Espacio de opinión de Canarias Ahora
AENA, pocas luces y demasiadas sombras (parte III de III)
El oscurantismo de AENA –organismo dividido (2014) por conveniencia de la privatización aeroportuaria; AE: Aeropuertos Españoles; y NA: Navegación Aérea (ENAIRE),–, incide muy especialmente en perjuicio de la Autonomía Canaria por exceso de autoritarismo, y cierta sumisión política por parte de las autoridades locales.
Es una evidencia que aquí solo manda AENA. En Canarias se hace, se deshace y se deja de hacer solo aquello que decide AENA. Nuestros responsables políticos se muestran indefensos ante el abuso continuado que sufrimos desde un prepotente monopolio que impone su voluntad, con uso y abuso de su supuesta condición de servicio público; más deteriorada si cabe tras el sospechoso proceso privatizador, que deja de priorizar los intereses de la población en favor del principal objetivo como negocio, cual es el reparto de dividendos entre sus afortunados inversores…
Son varias las asignaturas pendientes y suspendidas en Canarias:
–Sintomático fue el trágala que tuvimos que soportar cuando el “ente” decretó la privatización del 49% de la gestión aeroportuaria, ignorando el Art. 33 del Estatuto de Autonomía (exclusivo para Canarias) como salvaguarda de las competencias “cuando el Estado no se reserve la gestión directa, deben pasar automáticamente a la Comunidad”. En ningún punto se alude a cuantía ni porcentaje de la renuncia oficial, pero nadie defendió aquí la letra ni el espíritu estatutario.
–La CAT III en Los Rodeos. Sistema de aterrizaje sin visibilidad, imprescindible en este aeropuerto para evitar el destrozo operativo de tantos desvíos al Sur por la niebla. Proyecto pendiente desde principio de siglo pero estancado por supuestos impedimentos meteorológicos (cizalladura) que no suelen coincidir con situaciones de baja visibilidad.
–La 5ª LIBERTAD del aire. Ya tratada en trabajos anteriores. Su asunción podría convertir al archipiélago en un Hub tricontinental; lo que supondría la implantación de los hinterland aeroportuarios (Tenerife y Gran Canaria), con bases y delegaciones empresariales, nacionales y extranjeras, en favor de nuestra comprometida y focalizada economía.
–Una aberración muy significativa, incompatible con el uso de razón por cuestiones estratégicas: En 2008 se inauguró en el Reina Sofía, Tenerife Sur, con todo boato, una nueva terminal. La T-2 (43 millones de euros), porque la T-1, único edificio terminal estaba ya entonces saturado. Al día siguiente de la fastuosa ceremonia se le echó el cierre, y hoy, una década después sigue tapiada e inoperativa. Saltó el escándalo cuando hace un año, en un pleno del Cabildo se exigió por unanimidad la construcción urgente de una T-2 porque la vetusta T-1 estaba colapsada… ¡¡¡Nadie se había enterado que llevaba 10 años hecha y sin estrenar!!!... a pesar de la perseverante advertencia lanzada desde este foro. Ha pasado un año más y nadie da explicación al disparate; sin indicios de resolverse con la urgencia que la tropelía requiere.
–Otra barbaridad: La supresión del control de torre en los aeropuertos de La Gomera y El Hierro (AFIS) desde 2011. Una medida absurda e inadmisible que se adoptó en el contexto de campaña de acoso y derribo contra los controladores de AENA. Se vendió a las ingenuas autoridades locales el AFIS (Airport Flight Information Service) como la panacea universal de avance tecnológico. “Un sistema automático de control que sustituiría al controlador, a muy bajo coste, para abaratar las tasas aeroportuarias en favor de los pasajeros”. En fin, una de “espejitos y baratijas” de mercadillo dominguero, por cuanto la máquina mágica es apenas un walkie talky con el que no se controla nada. Que no es un sistema, sino un somero servicio de información telefónica que solo indica una especie de “aterriza como puedas”. Una falta de respeto absoluta hacia el sacrosanto concepto de seguridad aérea. No se puede volar en aeropuertos abiertos al tráfico civil, con la precariedad de los albores de la aviación, tras un siglo de avances tecnológicos, esfuerzos profesionales y dedicación exhaustiva a perfeccionar la seguridad como religión y dogma en el medio aéreo.
Esta escandalosa situación, camuflada en la falta de conocimiento de una opinión pública profana y vulnerable a la manipulación informativa, adquiere una gravedad incuestionable por los años transcurridos desde el nefasto 3D2010 (por aquel presuntamente fraudulento cierre del espacio aéreo español), sin que las autoridades políticas hayan exigido, ni los responsables de Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea hayan restablecido motu proprio, la normalidad del control de torre como corresponde a los derechos, interés y dignidad de los ciudadanos de todas las CCAA. Sin discriminaciones ni favoritismos interesados.
¿Hasta cuándo se va a mantener esta vergonzosa, arriesgada y vejatoria situación aeronáutica? ¿Hubo algún ahorro en sustituir el control convencional (ATC) en El Hierro, por dos plantillas, una de controladores de torre privatizados (Saerco/ FerroNats) de lunes a viernes, y otra de operadores de telefonía (AFIS) para los fines de semana?
Indicar a los responsables de tomar y hacer tomar decisiones adecuadas con respecto a la seguridad aérea, que nunca sucede nada… hasta que pasa. Como recuerdo a tener en cuenta a la hora de los argumentos, el accidente mortal de un Embraer 505 Saudí en julio de 2015, de Milán a Blackbushe (UK). Un aeródromo AFIS, donde se estrelló al aterrizar por no disponer de autorización e información adecuada por un controlador que no existía. Según reza sin ambages el informe posterior a la investigación del accidente, su análisis concluye que con control de torre no habría sucedido. Obviamente, de inmediato, se restableció el control ATC en aquel aeropuerto.
Evitar un solo accidente por precariedad del sistema, es motivo suficiente para restaurar con urgencia la operación normal y debidamente controlada en los dos aeropuertos canarios afectados por la anomalía.
¿Hasta cuándo podremos soportar esta obsecuencia institucional ante la inmunidad feudal de AENA?
El oscurantismo de AENA –organismo dividido (2014) por conveniencia de la privatización aeroportuaria; AE: Aeropuertos Españoles; y NA: Navegación Aérea (ENAIRE),–, incide muy especialmente en perjuicio de la Autonomía Canaria por exceso de autoritarismo, y cierta sumisión política por parte de las autoridades locales.
Es una evidencia que aquí solo manda AENA. En Canarias se hace, se deshace y se deja de hacer solo aquello que decide AENA. Nuestros responsables políticos se muestran indefensos ante el abuso continuado que sufrimos desde un prepotente monopolio que impone su voluntad, con uso y abuso de su supuesta condición de servicio público; más deteriorada si cabe tras el sospechoso proceso privatizador, que deja de priorizar los intereses de la población en favor del principal objetivo como negocio, cual es el reparto de dividendos entre sus afortunados inversores…