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¿Sabéis quién fue Adargoma? Docentes canarios amordazados

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Un día habrá una isla

Y a trancas y barrancas

proseguimos comiéndonos

el pan con soledades.

“Y cuando mis palabras se liberen

del combate en que muero y en que vivo,

la alegría del mar le pido a todos

cuantos partan su pan en esta isla

que no sea silencio amordazado.“

Pedro García Cabrera (1971). Las islas en las que vivo.

“Y cuando mis palabras se liberen”

La mordaza impuesta, la elegida, la propicia y la ventajosa, todas esas mordazas viajan hacia una y otra más. Callan para agradar, callan por sobre y papeleta, se silencian para no molestar y dañan a los nuestros, enmudecen de cobardía, de falta de fe y creencia en los nuestro, en ese silencio nos ahogan a todos, callan para decir: nación, país, a regañadientes, pasean su sinsentido con la coherencia de un trastornado, no saben si suben o bajan, pero siempre están con los que mandan, casi empujados, a veces, hasta hablan pero son, las más, las veces que nos mienten, las que sus ojos muestran que miran a miradas a millas para que asientan con su cabeza, dando su permiso. Así es nuestra dirigencia. 

Y sí, sí es verdad, el hartazgo se une a la rabia, y sí estoy muy enfadado. Se llenan la boca de nuestra gente, de la voz de Canarias y solo escucho un ruido gelatinoso y vetusto, de almendra amarga tan similar a otros que ya nos engañaron, en otros tiempos, en casi todos los tiempos.

2.048 plazas de docentes se sustrajeron a nuestra gente, 2.048 docentes canarios deportados de las aulas y simplemente nadie es responsable, sólo la divina providencia, nadie responde por nada en este país, todo ocurre porque sí, por las babas divinas de algún dios desconocido de otras tierras lejanas, por ventoleras que llegan de Madrid o Bruselas. Será que es hora de cerrar ventanas y puertas o simplemente decir: ¡No, no y no!

Y responden: ¡Calma, tranquilidad! Toda esa parte destacada de políticos burócratas cuya única o primera cotización es el servicio público que es la política, en esa increíble oficina de colocación de trepas y listillos en la que las instituciones mutan.

Resignación, piden, a la ignominiosa espera de que el agraciado foráneo renuncie a su premio y elija otro, a la espera interminable de que algún tribunal del universo se fije en qué océano navega este Archipiélago, que perciba en qué continente estamos, en ese espejismo de prestigiadores de la esperanza incierta que inmoviliza y genera amnesia. 

Mientras tú, ella y él, el hijo y la hija de Tirajana, de Tías, de Candelaria, de Tamargada, Tuineje, Taibique o de Los llanos de Aridane petrificado queda en sus riscos, mientras observa de nuevo el mar como sus antepasados como una carretera hacia algún futuro. Los hijos de nuestra tierra quedan colgados entre tejas como  veroles, fuera de su casa y no invitados a pasar, viendo desde la altura cómo les roban el pan y su vida, sobreviviendo a la desesperanza en un puñadito insignificante de la tierra que les resta.

Como formula F.Hinkelammert: “El ser humano tiene que afirmar la vida del otro para que sea posible afirmar la propia. No se trata del reconocimiento del hablante como hablante en el diálogo. Se trata del reconocimiento entre sujetos que se reconocen mutuamente como seres naturales, cuya condición de posibilidad de su vida es la inserción en el circuito natural de la vida humana. Enfrentado a la vida y a la muerte, nadie se puede salvar solo”. Hinkelammert, F. (2002). El retorno del sujeto reprimido. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia.

Como dice el economista y teólogo alemán, pensador de la teología de la liberación, enfrentando la vida y la muerte, nadie se puede salvar solo. Afirmación necesaria pues el individualismo ayuda a hacer realidad  lo que otros pretenden imponer. 

Y si sabéis, no sabes de quién sos tú.

Un día habrá una isla

Y a trancas y barrancas