Escenas de auténtica guerrilla urbana se han vivido en las últimas horas de este domingo, en los aledaños del estadio Olímpico de Roma, tras la suspensión del partido liguero que debía disputar el conjunto romano ante el Cagliari, por la muerte de un aficionado del Lazio presuntamente por un disparo de la policía.
Cientos de aficionados ultras, pese a la noticia de que el Roma-Cagliari se aplazaba, se reunieron avanzada la tarde en los alrededores del Olímpico e iniciaron a protagonizar una serie de tristes incidentes que ha traído consigo heridos, de momento de carácter leve, detenciones y asaltos a diversos edificios.
Los primeros incidentes en Roma, a cientos de kilómetros del escenario de la muerte del seguidor lacial Gabriel Sandri que tuvo lugar en una estación de servicio de la autopista de Arezzo (Toscana, centro de Italia) y al mediodía, se produjeron sobre las 18.00 hora local (17.00 gmt), cuando alrededor del Olímpico se produjo una auténtica batalla.
Los ultras romanistas, que intentaron entrar en el estadio, lanzaron petardos e incendiaron todo cuanto se encontraron a su paso: motos, coches, cubos de basura. Así como intentaron asaltar un autobús que por allí pasaba y con gente dentro, moviéndolo como si deseasen volcarlo.
Para evitar mayores incidentes tuvo que intervenir la policía llegada al lugar, lo que hizo que las iras de los seguidores radicales se volcaran sobre los agentes del orden.
A los ultras romanistas se unieron luego parte de los laciales que se habían reunido, a golpe de internet y de mensajes, en una cercana plaza en teoría para homenajear y recordar al fallecido Sandri.
El ya más numeroso grupo de ultras abandonó brevemente las cercanías inmediatas del estadio, cruzó el puente sobre el río Tiber y asaltó uno de los cuarteles que alberga al sector móvil de la policía en la capital italiana y que no se encuentra muy lejos de la zona.
Así, unos doscientos seguidores, algunos con el rostro cubierto y armados con piedras y bates, se encaminó hacía el cuartel de la policía, procediendo a quemar vehículos, a romper las barreras de protección y cristales del edificio. También quemaron un autobús y un vehículo que encontraron a su paso, y dañaron una pastelería que se encuentra cerca del edificio policial.
El ataque motivó la inmediata reacción de los agentes del orden en servicio, los cuales se vieron obligados a lanzar gases lacrimógenos y efectuar cargas para evitar la acción de los ultras.
Dos de los asaltantes, un hombre y una mujer, que llevaban los rostros cubiertos y estaban armados con bates, han sido inmediatamente arrestados.
Algunos testigos de los lamentables incidentes han indicado a medios locales que fueron lanzadas numerosas piedras contra el cuartel de la policía, así como petardos.
No contento con ellos, el ya más numeroso grupo ultra, volvió sobre sus pasos, regresó a los aledaños del Olímpico y asaltó la sede del Comité Nacional Olímpico Italiano (CONI), que se encuentra en las cercanías del estadio. No sin antes bloquear una de las vías de acceso para impedir la rápida llegada de la policía.
Se dirigieron a la entrada del palacio del CONI, rompiendo las puertas de vidrio de acceso y obligaron a los vigilantes que en esos momentos estaban a montar toda una barricada dentro del edificio.
En tanto, los ultras destrozaban algunas de las partes internas del edificio del CONI, especialmente su vestíbulo, con petardos y a golpes de bate.
Resultaron dañados los mármoles que allí se encuentran, ordenadores, y destruyeron totalmente el reloj que marca la cuenta atrás hacía el inicio de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y que, años antes, marcó el del comienzo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006.
El palacio del CONI se encuentra apenas a un centenar de metros del estadio Olímpico, en el Foro Itálico, y no muy distante de la zona en que, poco antes, dos centenares de personas habían asaltado un cuartel de la policía, quemando varios automóviles y un autobús.
Como consecuencia de estos enfrentamientos, así como los previos acontecidos en las cercanías del estadio, se habrían producido una decena de heridos entre los miembros de las fuerzas del orden, si bien ninguno de carácter preocupante.
La nueva intervención de los agentes del orden, cada vez más numerosa en efectivos, devolvieron la normalidad en un CONI que quedó seriamente dañado.
Pero no paró la acción de los ultras, quienes siguieron su guerrilla escapando a calles posteriores al Olímpico y volviendo a dañar en su retirada recipientes de basura, motos y vehículos, uno de ellos de los carabineros (policía militarizada).
En tanto, la policía ha detenido a otro ultra y ha retomado el control de la zona, viéndose obligado a aislar la zona y prohibir la circulación, lo que ha motivado numerosos inconvenientes para los automovilistas, pues cabe indicar que se trata de una de las vías de salida de la capital.
La policía, que sigue en estado de alerta por si se produjesen nuevos brotes violentos, ya intenta identificar a la mayor parte de los participantes de los incidentes, utilizando para ello también las imágenes tomadas por las videocámaras que están en la zona. En contra está que la mayoría de los asaltantes llevaba la cara tapada.