que evitó la desaparición de la sociedad con un préstamo sin intereses de 800.000 pesetas. El club no pudo hacer fichajes y acabada la temporada tras una agónica permanencia, presentó su dimisión.

Lorenzo Machado Méndez-Fernández de Lugo (9-9-1957 / 21-5-1959)

Militar de carrera, era general en la reserva cuando accedió a presidir un CD Tenerife en una delicada situación económica. Con la plantilla ya definida, renegoció la deuda contraída con la Caja General de Ahorros. Y en febrero de 1958, tras encadenar el Tenerife su octava derrota como visitante en Cádiz (2-1), ordenó al vicepresidente Perera que viajara con Antonio el Loco y Antó, que se habían quedado en la Isla, con “órdenes precisas” dirigidas al técnico José Espada: debían ser titulares. Fue el inicio de una escalada que llevó al Tenerife 57-58 al subcampeonato y a la cuarta plaza un año después. Cansado de las críticas, dimitió al finalizar la temporada siguiente.

Ricardo Hodgson Lecuona (15-6-1959 | 4-4-1961)

Sin dinero para fichar, en diciembre de 1959 tomó decisiones de calado: el club trasladó su sede a la calle Viera y Clavijo y cambió de uniforme, adoptando el pantalón blanco y la camiseta blanca con una franja azul sobre el pecho para atraer a los seguidores de Real Unión, Price o Hespérides. Además, creó un equipo filial, el Tenerife Aficionado, al tiempo que estrechaba vínculos con el Real Unión con el fichaje de Yeyo Santos. Para la temporada 60-61, acertó con los fichajes (Correa, Borredá, Vicedo, Domínguez), sin descuidar la cantera: Ñito, José Juan… A falta de tres jornadas, y con el Tenerife 60-61 como sólido líder, dimitió, renunciando a la gloria del ascenso.

José Antonio Plasencia Martínez (28-6-1961 | 15-11-1961)

Abogado y empresario, tuvo una presidencia breve y convulsa, lastrado por las injerencias políticas y la desunión entre las familias blanquiazules. Pero al menos pudo, como presidente interino, disfrutar del ascenso a Primera División. Ya en la élite, su presidencia quedó herida de muerte en el descanso de un Tenerife-Valencia: bajó a los vestuarios y dijo a los jugadores que siguieran una táctica distinta a la ordenada por el técnico Brocic. Luego, un grupo de directivos sometió su gestión a una junta de compromisarios. Y aunque la censura no era vinculante, al día siguiente renunció “por enfermedad” y dejó el club en manos de su vicepresidente, Raimundo Rieu.

José López Gómez (30-5-1962 | 12-7-1967 y 19-1-1977 | 12-5-1986)

Birria desde la cuna y presidente en dos etapas, siempre estuvo ligado a la entidad (jugador, socio, mecenas y hasta fotógrafo). En 1962, y con una política de gasto cero, el Tenerife se mantuvo en Segunda División y conquistó el Trofeo Amberes “a la mejor labor de cantera” en el curso 63-64. Además, en su mandato se inauguró la iluminación artificial del Heliodoro. En 1967, en una asamblea de compromisarios, afrontó una moción de censura que no tenía carácter vinculante, pero entendió que debía irse.

Diez años después, fue nombrado otra vez presidente con cien millones de pesetas de deuda y sin entrenador, apartado por la junta gestora. Pese al descenso a Segunda División B, ganó las elecciones de octubre de 1981 a Avencio Hernández y pudo disfrutar del ascenso a Segunda en 1983, manteniéndose en el cargo hasta mayo de 1986, tras un nuevo descenso a Segunda B. En marzo de 1988, tras perdonar treinta millones de pesetas “por amor al club”, llegó un acuerdo con Javier Pérez para recuperar 57 kilos y cancelar sus préstamos a la entidad. En 2021, sus herederos cedieron al CD Tenerife un fondo de más de dos mil imágenes históricas de la entidad.

José González Carrillo (14-5-1969 | 24-8-1972)

Se hizo cargo del Tenerife en Tercera División [hoy Primera RFEF] con 34 millones de pesetas de deuda y solo 2.700 socios. Apostó decidido por la cantera y eligió a Francisco Javier García-Verdugo como técnico. Y aunque el Tenerife se quedó a las puertas del ascenso en la campaña 69-70, lo hizo el curso siguiente con un equipo plagado de expertos (Domingo, Juan Miguel, Quico, Pepito, Lelio, Juanito, Jorge) y cuasi adolescentes como Óscar, Medina, Cantudo o Felipe. En la temporada 71-72, recuperó al veterano José Juan y tuvo que vender a Juanito al FC Barcelona por cuatro millones “para seguir sobreviviendo”. En el verano de 1972, organizó las Bodas de Oro y dimitió.

Cristóbal González Cano (15-6-1973 | 4-12-1974)

El traspaso de Antonio Cantudo al Sevilla en el verano de 1974 marcó su presidencia. Vista con perspectiva, la operación fue un acierto colosal, pero en la grada no la entendió. Los doce millones de pesetas recibidos fueron la mayor venta realizada jamás por el Tenerife. En su estreno presidencial, pescó en el mercado de Uruguay al técnico Moll, el extremo Ferreira y el ariete Kraus. El equipo acabó cuarto y rozó el ascenso a Primera. Pero en el curso 74-75, con el Tenerife colista, un error de Báez ante el Rayo enloqueció al Heliodoro, que volcó su ira contra portero, técnico y presidente. González Cano dimitió tres días después.

Julio Santaella Benítez (9-1-1975 | 31-10-1976)

Futbolista sobresaliente y miembro del mítico Tenerife 60-61 que logró el ascenso a Primera División, Colo Santaella fue elegido presidente al ganar las elecciones a Enrique Perera Reyes. Su presencia y su carisma pacificaron el ambiente que vivía el tinerfeñismo mediados los años setenta y con José María Negrillo de entrenador, el Tenerife 74-75 firmó una permanencia cómoda. Con la contratación de Felipe Mesones como técnico, diseñó un Tenerife 75-76 solvente que soñó con el ascenso hasta que un 0-3 ante el Córdoba le alejó del objetivo.

Javier Pérez y Pérez (19-6-1986 | 19-12-89 y 12-3-1990 | 30-12-2002)

Médico y profesor de la Universidad de la Laguna, se hizo cargo del club 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros) de deuda y recién descendido a Segunda División B. Convenció al Cabildo para acometer una profunda remodelación del Heliodoro y su primera temporada se cerró con un ascenso a Segunda División. En el curso 88-89 apostó por un técnico como Benito Joanet y diez meses más tarde, tras una inolvidable promoción ante el Betis, la Isla celebraba el regreso a la élite.

Tras la vuelta a Primera, no tardarían en llegar metas mayores: fichajes superlativos, dos triunfos ante el Madrid que dieron protagonismo planetario a la Isla, la clasificación para la Copa de la UEFA, los entrenadores de prestigio, la gestas ante Auxerre, Lazio o Brøndby, la agónica salvación frente al Valencia en el Heliodoro y hasta un segundo ascenso en Leganés en 2001.

Víctor Pérez-Ascanio (30-12-2002 / 15-2-2006)

Presidente tras derrotar a Javier Pérez en unas elecciones en las que se unió a la plancha encabezada por Quico Cabrera, apostó por una economía de subsistencia y por los entrenadores de la tierra –David Amaral, Martín Marrero o José Antonio Barrios–, de cuya mano encontraron huecos canteranos como Ayoze Díaz, Roberto Carlos, Vitolo, Cristo Marrero, Julio Hormiga o Ayoze García. En diciembre de 2005, tras una derrota (1-2) ante el Ferrol, anunció su dimisión.