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Rassmusen y Contador se jugarán el Tour de Francia en el Aubisque

El kazako Alexandre Vinokourov, del Astana, tiró de orgullo para apuntarse la decimoquinta etapa del Tour, disputada entre Foix y Loudenvielle, de 196 kilómetros, en la que Rasmussen, que conservó el liderato, y el español Alberto Contador se confirmaron como aspirantes al triunfo final, después de un apasionante duelo en el que metieron un minuto a sus principales rivales y se alejaron más en la general.

Vinokourov, herido en su orgullo y sin opciones al podio, salió dispuesto a apuntarse su quinto triunfo en el Tour, se alistó en una escapada numerosa y remató en solitario tras atacar en el último puerto, el Peyresourde, donde ya se marchó imparable hasta la meta, donde se presentó con 51 segundos de ventaja sobre el luxemburgués Kim Kirchen (T-Mobile) y el español Haimar Zubeldia (Euskaltel)

Juanjo Cobo (Saunier), a 58 segundos, Juanma Gárate (Quick Step) y David Arroyo (Caisse D'Epargne) cruzaron por este orden firmando así la gran actuación de los españoles en la segunda cita pirenaica, en la que Alberto Contador no pudo eliminar a Rasmussen a pesar de que el madrileño lanzó hasta cinco ataques al danés, pero no hubo manera de plantar al Pollo, agarrado con pegamento al maillot amarillo.

El ya líder del Discovery y Rasmussen cruzaron la meta juntos, a 5.31 de Vino y metieron 56 valiosos segundos en la cuenta del australiano Cadel Evans y del alemán Andreas Kloden, quienes volvieron a ceder ante el huracán madrileño, valiente hasta límites suicidas. Ya se encuentran en la general tercero y quinto, respectivamente, a 4 minutos y 5.34. Intercalado en la cuarta plaza está el estadounidense Levi Leipheimer, a 5.25.

La etapa de los 6 puertos, previa a la jornada de descanso, dejó claro que el Tour irá a parar al palmarés de un escalador. Contador y Rasmussen quedaron citados en duelo para la etapa reina del Aubisque y la contrarreloj de Angulema. Son los más fuertes y van a ofrecer espectáculo pata negra antes de París.

En busca de la escapada consentida

La etapa comenzó camino del Col de Port (Segunda categoría) con muchos nombres ilustres en la modesta labor de meterse en una escapada consentida. Quien se lo diría hace apenas una semana a los Vinokourov, Menchov, Valverde, Pereiro y compañía.

Pues se prestaron a ello y algunos lo encontraron, como Vinokourov, que se incrustó en la expedición de hombres que partió a conquistar puertos míticos en el kilómetro 47. Iban muchos españoles: Daniel Navarro (Astana), Zubeldia, Landaluze y Rubén Pérez (Euskaltel), Juanma Gárate (Quick Step), Menchov (Rabobank), Patxi Vila (Lampre), David Arroyo (Caisse) y Juanjo Cobo (Saunier).

En el Col de Aspet (Segunda categoría, kilómetro 98), donde murió el italiano Casartelli en 1995, la fuga pasó con 7 minutos de renta, sin el menor agobio procedente del pelotón. En el Col de Menté (Primera categoría, kilómetro 114) Gárate coronó al frente con le grupo del líder a 8.30 y así, en buena armonía se presentó el Port de Balés (Categoría especial, kilómetro 159), dificultad inédita de dureza comparable en algunos tramos al Tourmalet, con kilómetros enteros al 10% de desnivel.

Landaluze redujo el grupo a 5 unidades y el luxemburgués Kim Kirchen estrenó la cima con el suizo Schopp y Arroyo a continuación. El grupo de Vinokourov a 43 segundos y el del líder Rasmussen y Contador a 6.45.

El Astana intentó montar la estrategia con el arranque de Kashechkin, que a su vez llevaba por delante a Vino, Navarro e Ivanov, pero las fuerzas fallaron en casi todos, menos en el ex jefe, que tenía preparada la traca.

Y la quemó en el Peyresourde (Primer categoría, kilómetro 184), donde arrancó Vinokourov para despedirse de sus rivales hasta otro día. Hizo un descenso marca de la casa, es decir, escalofriante, y alzó los brazos para celebrar su segunda etapa de la presente edición y la quinta de su palmarés.

Ataque demoledor

Por detrás la fiesta la inició Contador a 3 kilómetros de la cima del Peyresourde. Le tenía ganas a Rasmussen porque le intentó timar un día antes. El de Pinto arrancó la primera vez para descolgar a Evans y Kloden. Objetivo cumplido. Faltaba el de amarillo. Y dos ataques más. No había manera de soltar a Rasmussen. Bajaron el puerto juntos, al ritmo de Contador, y en el repecho final otro latigazo. Y nada.

La esperanza del ciclismo español zanjó el asunto con un mordisco de casi un minuto a otros rivales directos, pero al Pollo no hubo manera de hincarle el diente. Está claro que vale la pena ser valiente. La próxima cita, en el Aubisque. Será un duelo en la cumbre.

El pelotón disfrutará el martes en Pau de la segunda jornada de reposo del Tour de Francia, antes de afrontar la etapa reina con final en el Aubisque. Tiempo para planificar la hora de la verdad de la carrera.