Espacio de opinión de Canarias Ahora
El peligro de la abstención
Nos acercamos a la recta final de las elecciones europeas y no parece que el entusiasmo prolifere entre los/as ciudadanos/as, más bien todo lo contrario. Reconozco que dicha perspectiva me preocupa.
Este fin de semana se han hecho públicas varias encuestas y sondeos en los medios de comunicación y, dejando de lado la diferencia de puntos, más o menos favorable al Partido Popular, en función de la línea editorial dominante en dicho medio, sí muestran una coincidencia atroz: la participación va a batir un record en nuestro país desde la llegada de la democracia, situándose por debajo del 43%.
Es notorio que las elecciones europeas siempre han gozado de escaso predicamento a la hora de llamar a las urnas al pueblo español. Y no debería ser así ya que, gracias a muchas partidas económicas, fondos estructurales, de cohesión y regionales y, en el caso de Canarias, gracias al reconocimiento de nuestro archipiélago como Región Ultra Periférica (RUP), nos ha “llovido” gran cantidad de dinero que ha contribuido al desarrollo económico y productivo de Canarias. También es cierto que, una parte se ha malgastado pero, aunque sea un asunto del cual podríamos hablar en un futuro artículo, no cabe duda de que, si se ha hecho un mal uso o un abuso de dichos fondos en ciertos momentos, es causa imputable, única y estrictamente a nuestros gobernantes regionales, pero no a la Unión Europea.
Soy consciente de que la desafección hacia los partidos mayoritarios está muy presente en el sentimiento y la conciencia del votante y doy por seguro que, en el caso de que vayan a votar el 25 de mayo, muchos optarán por partidos minoritarios que, si bien en otra tipología de elecciones como las autonómicas o regionales no obtendrían representación, sí tienen posibilidades en unas elecciones europeas en donde no hay barreras de entrada y donde España forma circunscripción única.
No culpo a los votantes; es posible que los partidos mayoritarios se lo merezcan, pero no es menos cierto que a medida que la abstención aumenta, disminuye la fortaleza de la democracia de un país. Y precisamente es eso y no otra cosa lo que persigue la derecha. La abstención les favorece. En países donde gobierna, como España, puede considerarse hasta un refrendo a la política de recortes de derechos sociales que vienen realizando. Y reitero, ese sentimiento es peligroso, ya que si la propia ciudadanía reniega de su condición de vigilante del partido político en el gobierno, ¿qué legitimidad podrá tener en un futuro para pedirles cuentas? Es posible que sea necesario articular nuevas formas de participación en la vida política, logra una democracia más participativa, a la par que representativa, pero la solución no es bajar los brazos y rendirse cuando tienes la oportunidad de expresar tus preferencias. Si estás disconforme con lo que viene pasando en Europa y en España, VOTA. No te quedes en casa. De lo contrario le das argumentos a la derecha para que siga haciendo la misma política de recortes que viene desarrollando, porque como dice el refrán, en este caso “el que calla, otorga”.
¿Y qué será de nosotros cuando eso suceda? Ahora tenemos una oportunidad real para que, por primera vez desde hace casi 20 años, la izquierda vuelva a tener mayoría en el Parlamento Europeo. No puedes quedarte en casa. La próxima vez que vuelvas a tener esta oportunidad será dentro de 5 años y, es posible que si vuelve a ganar la derecha, ya no quede nada por lo que luchar.
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