Ángela Delgado, presidenta de Asaga: “Que no se recorten las ayudas comunitarias del Posei es vital para la supervivencia del sector agrario”
Ángela Delgado es la presidente de Asaga Canarias desde que su antecesor, Henry Sicilia, decidiera abandonar el liderazgo en esa organización profesional agraria para situarse como principal representante de la entidad platanera Asprocan. Ahora ya no está ni en una ni en la otra... pero, tras la marcha de Sicilia, la sanmiguelera Ángela Delgado ha conseguido consolidarse al frente de Asaga, una institución a la que lleva casi toda la vida vinculada, antes ocupando durante muchos años el puesto de vicepresidenta.
En esta entrevista, concebida para hacer balance del año 2018 en el campo isleño a través de las opiniones de los tres responsables de las organizaciones profesionales agrarias más representativas en Canarias (con la señalada Asaga, COAG y Palca, cuyos líderes responderán el mismo cuestionario), Ángela Delgado vuelve a incidir en la importancia extrema de concentrar la oferta y organizarse mejor para poder crecer en el mercado local; ve opciones de salir fuera con algunas frutas tropicales que se cultivan en las islas; valora la gestión de Narvay Quintero en la legislatura que ya toca a su fin, y muestra una honda preocupación por los efectos en la agricultura canaria del brexit, hacia fuera (tomate y pepino) y hacia dentro (por las semillas importadas de papas), y por los anunciados recortes presupuestarios en la nueva Política Agraria Común (PAC), de manera especial por la anunciada aminoración de fondos en el programa Posei, con casi el 4% menos anunciado en la propuesta de la Comisión Europea para el septenio 2021-27.
Quizá esta primera pregunta no conduzca al mayor de los optimismos, pero conviene plantearla para saber dónde estamos... ¿Qué es lo que a usted más le preocupa, solo una cosa, de lo que aún queda por resolver en relación con el sector agrario y dentro de los escenarios canario, nacional y comunitario?
Aunque quedan muchos temas sin resolver, el asunto que ahora mismo nos suscita más inquietud es el brexit. A solo tres escasos meses de que comience el proceso de desacoplamiento del Reino Unido de la Unión Europea (UE), desconocemos los términos en los que finalmente se hará esa salida y cómo va a afectar al sector agrario, en concreto a los sectores de exportación del tomate y del pepino, así como a la importación de semillas de papa.
Otra situación temible es el anuncio que ha hecho la UE de rebajar el presupuesto de las ayudas del Posei comunitario en casi el 4% [para el próximo periodo presupuestario, 2021-27]. Esta medida, de llevarse a cabo, sería nefasta para la agricultura y la ganadería de Canarias porque limitaría nuestras posibilidades de crecimiento como actividad, mermaría la rentabilidad de nuestros productores y frenaría el aumento del autoabastecimiento, así como buena parte de los proyectos que ahora mismo se están sosteniendo e impulsando con ese tipo de ayudas comunitarias. Se contribuiría al despoblamiento de las zonas rurales y se alejaría la incorporación de mano de obra joven, con el efecto dañino que tendría a medio y largo plazo para la continuidad y la supervivencia de estas actividades.
Y ahora una segunda parte de la que entiendo es la misma cuestión: ¿cuál debe ser el camino o la estrategia general a seguir para poder concluir con la afirmación de “objetivo conseguido”?
Es muy importante que Bruselas entienda cuáles son nuestras singularidades como territorio y así se lo hicimos saber el pasado mes de noviembre en la XIII Conferencia de Presidentes de Regiones Ultraperiféricas (RUP), celebrada en Las Palmas de Gran Canaria. Esa cita la aprovechamos, tanto el Gobierno de Canarias como todas las organizaciones profesionales agrarias y, en definitiva, el sector agrario local en peso, para firmar un documento de rechazo frente a aquellos recortes que se ha enviado a Bruselas. Es el segundo que hemos firmado.
Con ello, nuestra intención es convencer a la UE de que nuestras actividades agrícola y ganadera se desarrollan en islas, territorios fragmentados, y nuestras explotaciones son de reducido tamaño. Estos factores, unidos a nuestra orografía y a la escasez de recursos tan imprescindibles para poder producir como el agua, son condicionantes innatos que repercutirán siempre en nuestra agricultura y ganadería.
De ahí que sea vital que reforcemos el diálogo para poder seguir contando con un presupuesto del Posei igual o mejor al que tenemos en la actualidad, ya que cualquier cambio a la baja repercutiría negativamente en el desarrollo rural, en la modernización de nuestras explotaciones, en nuestra economía, en nuestro paisaje y medio ambiente y en nuestra capacidad de autoabastecernos para mantener la soberanía alimentaria que tanto defiende la UE. No hacerlo sería ir contra sus propios principios. No nos olvidemos de que los agricultores y los ganaderos son abastecedores de alimentos, pero también gestores de un campo del que todos nos beneficiamos.
Parece que no lo han puesto nada fácil: brexit y su impacto clamoroso en las exportaciones agrícolas desde las islas al Reino Unido (y se dice por el tomate y el pepino); nueva PAC y nuevas perspectivas financieras para el septenio 2021-27, con propuestas iniciales de recortes (en torno al 4%) y limitación de excepciones y exenciones que ahora benefician a las RUP; escasa oferta de agua en calidad y precio razonables... Muchas cosas, y de gran impacto en el sector, abiertas de par en par. ¿Qué análisis hace de todo esto? brexit
Como bien dice, son demasiados asuntos a la vez y todos con un gran impacto en el sector. De ahí que nuestro objetivo como organización profesional agraria sea seguir luchando y defendiendo los intereses de los agricultores y ganaderos para que los cambios políticos y económicos que se vayan a producir afecten de la menor manera posible a nuestros intereses como productores o, por lo menos, no contribuyan a empeorar la situación de mejora que tanto nos ha costado conseguir. Ojalá los políticos canarios, sean del color que sean, sepan unirse para sacar adelante las peticiones de las RUP y, en concreto, las que nos afectan a nosotros teniendo en cuenta que la UE busca que estos territorios ocupen un lugar destacado en las políticas europeas.
Unos tres años después de que se pusiera en marcha, ¿cree que se puede afirmar que el programa Crecer juntos, destinado a potenciar el autoabastecimiento de productos agrarios, ha sido un éxito de forma integral? ¿Dónde se ha avanzado menos y por qué? ¿Qué considera que debe ser corregido? Crecer juntos
El programa Crecer Juntos era una demanda del sector agrario local que ha empezado a dar sus frutos, aunque todavía queda mucho por mejorar. Cierto es que los vinos y los quesos son los productos que más y mejor recorrido tienen en la hostelería, aunque no hemos llegado todavía a su plena integración. Otros, como las frutas y hortalizas, con las excepciones del plátano, las papas, las mieles o las carnes, tienen menor presencia en los centros hoteleros y creemos que ello se debe, por un lado, a la falta de mayor compromiso y de mayor concienciación por parte de los agentes de compra de los hoteles con el producto local, pero también, por otro lado, a la necesidad de disponer de una oferta variada y concentrada a través de las organizaciones de productores, para poder ser competitivos y resultar atractivos de cara a nuestros visitantes. En esta parte, tenemos como sector que seguir trabajando con más ímpetu.
Obviamente, la temporalidad marca nuestra hoja de ruta. No podemos disponer de frutas, hortalizas y productos cárnicos en todas las épocas del año, pero sí podemos ofrecer una calidad diferenciada y una frescura en la que no nos gana ningún producto importado. Además, disponemos de herramientas como los sellos de calidad, las denominaciones de origen protegida, el símbolo RUP, las indicaciones geográficas protegidas o la agricultura ecológica que, además de informar a los consumidores sobre el origen de los productos, nos permiten identificar nuestras ofertas y destacarlas frente a las importadas, por lo que todavía disponemos de un amplio margen de crecimiento dentro del sector hotelero.
También sería conveniente que, a través de Hecansa, se formara a los jóvenes para que supieran vender mejor nuestros productos, tanto en la hostelería como en los puntos de venta. Esperemos que en el futuro logremos una mayor empatía de los hoteleros para poder seguir incluyendo los productos locales en su oferta gastronómica, como ocurre con el plátano de Canarias, para que esté presente durante todo el año. Por nuestra parte, el objetivo es continuar avanzando en producir de forma más organizada.
¿Cuál es el estado actual de la agricultura de medianías y cuál el de las actividades agrícolas para la producción de hortalizas y frutas con destino al mercado interior? ¿Seguimos con problemas serios de organización, distribución y comercialización? ¿Por qué...?
La principal preocupación en las medianías, sobre todo si hablamos de las zonas del sur de las islas, es el agua. La falta de ese recurso ha provocado que en los últimos años cultivos como la papa y la viña, en concreto en Tenerife, hayan disminuido sus producciones y hayan generado pérdidas tanto en kilos como en superficie de cultivo. De momento, parece que la situación se ha estabilizado y esperamos que por lo menos se mantenga así en el futuro. También hay que tener en cuenta el empuje que está teniendo el cultivo del aguacate en la actualidad, una fruta con una acusada demanda en el mercado, tanto interior como exterior, y el efecto que está ejerciendo en las medianías, que es donde normalmente se cultiva.
En cuanto a los problemas de organización, distribución y comercialización, ya he señalado antes que la meta del sector agrario es constituirse en organizaciones de productores, no solo porque Europa lo haya establecido así, sino porque para lograr un equilibrio en la cadena agroalimentaria, mejorar el poder de negociación de los agricultores y ganaderos frente a la gran distribución y responder a los retos del mercado hace falta estar unidos y trabajar de manera organizada y coordinada. Para lograrlo primero hay que estar mentalizados.
En el exterior, mandando productos fuera de las islas, muchas veces se han hallado soluciones... ¿Qué producciones hoy no muy presentes en la exportación canaria deberían intentarlo y cómo? ¿Qué pasa con la amplia oferta de frutas tropicales: aguacate, mango, papaya, piña tropical...?
Canarias es la única región de la UE que puede producir frutas tropicales durante todo el año, aunque hay que tener en cuenta la presión que ejercen las importaciones de terceros países y los volúmenes que podemos poner en el mercado. Actualmente, el aguacate, la papaya y la pitaya son los productos con mayores posibilidades de exportación. Se han hecho algunos envíos de forma puntual, pero tenemos un amplio margen de crecimiento en esos dos frutales, que se diferencian por su calidad y valoradas cualidades organolépticas. De ahí la demanda que existe de ellos tanto dentro como fuera de las islas.
Otro producto que entraría en esa lista es la papa negra, pero para poder exportarla es necesario que Europa valide el protocolo antipolilla, tras demostrarse los buenos resultados en los ensayos que confirmaron la efectividad del método poscosecha. La homologación de este tratamiento contribuiría a mejorar los precios de venta, así como a potenciar la imagen del producto dentro y fuera de las islas.
El plátano sigue manteniendo muchos frentes abiertos en el plano de la comercialización: solo está, o casi, en Península y Baleares, y cada vez es más complicado pelearle ese mercado a la banana de terceros países. La penetración de las importaciones ha sido escandalosa en 2018. ¿Qué se debe hacer, en que fracasan los productores canarios y cómo hay que sacudirse esa presión para al menos no perder posiciones donde lo vendemos casi todo?pelearlebanana
Las circunstancias de 2018, marcadas por un tiempo adverso, provocaron que las producciones vinieran con retraso. Este hecho, sumado a los márgenes de ganancias desmedidos que los puntos de venta en Península aplicaron al plátano de Canarias, esto comparado con los bajos precios de la banana, repercutió negativamente en el crecimiento del mercado y dificultó el acceso del consumidor a nuestra fruta.
Frente a esas cuestiones meteorológicas, poco margen de maniobra tienen los plataneros, pero existen estrategias que se pueden aplicar en el plano de la comercialización, como apostar por una venta más directa, sin tantos intermediarios; trabajar en un caja única para el plátano canario, que no termina de ver la luz y que evitaría confusiones en el consumidor; mantener unido al sector, intensificar la modernización, la calidad y el control de las producciones, y reforzar las campañas publicitarias de la única fruta de España que cuenta con ese tipo de anuncios.
Si le falla el mercado español a Canarias, donde cada vez consigue más la banana, puede ser el final, un final lento, pero el remate al fin y al cabo ¿No lo cree así? ¿Cómo se apuntala ese espacio de venta para la fruta local? banana
El mercado español no es un mercado asegurado, pero sí consolidado en el tiempo gracias al trabajo y el esfuerzo que ha desarrollado el sector platanero de Canarias. Este sector, a día de hoy, sigue siendo un ejemplo a seguir por todo el sector agrario del archipiélago, y me atrevo a decir que incluso de España.
Esperemos que la situación que me plantea no se dé nunca. Somos positivos y, pese a las riñas internas que ha habido en el sector, confiamos en que con la aplicación de todas las estrategias que mencioné anteriormente, en las que me consta están trabajando los plataneros, se consiga apuntalar la comercialización en el exterior para recuperar las ventas.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2018 dejaron buenas cosas para el campo canario, como también ha ocurrido con el nuevo Estatuto de Autonomía y el flamante REF de bases económicas. ¿Hay algo que objetar en estos capítulos?
Nunca antes en la historia de Canarias habíamos sido tan bien compensados política, económica y socialmente gracias al reconocimiento de las limitaciones derivadas de la ultraperificidad, y ahora se ha corregido una buena parte de las deficiencias que nos afectan como territorios fragmentados y alejados. La objeción viene cuando, tras la renovación del Estatuto y del REF económico, que han sido reformados precisamente para no tener que depender de la disponibilidad de fondos ni de la coyuntura política del momento, estos comienzan a incumplirse nada más empezar.
¿Se repetirán esos incumplimientos en el futuro? ¿Qué garantías nos ofrece el Gobierno central de que ejecutará a pie juntillas lo que aparece establecido en esos documentos jurídicos y no quedarán en papel mojado? Porque de ser así no habremos avanzado mucho, más bien nada respecto a lo que teníamos antes.
¿Cómo puede influir este escenario político tan incierto en el país en la toma de decisiones con impacto en el sector primario local, sobre todo en ayudas, subvenciones y transferencias de apoyos a las islas, también pensando en que igual no hay nuevas cuentas estatales?
Lo hemos visto nada más acabar el año con la transferencia de los ocho millones de euros destinados a abaratar la desalación y extracción de agua para uso en el riego agrícola, pendiente de abonar y que finalmente no llegó a tiempo. Esa partida no solo estaba aprobada en los Presupuestos Generales del Estado para 2018 sino que había quedado anclada al REF.
Sin embargo, el Estado, ya sea por negligencia, por falta de interés o por usar ese dinero en otros asuntos, decidió no transferirla, obviando la importancia que supone ese recurso escaso, limitado y caro, el agua, para el mantenimiento de las explotaciones agrícolas en las islas.
Desde Asaga Canarias solicitamos una reunión de urgencia con la ministra de Transición Ecológica, en la que también tenían que estar presentes el Gobierno de Canarias y el resto de organizaciones profesionales agrarias. A día de hoy, no hemos recibido respuesta alguna. Lo que pedimos es tan sencillo como que se cumpla con lo aprobado porque tenemos el agua más cara de España y ello representa un elevado coste de producción para nuestros agricultores.
Hay más jóvenes en el campo y también más apoyo público a la inversión y a la producción, pero no se termina de arrebatar cuota de mercado a la importación. ¿Qué está pasando...?
Los datos que maneja el Gobierno de Canarias nos dicen que se está produciendo más y que el autoabastecimiento ha aumentado hasta situarse en el 20%, aunque todavía estamos lejos de alcanzar nuestras reivindicaciones. Son datos positivos, pero los agricultores y los ganaderos todavía no los vemos reflejados en nuestro balance financiero.
Por otro lado, hay que darse cuenta de que determinados productos, como los cereales o las legumbres, tienen que importarse porque el archipiélago no tiene capacidad para autoabastecerse debido a los grandes volúmenes que se necesitan. Van destinados al consumo, tanto a la alimentación humana como a la alimentación animal. Se añade además el hecho de que siempre va a existir una diferencia en el precio entre los productos locales y los importados porque nuestros costes de producción son más elevados. En este sentido, no podemos competir con los mismos productos que vienen de fuera a precios más bajos, pese a que nuestra calidad es superior.
Tenemos que reconocer que hemos hecho algunos avances con el trasvase de fondos del REA al Posei comunitario en los últimos años, aunque todavía queda margen de maniobra porque no olvidemos que el fin último de esas ayudas a la importación es garantizar el suministro de productos agrarios esenciales para las regiones ultraperiféricas. En ningún caso, esas ayudas pueden suponer un desequilibrio o una competencia desleal para nuestras producciones locales, algo que estaba sucediendo hasta el momento en que se empezó a modificar el REA.
¿Qué valoración hace del trabajo desplegado desde el Gobierno de Canarias y cuáles han sido los aciertos más destacados del equipo del consejero Narvay Quintero? ¿Qué no ha hecho bien o qué le quedará ya pendiente en esta legislatura?
Creo que Narvay Quintero es uno de los pocos consejeros de Agricultura que ha conseguido llevarse la admiración, el respeto y la confianza del sector por la cercanía, la seriedad y el trabajo bien hecho que ha demostrado en todo momento. Uno de los aspectos que más valora el sector agrario del consejero es haber cumplido con su promesa de abonar todos los pagos atrasados del Posei adicional, incluido el año 2011, uno de los de mayor cuantía.
Con esa inyección de fondos, los agricultores y ganaderos pueden alcanzar un umbral de rentabilidad para seguir produciendo y viviendo de esta actividad. Ese tipo de acciones demuestra que estamos ante un político de palabra, de los que escasean hoy en día, que escucha al sector agrario y atiende sus necesidades.
Otro acierto del consejero es haber sacado las bases de las ayudas para la incorporación de jóvenes a la actividad agraria, lo que ha posibilitado, de alguna manera, el relevo generacional. También es loable la capacidad que ha demostrado a la hora de buscar el equilibrio y el consenso entre todos los subsectores, una tarea nada fácil teniendo en cuenta las reivindicaciones de todos ellos, pero que, en momentos puntuales, como ocurrió en la pasada Conferencia de las RUP, se ha podido contar con el respaldo de todos sin excepción.
Si me pregunta por lo que queda pendiente, diría que las ayudas a la incorporación de jóvenes a la actividad, a la modernización y a la transformación deberían contar con una dotación presupuestaria anual, lo que se traduciría en un empuje importante para la actividad.
¿Se podrá tener una agricultura y una ganadería más presente en la cesta de la compra de los canarios si se sigue sin diferenciar y aportar valor suficiente a los productos propios, sin articular mejor la transformación y la comercialización, y sin hallar fórmulas idóneas para acumular oferta y hacernos fuertes en la distribución?
Rotundamente, no. Para aumentar el consumo de productos locales hay que apostar por la concentración de la oferta agroalimentaria a través de las organizaciones de productores, para poder fortalecer nuestra estructura frente a la gran distribución, que es, a fin de cuentas, la que decide qué y a quién comprar. Hay que apostar por más valor añadido, aplicando fondos de I+D+i o certificaciones que garanticen una calidad superior, para adecuarse a las necesidades y gustos de los consumidores, preocupados cada vez más por lo que comen, la repercusión que tiene la producción de alimentos en el medio ambiente y en la economía local.
Necesitamos un mayor compromiso de la distribución comercial, la hostelería, la restauración y las administraciones públicas. Convirtamos la gastronomía de las islas en un aliciente para la población como identidad regional, pero también para el visitante, para que no solo busque sol y playa, sino para que pruebe nuestros productos y para que en los aeropuertos se haga publicidad explícita sobre el valor de nuestras producciones y la importancia de que no se vayan de aquí sin probarlas.
¿Qué políticas de apoyo público ahora existen y ya no sirven y cuáles cree usted que deberían concebirse para el nuevo periodo presupuestario dentro de la UE?
No podemos decir que haya una política de apoyo público de la que podamos prescindir, aunque sí muchas que mejorar. El mantenimiento del Posei comunitario es vital para nuestra supervivencia como sector y es ahí donde en estos momentos debemos focalizar toda nuestra atención.
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