El ruso Vladimir Efimkim, del Caisse D'Epargne, se convirtió en el zar de oro de los Lagos de Covadonga después de alzarse con una brillante victoria en solitario en la cuarta etapa de la Vuelta, la primera con final en alto, en la que Denis Menchov y el español Carlos Sastre respondieron a su condición de favoritos.
Día de gloria para Efimkim, corredor joven de 25 años, en una cima mítica de la ronda española, conquistada a base de fuerza y valentía, a lo campeón, en solitario, con premio añadido del maillot oro de la general. El tercer ruso que se corona en la cima asturiana, después de Tonkov (1997) y Zintchenko (2000)
El corredor de Kuiphsev, escapado con una treintena de corredores desde el kilómetro 15, marcó un tiempo de 4 horas, 39 minutos y 56 segundos. A 1.06 minutos llegaron el italiano Leonardo Piepoli (Saunier), el belga Devolder (Discovery), otro ruso, Denis Menchov (Rabobank), el francés Maxime Monfort (Cofidis) y Carlos Sastre. A 1.28, retorciéndose, se presentó el segundo clasificado del Tour, el australiano Cadel Evans (Predictor).
El ascenso a los Lagos dañó ligeramente a Óscar Pereiro, que cedió 1.57, pero sacudió las ilusiones de otros como Gómez Marchante, quien cedió 2.23 y Samuel Sánchez, que llegó a meta a 2.29, diferencias considerables en el primer examen serio de la presente edición.
Efimkin, que consiguió su sexta victoria profesional desde su debut en 2005 en las filas del Barloworld, anunció que se hará fuerte al frente de la general, en la que aventaja en 1.06, y por este orden, a Menchov, Sastre, Monfort, Devolder y Piepoli. Pereiro, que no aguantó el ritmo de los más fuertes, espera a 1.57.
“Mi hermano gemelo es mejor que yo”, fue lo primero que declaró Efimkin cuando se le preguntó por su triunfo, en un alarde de promoción laboral de familiar. Y respecto a sus posibilidades con el maillot oro, tampoco se cortó: “Todo es posible. Cuando gané la Vuelta a Portugal tampoco creían en mi, ahora por qué no puede pasar lo mismo”, señaló feliz.
Multitudinaria escapada
La etapa estuvo marcada por una multitudinaria escapada que se formó en el kilómetro 15, en la que se incrustaron gregarios de los favoritos con la idea de trabajar de enganche a la hora de la verdad. El CSC de Sastre mandó a Kolobnev, Sorensen y Vandevelde, el Caisse D'Epargne de Pereiro a Efimkim, Horrach y Chente, el Predictor de Evans a Aerts y Horner, el Saunier de Marchante a Lobato y Litu Gómez y el Euskaltel de Samuel Sánchez a Gaspalsoro y Aitor Hernández.
Poco más de 6 minutos en el kilómetro 60 fue la máxima renta de la numerosa excursión, donde todo el mundo colaboraba para llegar al pie de los Lagos con alguna esperanza de éxito. Pasada la capilla de la 'santina' la desventaja del grupo principal apenas llegaba a los 2 minutos. Entonces el ruso Vladimir Efimkim agarró la batuta y despidió a todos sus compañeros de aventura. Se marchó en solitario rampas arriba, hasta la victoria, sin mirar atrás. Pura confianza.
Llegados a ese punto, con 12,6 kilómetros de ascenso al 7,6% de pendiente media, los favoritos asomaron la cara. El CSC tensó la cadena con Iñigo Cuesta al frente. La primera carta de Carlos Sastre sobre la mesa. La que seleccionó a la crema de los favoritos con dos certeros ataques del madrileño que solo contestaron Menchov, Piepoli y Cadel Evans.
Sufrimiento para Pereiro
Pereiro, Marchante y Beltrán unían sufrimiento mientras veían cómo se alejaban sus rivales. Momento significativo que dejaba al aire el estado de cada uno de los candidatos. Un ataque de Menchov después de La Huesera, la rampa del 15%, obtuvo la respuesta de Sastre, por lo tanto, pacto de no agresión hasta la meta y a sacar tiempo a los demás.
Evans logró el enganche después de hacer la goma un buen trecho. Ya no varió el guión. Mientras Efimkin festejaba la victoria más importante de su palmarés, demostrando que su hermano gemelo aún tiene mucho que demostrar para ponerse a su altura, Menchov y Sastre entraban codo con codo, igualados en la clasificación y el los sueños de los eternos aspirantes. Los Lagos ofreció espectáculo. El escenario lo merecía.
La Vuelta entra en Cantabria con la quinta etapa entre Cangas de Onís y Reinosa, de 157 kilómetros de recorrido y un perfil montañoso que augura una jornada de batalla. Cuatro puertos en el menú: la Collada de Hoz, la Collada de Ozalba y la de Carmona, todos ellos de segunda y uno de primera, la Palombera, cuya cima está situada a 21 kilómetros de meta. Jornada que promete interés.