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Ben Magec: 20 años de proyectos y esperanzas por José de León y Coordinadora Federal de Ben Magec
Luego saltamos a El Hierro, Allí aprendimos de la resistencia de toda una isla a ser militarizada. Pudimos disfrutar de un pequeño territorio, con poca pero laboriosa gente, que había conseguido importantes experiencias de alternativas productivas y de formas cooperativas de hacer. Más tarde saltamos a Fuerteventura. La lucha por recuperar el Campo de Tiro de Pájara, la defensa de La Muda y Tindaya y contra la destrucción de la costa por el urbanismo feroz, fueron temas que el movimiento ecologista majorero hizo suyos.
Nos fuimos a Tenerife. En la falda de ese volcán durmiente seguimos perfilando los bordes de lo que somos, sabiendo que las fronteras tenían que ser tan movibles y permeables como las ideas y los cambios. Saltamos a Gran Canaria, que, como la geografía, estaba a una distancia equidistante del archipiélago y de nuestra empresa. Allí un amplio crisol de grupos resistía por toda esa castigada isla. Llegamos a la Gomera, por mar, disfrutando de delfines y calderones, cuando aún el lagarto gigante de La Gomera, todavía no formaba parte del catálogo de nuestra riquísima biodiversidad. Hablamos del Parque Nacional, como recurso y como postal, de la mano de un turismo que sigilosamente había entrado por el omnipresente “noruego”. Cuatro años después, regresamos a La Palma, hace 7360 amaneceres. Allí nació Ben Magec. Las hijas y los hijos del sol, dispuestos a entregar su tiempo por estas islitas. Teníamos ya, un papelito que decía de nosotros, que diseñaba un camino, una forma de organizarnos, de decidir.
Nos extendimos por todo el archipiélago. Cinco ILPs han sido, entre otras cosas, el reflejo del apoyo popular a nuestras luchas, un ejemplo de democracia, aunque el poder político haya despreciado esa alegría. Pero la esperanza nos ha empujado con más fuerzas. Algunas sentencias han reconocido nuestra labor por el interés público, con Veneguera, fuimos capaces de voltear el destino. Nos concedieron el Premio Canarias “César Manrique” de Medio Ambiente. Somos patrimonio de muchos tiempos y de muchos espacios. Formamos parte de la Confederación Estatal Ecologista en Acción. Somos producto de muchos grupos y de mucha gente, y de manera especial de aquellas compañeras y compañeros que se han ido, pero siguen siendo presencia, como Ulises, Alicia, Juan, Enrique, Alfonso, Antonio Manuel, Ramón...
Hemos empujado el mundo porque sabemos que con la rotación no basta. Y lo hemos hecho para que el sol recorte su figura en la playa de Veneguera sin la silueta de hoteles y egoísmos; para que las fincas de El Rincón mantengan la memoria de que se come de la tierra, y que aquél valle que inspiró a artistas y sorprendió a Humboldt, no sólo fue hecho por los designios de la naturaleza, sino del trabajo humano; para que la bajada de la Virgen del Hierro no sea vigilada por los militares; para que la vida de millones de seres, se cobijen entre los sebadales de Granadilla, para que a Tindaya no le agujeren el alma, para que la Quinta Verde sea un Jardín y no una foto antigua, para que los que destruyen esta tierra no se muevan en la impunidad.
Queremos ser de ahora para cambiar lo que se anuncia. Nos mueve el amor a la tierra y a los inquilinos que antes que nosotros ejercitaban su vida por aquí. El aire, los veriles o las plantitas más recónditas, no son una excusa. Por eso nuestras luchas no caducan y están siempre vigilantes. No se salvará esta tierra, mientras haya gente que donde hay una tabaiba ve un billete. No merecemos tanto destrozo, tanta avaricia y menos quienes hemos traído sin decidir y heredarán un mundo peor que el que hoy vivimos.
Tenemos que articular y potenciar a la sociedad civil, fortalecer los movimientos sociales, generar redes de coordinación y de presión sobre las instituciones, e implementar formas participativas y democráticas de toma de decisión. Pasa por una apuesta compartida en avanzar hacia experiencias de desarrollo alternativos, menos dependientes y agresivos hacia el medio y hacia nuestra población. Se trata de apostar por un nuevo modelo que ahorre y no derroche, que consuma lo necesario, que viva y aprecie lo cercano, que se aleje de la prisa y el agobio, que se alimente de manera sana y natural, que nos ayude a vivir en libertad y disfrutando de esta naturaleza hermosa que tenemos, que sea solidario y respetuoso y, sobre todo, que esté cargado de esperanzas.
Queremos que este proyecto entusiasme a los jóvenes y que no jubile la experiencia. Necesitamos de nuevas manos y voluntades. Necesitamos gente entendida en ciertos temas, porque tenemos que tener criterios, conocer en profundidad lo que queremos cambiar y proponer. Necesitamos gente comprometida con la regeneración moral que necesita esta sociedad. Necesitamos personas dispuestas a hacer de la democracia el laboratorio cotidiano de la tolerancia, del respeto a las ideas ajenas, de la convicción que cuando hay participación las cosas se multiplican. Necesitamos tener una forma de pensar libre y crítica alejada de los estereotipos mediáticos y de la inercia de lo políticamente correcto. Necesitamos gente que sepa disentir, que este dispuesta a no reírle las gracias a quienes juegan con nuestro futuro, el de las islas y el del planeta y que hoy, en tiempos de crisis, nos anuncian más cemento, más destrucción del territorio, menos defensa de nuestras riquezas naturales y culturales y más desamparo para quienes viven peor. Cada vez nos necesitamos más para alumbrar otro mundo.
Felicitaciones a quienes han aportado su experiencia en este proyecto y a quienes siguen enriqueciéndolo. Y a quienes decidan unirse a esta bella andadura, les damos la bienvenida de cada amanecer y un sitio en este barquito, proa al futuro. Están invitadas e invitados a Ben Magec, que pretende durar hasta bien entrado el mañana.
José de León y Coordinadora Federal de Ben Magec
Luego saltamos a El Hierro, Allí aprendimos de la resistencia de toda una isla a ser militarizada. Pudimos disfrutar de un pequeño territorio, con poca pero laboriosa gente, que había conseguido importantes experiencias de alternativas productivas y de formas cooperativas de hacer. Más tarde saltamos a Fuerteventura. La lucha por recuperar el Campo de Tiro de Pájara, la defensa de La Muda y Tindaya y contra la destrucción de la costa por el urbanismo feroz, fueron temas que el movimiento ecologista majorero hizo suyos.
Nos fuimos a Tenerife. En la falda de ese volcán durmiente seguimos perfilando los bordes de lo que somos, sabiendo que las fronteras tenían que ser tan movibles y permeables como las ideas y los cambios. Saltamos a Gran Canaria, que, como la geografía, estaba a una distancia equidistante del archipiélago y de nuestra empresa. Allí un amplio crisol de grupos resistía por toda esa castigada isla. Llegamos a la Gomera, por mar, disfrutando de delfines y calderones, cuando aún el lagarto gigante de La Gomera, todavía no formaba parte del catálogo de nuestra riquísima biodiversidad. Hablamos del Parque Nacional, como recurso y como postal, de la mano de un turismo que sigilosamente había entrado por el omnipresente “noruego”. Cuatro años después, regresamos a La Palma, hace 7360 amaneceres. Allí nació Ben Magec. Las hijas y los hijos del sol, dispuestos a entregar su tiempo por estas islitas. Teníamos ya, un papelito que decía de nosotros, que diseñaba un camino, una forma de organizarnos, de decidir.