La primera ocasión en la que traté, profesionalmente, con Tino Luis fue en una rueda de prensa, sobre el césped del Estadio Insular, que el entrenador no pudo ofrecer entre lágrimas. Acababa de dimitir como técnico de Las Palmas Atlético tras su primer partido oficial al frente del filial amarillo. Se iba porque no aceptaba injerencias en su trabajo. Lo dejaba porque, simplemente, no quería que Manolo Torres (director de fútbol por aquella época del club de Pío XII) metiera mano en sus alineaciones.
Este martes, a primera hora de la tarde y casi seis años después de aquel encuentro, Manolo Morales (jefe de Deportes de CANARIAS AHORA RADIO) me llamó para comunicarme que el Universidad había tomado la decisión de destituir a Tino Luis como entrenador de su primera plantilla. Lo despedían con el equipo quinto, a un sólo punto del cuarto clasificado (los cuatro primeros disputarán la fase de ascenso a la Liga BBVA), con sólo cuatro puntos de desventaja con el líder y cuando restan cinco jornadas para el final de la competición.
En el club colegial se apunta que la decisión se toma en busca de un revulsivo. Un estímulo para lograr el primer objetivo: optar al salto de categoría. El juicio de la entidad en la que Gómez Cáceres ordena y dispone es, evidentemente, respetable. Y, de seguido si quieren, pueden caer todos los topicazos que adornan este tipo de sentencias en el fútbol. Pero, atendiendo sólo a uno, el que subraya que los resultados mandan, toda la cuestión se desploma sin objeción.
Tino Luis ha estado al mando del Universidad en 113 partidos oficiales (sin contar la Copa del Rey): 99 de liga regular y cuatro en fases de ascenso a Segunda división. Del total de encuentros, el equipo colegial fue capaz de ganar 55 (el 48,6%, casi uno de cada dos duelos acabaron con victoria del Uni), empatar 31 y perder sólo 27. Los números son tan rotundos que en 86 de los 113 choques (un 76,1%) el conjunto grancanario llegó a puntuar. Desconozco cuántos entrenadores, en categoría profesional (de Primera a Segunda B), superan las estadísticas de Tino Luis al frente del Universidad durante las tres últimas campañas, pero estoy seguro que muy pocos.
Pero más allá de la frialdad que pueden mostrar cierta cantidad de registros y recuentos, Tino Luis ha dejado mucho más. Un trabajo tangible y concreto. Le respalda el buen juego que desplegó el Universidad en la temporada 2005/2006, en la que su equipo firmó partidos notables (al ritmo que marcó un espléndido Ángel Sánchez) y se proclamó campeón del Grupo I por encima de conjuntos como Pontevedra, UD Las Palmas o Rayo Vallecano, con presupuestos muy superiores al de su club.
La destitución, además, se produce justo cuando el curso llega a su fin y los objetivos están al alcance de la mano. Llega en una temporada en la que ha tenido que lidiar con un vestuario marcado por el impago de un buen número de nóminas. Pero Tino Luis jamás levantó la voz ni protestó. Trabajó al máximo para dejar al equipo a un paso de su objetivo.
Y como se fue aquel día del Estadio Insular, perjudicado y boicoteado por Manolo Torres con el beneplácito de Gonzalo Angulo, ahora se va sin hacer ruido y con la satisfacción que da el trabajo bien hecho. Él no ha fallado. Han fallado otros, que llevan al Universidad proa al marisco.
PD- Le deseo un buen puñado de suerte a Paco Castellano. La va a necesitar.