Lo siento, pero estoy ilusionado
Sé que las victorias del Tenerife son malas para el periodismo. O al menos, para el periodismo que se hace en esta Isla. Y es que, tras una victoria como el 1-4 logrado en Lugo, apenas hay 'temas interesantes': la suplencia de Milla, la no convocatoria de Naranjo, la casi total ausencia de canteranos en el once... y poco más. Muy poca gasolina para crear un incendio y generar ese estado de perpetua combustión que tanto gusta en el entorno blanquiazul. Muy poca 'chicha' para ocultar el éxito deportivo y seguir vendiendo esa teoría de que “todo es un desastre”.
Porque la realidad es que apenas hay material para que 'ardan' las redes sociales, esa situación tan idílica que convierte en 'opinión pública' lo que diga cualquier ciudadano anónimo –exista realmente o se trate sólo de un perfil falso e interesado– a través de un comentario más o menos inexacto, escrito habitualmente con varias faltas de ortografía. Un “buffff, lo que decía un fulano en el bar”, que antes tenía importancia cero a nivel periodístico, se consagra ahora como “la voz del pueblo” porque “Internet está que arde”. Y claro, si el Tenerife gana, Internet no arde.
Y que quieren que les diga, a mí me gustan las semanas en las que Internet no arde. Y en las que no hay 'noticias'. Me encantan esas semanas –aunque todo puede cambiar en tres días, que hay partido el miércoles– en las que no le damos mil vueltas a la indisciplina de Nahuel tantas veces vista en un campo de fútbol (lo que no quiere decir que el jugador haya hecho bien), a los naturales comentarios de López Garai sobre una acción que llegaron a ser calificados de 'acusaciones a Alberto' o a las opiniones técnicas de un accionista importante cuyos conocimientos futbolísticos son escasos.
Y sí, me gustan estas semanas –o estos tres dias, porque puede que el Oviedo nos pinte la cara el miércoles– en los que quizás se hable de fútbol y no de lo que dijeron Nahuel, López Garai o Amid Achí... a quien no voy a rebatir porque ya le contestó con suma dureza y también elegancia Miguel Concepción. Y me gustan estas semanas con victoria y buen fútbol –salvo la pájara en los minutos finales de la primera mitad– porque me permiten seguir ilusionado con un Tenerife 19-20 al que veo crecer en el plano colectivo, mientras exhibe agradables sorpresas individuales.
Y la verdad: el Tenerife 19-20 me gusta incluso cuando pierde, como ocurrió ante el Fuenlabrada, porque es dueño de una idea, un estilo y una propuesta. En definitiva, tiene un plan y la voluntad de ejecutarlo. Lo tuvo al confeccionar una plantilla insultantemente joven y lo mantiene ahora al plantear cada partido con el objetivo de llevar la iniciativa. O lo que es lo mismo, el equipo trata de jugar siempre a lo que quiere su entrenador, más allá de que por desconexiones puntuales –o porque el rival también existe– tenga fases menos brillantes.
Y por el camino, hasta aparecen algunos jugadores sobre los que edificar el futuro... o por los que obtener un importante ingreso en caso de venta. Y si es verdad que Milla, pese a su suplencia en Lugo, es un cheque al portador que se puede cobrar en este mercado de invierno o el próximo curso, también Álex Bermejo apunta a futbolista grande, de esos con los que conviene romper rutinas y ofrecerle una mejora de contrato –con subida de cláusula de rescisión– tras “sólo dos partidos”. Y sí, llámenme loco, pero es que estoy ilusionado. O muy ilusionado. Lo siento.
0