Una vez más el cuadro de Pedro Martínez pagó caros sus errores. La escasa aportación ofensiva volvió a dejar a los canarios en menos de sesenta puntos, que continúan con serios problemas en el tiro exterior (en esta ocasión 1 de 14). La falta de concentración en el tercer cuarto volvió a ser definitiva, dejando el choque en franquicia para los locales.
El Valencia demostró una vez su superioridad y se distancia de los canarios en la clasificación. Nelson volvió a ser el líder con 15 puntos, insuficientes para poder doblegar al conjunto taronja.
Apoyado en su solida defensa, el Herbalife Gran Canaria sorprendió al cuadro valenciano, volcando su juego en la pintura buscando a sus hombres interiores y creando espacios para las entradas de Newley y Nelson. Mientras duró esta circunstancia, los amarillos tomaron una clara ventaja en el marcador, 8-19, anotando con mucha fluidez, hasta que Perasovic alzó la voz.
Valencia Basquet subió una marcha y en menos de tres minutos tiró por la borda todo el trabajo del Herbalife Gran Canaria con un parcial de 11-0, dejando atónito a todo le plantel isleño. Báez fue el encargado de romper la defensa valenciana, que consiguió frenar en seco la fluidez ofensiva de los grancanarios.
Con la misma intensidad y el control del rebote por parte del cuadro de Persovic, comenzó a desaparecer la igualdad del choque inclinándose la balanza para el bando local. Como no podía ser de otra manera, Doellman lideraba la anotación, al igual que sucedió en los precedentes de Liga y Copa.
Ambos equipos continuaron con corrientes muy diversas, ya que mientras el Valencia se crecía con el paso de los minutos, los nervios se empezaron a apoderar de los canarios. Incrementó incesantemente el número de pérdidas en línea de pase, regalando canastas fáciles al rival y poniendo una losa cada vez más pesada para los intereses del Herbalife Gran Canaria.
El ritmo cansino de los amarillos se mantuvo durante el último cuarto, acompañado del desastroso acierto en el tiro exterior (1 de 14), dejando a Valencia imponer su juego y avanzar con paso firme hacia el triunfo, que ya no se escaparía.