Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Alertas

Fayna Brito / Fayna Brito

0

Y ya que hablamos de alertas: por si no lo habían notado todavía, sepan ustedes que estamos en plena alerta roja por culpa de la cesta de la compra, que se empeña en ponerse a alturas estratosféricas y amenaza con caernos encima con todo el peso de los langostinos, corderos y cochinillos navideños. Abróchense los cinturones y prepárense para contener sus ansias de consumir las tradicionales viandas de estas fiestas. Y cuando crean estar a punto de caer en la tentación, repriman sus instintos y piensen: siempre nos quedará el conejo.

Y si no el conejo, que no estará muy contento con la recomendación del gobierno de que nos lo zampemos por Navidad, al menos nos quedan los Papá Noeles, que, si lo piensan bien, más que un invento de la Coca-Cola parecen una promoción de ron Arehucas, con sus cachetes tan coloraditos y siempre muertos de risa. Sin entrar en detalles escabrosos -como el de la incógnita de si además de regalos, van cargados de otra cosa- hay que admitir que al menos más tolerantes sí que se han vuelto. Ya se les ve en las casas colgando de los balcones acompañados de los mismísimos Reyes Magos, que se ve que ya no quieren más roce con camellos y prefieren tratan con renos de todas las tendencias.

Y es que, al margen de las discusiones sobre quién debe reinar en estas fiestas, los balcones canarios aguantan casi de todo, y no hablo sólo de Reyes y Santa Clauses. Lo único que espero es que ninguno de esos personajes haya pescado una pulmonía después de tanto chaparrón a la intemperie, ya que mucho me temo que nuestra sanidad canaria no está para muchas emergencias. Así que ya saben, los consejos para estas Navidades ?con sello institucional y por su propio interés- son: quédense en casa si el Gobierno quita la alerta, eviten pulmonías y resfriados, coman conejo y que Dios les coja confesados.

Fayna Brito

Y ya que hablamos de alertas: por si no lo habían notado todavía, sepan ustedes que estamos en plena alerta roja por culpa de la cesta de la compra, que se empeña en ponerse a alturas estratosféricas y amenaza con caernos encima con todo el peso de los langostinos, corderos y cochinillos navideños. Abróchense los cinturones y prepárense para contener sus ansias de consumir las tradicionales viandas de estas fiestas. Y cuando crean estar a punto de caer en la tentación, repriman sus instintos y piensen: siempre nos quedará el conejo.

Y si no el conejo, que no estará muy contento con la recomendación del gobierno de que nos lo zampemos por Navidad, al menos nos quedan los Papá Noeles, que, si lo piensan bien, más que un invento de la Coca-Cola parecen una promoción de ron Arehucas, con sus cachetes tan coloraditos y siempre muertos de risa. Sin entrar en detalles escabrosos -como el de la incógnita de si además de regalos, van cargados de otra cosa- hay que admitir que al menos más tolerantes sí que se han vuelto. Ya se les ve en las casas colgando de los balcones acompañados de los mismísimos Reyes Magos, que se ve que ya no quieren más roce con camellos y prefieren tratan con renos de todas las tendencias.