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El difícil camino del optimismo sin puntos

Decía John Toshack, entrenador galés con amplio recorrido en España y en especial en la Real Sociedad, que tras un mal partido de su equipo siempre pensaba en cambiar a los once jugadores, que a la altura del martes ya consideraba que sólo iba a hacer cinco o seis modificaciones, que el viernes entendía que con dos-tres sustituciones sería suficiente y que “el domingo volvía a alinear a los once cabrones de siempre”. Con las dulces derrotas como la sufrida por el Tenerife en La Romareda tengo la sensación contraria: recién acabado el partido, pesa más el buen juego que el mal resultado... pero a medida que avanza la semana –y todavía estamos a lunes– decrece el optimismo que generó el fútbol blanquiazul y añoro los puntos perdidos en Zaragoza.

Es verdad que estamos en la primera jornada, pero creo que al Tenerife 19-20 le queda mucho camino por recorrer. Y que algunos de los pasos más importantes deben darse desde la secretaría técnica, porque el equipo transmite la sensación de estar incompleto. Y no sólo por carecer de esos “dos jugadores de banda con desborde y gol” que Víctor Moreno tiene previsto fichar desde hace semanas. Porque más allá de la esperada llegada de las dos grandes apuestas del verano, futbolistas llamados a marcar diferencias y que no pueden aterrizar en la Isla con el cartel de 'desconocido' o 'promesa', tengo la sensación de que el grupo de López Garai mantiene algunas deficiencias que le lastraron el curso pasado: falta de contundencia defensiva y ausencia de un goleador puro.

Porque acabada la pretemporada, el primer contacto con la realidad de la competición nos ha vuelto a mostrar un equipo al que le hacen gol con casi nada y que necesita mucho para marcar. O lo que es lo mismo, los ingredientes que invitan a sumar pocos puntos y coquetear con la zona de descenso. Es verdad que el fichaje de Ortolá mejora la portería y que la presencia de Aitor Sanz le da mayor solidez al mediocampo, pero el Tenerife 19-20 sigue siendo un equipo frágil, con carencias defensivas en la banda izquierda y en el centro de la zaga, donde Alberto parece inferior a Sipcic. Y también es cierto que Dani Gómez y Miérez no tienen complicado superar la aportación goleadora que el curso pasado ofrecieron Nano y Coniglio, pero la mejora se antoja insuficiente.

Por el camino, Moreno ha fabricado un problema llamado Mauro Dos Santos, zaguero que el curso pasado ofreció un nivel lejano al aprobado y al que no se le da la opción de jugar, lo que automáticamente alimenta el delirio de convertirle en la solución a los males defensivos del Tenerife. A la curiosa tendencia del aficionado de añorar siempre al ausente, en la Isla se une la fantasía de otorgar poderes mágicos al futbolista que –por las razones más diversas, desde una lesión a una controversia con su pasaporte o una imposición del club– no puede jugar, lo que lleva a reclamar que en el Tenerife jueguen “Dos Santos y diez más”. Por eso, la entidad haría bien en evitar que el caso se enquiste, aunque pierda este pulso. Porque el tiempo corre en contra del Tenerife.

Y así, lo que el sábado era “una dulce derrota”, se convierte el lunes en “un mal resultado que obliga a tomar decisiones”, en espera que el domingo, antes de recibir al Numancia, pueda llegar a ser “un drama”. Y es que el optimismo tiene complicado abrirse camino con cero puntos en el casillero, cuatro o cinco fichajes por realizar (no sólo dos) y las mismas deficiencias que hace un año llevaron al Tenerife a coquetear con el descenso.

Decía John Toshack, entrenador galés con amplio recorrido en España y en especial en la Real Sociedad, que tras un mal partido de su equipo siempre pensaba en cambiar a los once jugadores, que a la altura del martes ya consideraba que sólo iba a hacer cinco o seis modificaciones, que el viernes entendía que con dos-tres sustituciones sería suficiente y que “el domingo volvía a alinear a los once cabrones de siempre”. Con las dulces derrotas como la sufrida por el Tenerife en La Romareda tengo la sensación contraria: recién acabado el partido, pesa más el buen juego que el mal resultado... pero a medida que avanza la semana –y todavía estamos a lunes– decrece el optimismo que generó el fútbol blanquiazul y añoro los puntos perdidos en Zaragoza.

Es verdad que estamos en la primera jornada, pero creo que al Tenerife 19-20 le queda mucho camino por recorrer. Y que algunos de los pasos más importantes deben darse desde la secretaría técnica, porque el equipo transmite la sensación de estar incompleto. Y no sólo por carecer de esos “dos jugadores de banda con desborde y gol” que Víctor Moreno tiene previsto fichar desde hace semanas. Porque más allá de la esperada llegada de las dos grandes apuestas del verano, futbolistas llamados a marcar diferencias y que no pueden aterrizar en la Isla con el cartel de 'desconocido' o 'promesa', tengo la sensación de que el grupo de López Garai mantiene algunas deficiencias que le lastraron el curso pasado: falta de contundencia defensiva y ausencia de un goleador puro.