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¡Están bonitos éstos!

Para la CCE, la manera de actuar de la Justicia y su filtración a los medios informativos espanta a los inversores, golpea la línea de flotación de nuestra economía y no sé qué otros males. Como desconozco en qué datos se basa la patronal, les expondré una percepción distinta del problema que no carece de fundamento, la de quienes ven desde fuera la corrida. La semana pasada se reunió en el Sur para hablar de sus cosas un buen número de los asesores fiscales. Sumados sus respectivos clientes totalizaban al menos el 90% del dinero correlón. Pues bien: ¿no les parece extraño que la tremenda desazón de la CCE no tuviera allí reflejo? Son asuntos de su ámbito profesional y no parece normal que los pasaran por alto. Quiero decir que los asesores no comparten las preocupaciones de la patronal, por lo que si hay alarma social es la que siembra la CCE hablando de estampida de inversores ante la “dictadura de los tribunales”. Por otro lado, no explica la CCE de qué inversores habla. Porque la limpia la casa debería tranquilizar, en principio, a los que operan sin trampa ni cartón para obtener la justa retribución de sus inversiones y riesgos. Que se persiga a quienes juegan con ventaja y demás aprovechados es garantía para ellos. Sé de algunos casos de inversionistas porque apenas acaban de exponer su proyecto y ya están soltando dinero para que eche a andar en virtud del principio de que quien no tiene padrinos, debidamente remunerado, no se bautiza. “¿Y yo cómo quedo?”, es la pregunta habitual. Nada de esto ignora la CCE a la que no preocupa el daño que producen tales prácticas a la creatividad empresarial, innecesaria si hay padrino. Eso ni planteárselo, para qué.Como tampoco ignora la CCE que, en buena medida, propicia la corrupción el excesivo intervencionismo público que da a políticos y funcionarios el poder de decidir qué proyectos salen adelante y a cuáles ponerle la proa; porque la ley o el decreto intervencionista suele introducir excepciones que ellos han de aceptar o rechazar. ¿Acaso no fue conseguir la excepción a la moratoria querida por Anfi del Mar lo que comprometió al Cabildo soriano y acaba de salpicar al Gobierno? De no ser la posibilidad de excepción, a lo mejor no se hubiera celebrado pesca de salmones alguna ni estaría Adán pasando malos ratos. Aquellos polvos trajeron estos lodos.Lo que digo es de sentido común. Pero la CCE no se lo plantea ni, por supuesto, especifica de qué tipo eran los inversionistas que arrancaron la caña y cogieron la chaqueta. Están bonitos éstos también.

Para la CCE, la manera de actuar de la Justicia y su filtración a los medios informativos espanta a los inversores, golpea la línea de flotación de nuestra economía y no sé qué otros males. Como desconozco en qué datos se basa la patronal, les expondré una percepción distinta del problema que no carece de fundamento, la de quienes ven desde fuera la corrida. La semana pasada se reunió en el Sur para hablar de sus cosas un buen número de los asesores fiscales. Sumados sus respectivos clientes totalizaban al menos el 90% del dinero correlón. Pues bien: ¿no les parece extraño que la tremenda desazón de la CCE no tuviera allí reflejo? Son asuntos de su ámbito profesional y no parece normal que los pasaran por alto. Quiero decir que los asesores no comparten las preocupaciones de la patronal, por lo que si hay alarma social es la que siembra la CCE hablando de estampida de inversores ante la “dictadura de los tribunales”. Por otro lado, no explica la CCE de qué inversores habla. Porque la limpia la casa debería tranquilizar, en principio, a los que operan sin trampa ni cartón para obtener la justa retribución de sus inversiones y riesgos. Que se persiga a quienes juegan con ventaja y demás aprovechados es garantía para ellos. Sé de algunos casos de inversionistas porque apenas acaban de exponer su proyecto y ya están soltando dinero para que eche a andar en virtud del principio de que quien no tiene padrinos, debidamente remunerado, no se bautiza. “¿Y yo cómo quedo?”, es la pregunta habitual. Nada de esto ignora la CCE a la que no preocupa el daño que producen tales prácticas a la creatividad empresarial, innecesaria si hay padrino. Eso ni planteárselo, para qué.Como tampoco ignora la CCE que, en buena medida, propicia la corrupción el excesivo intervencionismo público que da a políticos y funcionarios el poder de decidir qué proyectos salen adelante y a cuáles ponerle la proa; porque la ley o el decreto intervencionista suele introducir excepciones que ellos han de aceptar o rechazar. ¿Acaso no fue conseguir la excepción a la moratoria querida por Anfi del Mar lo que comprometió al Cabildo soriano y acaba de salpicar al Gobierno? De no ser la posibilidad de excepción, a lo mejor no se hubiera celebrado pesca de salmones alguna ni estaría Adán pasando malos ratos. Aquellos polvos trajeron estos lodos.Lo que digo es de sentido común. Pero la CCE no se lo plantea ni, por supuesto, especifica de qué tipo eran los inversionistas que arrancaron la caña y cogieron la chaqueta. Están bonitos éstos también.