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Bajamar: el sentido del deber ciudadano

Pese a todo ello, utilizaré el periodismo como vehículo transmisor en defensa al servicio de la sociedad canaria. No puedo ser perfecto ni tan siquiera, lo intento. Pero nadie puede profanar mis principios, mis convicciones y mi forma de defender las causas que yo entiendo que no son justas. Sobre todo, basándome en las leyes que el propio hombre configuró hace millones de años y, que, con el paso de la vida, han ido transformándose y aplicando en sus múltiples y complejos artículos penales y administrativos.

Por todo ello, hoy quiero escribir sobre lugar mágico y maravilloso como es Bajamar. Ese bello rincón costero ubicado en el noreste de nuestra isla y perteneciente al municipio de San Cristóbal de La Laguna, que permite a lo largo del año, especialmente en verano, la presencia de miles de personas de nuestra isla, resto del Archipiélago canario y países de Europa, con el objetivo de utilizar sus maravillosas piscinas naturales, clima benigno, bellos, renovados y limpios entornos costero.

Sin embargo, hay algo que está rompiendo y desacreditando ese bonito y tranquilo rincón norteño, enlazado entre los pueblos de Tegueste, Tejina y Valle de Guerra y siendo su “tutor” institucional la ciudad de San Cristóbal La Laguna. La presencia de algunas personas, para no generalizar, con animales de compañías, y, que conste que no tengo nada contra los queridos, admirados y respetados animalitos, sea cual sea su condición y raza animal; cada día sacan a sus respectivos perritos por las instalaciones, sin importarles las prohibiciones gubernamental que en el citado lugar, así lo indica.

Los excrementos de algunos perros son dejados en el paseo costero y cerca de las piscinas, sin importarle nada a sus respectivos e irresponsables dueños. Los encargados del mantenimiento de las mismas, se ven en muchas ocasiones, impotentes e indefensos ante la actitud chulesca, amenazadora y desafiante de algunos de éstos ínclitos, tras advertirles que está prohibido pasear con animales de compañía por las instalaciones; bañarlos dentro de las piscinas, jugar a la pelota, pescar en determinados lugares, portar bebidas con envases de cristal y mantener limpio el lugar que permite el disfrute, tranquilad y privilegio de miles de personas a lo largo del año.

Sin embargo, eso poco les importa a esas personas antihigiénicas que permiten que los excrementos de sus respectivos perros queden en las instalaciones de las piscinas de Bajamar. Este problema se lo he trasladado al concejal de Recursos Humanos y Mercado del Ayuntamiento de La Laguna, Miguel Ángel González Rojas, el cuál sustituye eventualmente al titular de la zona, Cecilio Plácido Mejías, Benítez, al que le deseo una pronta recuperación de su reciente accidente. Deseo y espero, que los responsables de la citada corporación municipal, a pruebe una ordenanza que permita imponer sanciones económicas a todas aquellas personas con animales de compañía que no sepan respetar las ordenanzas, lugares y personas.

Rafael Lutzardo

Pese a todo ello, utilizaré el periodismo como vehículo transmisor en defensa al servicio de la sociedad canaria. No puedo ser perfecto ni tan siquiera, lo intento. Pero nadie puede profanar mis principios, mis convicciones y mi forma de defender las causas que yo entiendo que no son justas. Sobre todo, basándome en las leyes que el propio hombre configuró hace millones de años y, que, con el paso de la vida, han ido transformándose y aplicando en sus múltiples y complejos artículos penales y administrativos.

Por todo ello, hoy quiero escribir sobre lugar mágico y maravilloso como es Bajamar. Ese bello rincón costero ubicado en el noreste de nuestra isla y perteneciente al municipio de San Cristóbal de La Laguna, que permite a lo largo del año, especialmente en verano, la presencia de miles de personas de nuestra isla, resto del Archipiélago canario y países de Europa, con el objetivo de utilizar sus maravillosas piscinas naturales, clima benigno, bellos, renovados y limpios entornos costero.