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Venus Williams devuelve la bola a su hermana Serena

Pues no hubo arreglo familiar. Mucho se había escrito la víspera de la final femenina sobre unas declaraciones de Elena Dementieva, semifinalista frente a Venus, que insinuaban la posibilidad de que el partido entre las dos hermanas quedara sellado de antemano en el hogar de las estadounidenses.

No hubo arreglo familiar y, además, acabó ganando Williams. Esto es, el espectáculo que ofrecieron este sábado en la Catedral del tenis las dos mejores tenistas de este milenio sobre hierba. Quizá también lo sean en el aspecto global. La historia lo dirá. Hoy en concreto ganó Venus, que suma ya su quinto título de Wimbledon y se iguala, por ejemplo, a Roger Federer, como tenista campeón cinco veces en Londres. Todo a la espera de lo que suceda el domingo, por supuesto.

Tampoco es que se hubiera sospechado con el famoso arreglo. Pero sí se había escrito y contado que todo quedaría en casa, que las Williams dormían bajo el mismo techo, que el interés no sería el mismo y mucho más. Incluso Serena había apuntado que gritaría menos contra su hermana, que siempre grita menos, quizá, por mantenerse más concentrada.

Pues bien, Serena y Venus se gritaron y se golpearon durante casi dos horas hasta que una de las dos se acabó por rendir. Richard Williams, el padre y entrenador de los dos prodigios, afirmó que se marchaba para Estados Unidos, que no le gustaba ver jugar a sus hijas entre ellas. “Es como verlas pelearse en el salón”. Y sí, se refería a algo muy parecido a lo de hoy.

Serena, la menor de las dos, comenzó más centrada. Le rompió el saque a las primeras de cambio a su rival y le hizo un juego en blanco en el segundo. Mientras, Venus e esforzaba por controlar el terrible viento de hoy en la Central y fallaba con el mejor arma del que dispone. Además, el resto que se gastaba su hermana al comienzo del choque no le ayudó a rehacerse.

Entre grito y grito, mientras, la grada se divertía. Más sombreros hoy y mejor surtido de comentarios espontáneos. Los silencios, además, más reverenciales. Vimos hasta un punto que se habría ido fuera por mucho y que el viento trajo de nuevo a la pista. Entonces alguien gritó desde la grada: “¡Serena, usa la fuerza!”, y la menor de las dos hermanas se vino arriba por un momento espoleada con la magia de la Central.

Las dos hermanas firmaron una gran final de Wimbledon. No se dieron a largos peloteos -los que hubo, espectaculares- y jugaron un buen puñado de bolas cortas: saque potente, subidas a la red o golpes ganadores a mitad de la pista, aplausos sinceros y a por otro punto. Lo cual devuelve Wimbledon a su esencia, algo que agradeció el público de la Pista Central.

Venus pudo devolver la ruptura a su hermana para ponerse 4-4 y peleó el noveno juego con su saque hasta la extenuación para situarse 5-4. La segunda ruptura de la aún tetracampeona le sirvió para cerrar el primer set por 7-5 en 54 minutos.

La segunda manga comenzó de forma parecida. Un gran resto y una derecha ganadora dejaron muy cerca la ruptura para Serena, que acabó por conseguirla en el tercer juego después de haber necesitado hasta 7 bolas de 'break' con ese saque de Venus.

Sin embargo, Venus le devolvió de nuevo el 'break' en el siguiente juego con dos malas elecciones de Serena en la red. Y es que Serena eligió quizá los peores momentos para atacar a su oponente y Venus la replicó con bolas a la línea o paralelos ganadores.

De forma paralela, le volvió a romper un último saque para cerrar el partido por 7-5 y 6-4 en 1 hora y 51 minutos y adjudicarse su quinto título en el All England Tennis Club de Londres.

Venus, más elegante, más contundente, fue un poquito mejor hoy que su hermana, más teatral, en constante diálogo consigo misma, en una batalla personal que hizo las delicias de la grada.

La cinco veces vencedora de Wimbledon bromeó al recibir el premio delante de la Central y explicó que su “principal trabajo” era ser “hermana mayor” y se lo tomaba “muy en serio”. Hoy ofreció todo un ejemplo de responsabilidad.

La hermana menor, Serena, aceptó su papel de aprendiz, al menos en esta ocasión, y replicó a la mayor con un tenis de quilates. Además, la venció en 'aces'. “He trabajado muchísimo y he estado luchando por todo y estoy muy contenta de que, al menos, una haya podido ganar”, supo bromear también.

Divertidas, jóvenes y prodigiosas, con ellas empieza y acaba Wimbledon. Esta misma tarde disputarán la final de dobles femeninos. Sería su tercer entorchado como pareja. En lo individual, ya llevan siete.