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Mi proyecto de ciudad son las personas

Carmelo Afonso

Las Palmas de Gran Canaria —

Mi vida ha transcurrido entre los barrios de Tenoya y Tamaraceite, y he visto las transformación, o mejor dicho, la no transformación del barrio desde que era pequeño. Vivo en una ciudad en la que se le da la espalda a los barrios alejados del centro, a los barrios más rurales y que también forman parte de esta gran ciudad.

En Las Palmas de Gran Canaria parece que la vida sólo se vive en la parte baja de la ciudad. Está comprobado que en los barrios en los que los vecinos y vecinas hacen vida son los núcleos menos cuidados, y a su vez de los núcleos más importantes de la ciudad porque es donde la gente hace su día a día. Por eso deben ser barrios con infraestructuras cuidadas que garanticen la seguridad y comodidad de la ciudadanía. Para que los vecinos podamos hacer nuestra vida cotidiana con dignidad, debemos ser tratados todos por igual, con equilibrio y sentido común. Pero para que estos problemas puedan resolverse hace falta escucha, y eso es lo que he reflejado en mi libreta amarilla durante los dos años que llevo recorriéndome todos y cada uno de los barrios de mi ciudad.

¡Qué equivocados están aquellos que piensan que gobernar es decidir desde un despacho sin comprobar la realidad y conocer las caras de aquellos para los que gobierna! Nuestro gobierno será exclusivamente la CIUDADANÍA.

Mi vida ha transcurrido entre los barrios de Tenoya y Tamaraceite, y he visto las transformación, o mejor dicho, la no transformación del barrio desde que era pequeño. Vivo en una ciudad en la que se le da la espalda a los barrios alejados del centro, a los barrios más rurales y que también forman parte de esta gran ciudad.

En Las Palmas de Gran Canaria parece que la vida sólo se vive en la parte baja de la ciudad. Está comprobado que en los barrios en los que los vecinos y vecinas hacen vida son los núcleos menos cuidados, y a su vez de los núcleos más importantes de la ciudad porque es donde la gente hace su día a día. Por eso deben ser barrios con infraestructuras cuidadas que garanticen la seguridad y comodidad de la ciudadanía. Para que los vecinos podamos hacer nuestra vida cotidiana con dignidad, debemos ser tratados todos por igual, con equilibrio y sentido común. Pero para que estos problemas puedan resolverse hace falta escucha, y eso es lo que he reflejado en mi libreta amarilla durante los dos años que llevo recorriéndome todos y cada uno de los barrios de mi ciudad.