Espacio de opinión de Canarias Ahora
Buenos días, Ecuador
Los ecuatorianos sepultaron de hecho una Constitución de apenas 9 años de vida que poco tenía que ver con la situación del país. Los años recientes estuvieron marcados por movilizaciones exigiendo el fin del neoliberalismo y de los partidos que gestionaban el poder en beneficio de unos pocos. Tumbaban presidentes y el sucesor repetía la historia de su antecesor. Aquella Carta Magna amparaba a unos y otros, a la privatización de los recursos nacionales y a los mecanismos institucionales favorecedores de las corruptelas, el impago de impuestos y la evasión de capitales. Pura ruina. La percepción de los ecuatorianos acerca del carácter oligárquico de sus instituciones quedaba clarísima. El 89% declaraba que allí se gobierna únicamente a favor de los ricos, el porcentaje de rechazo al poder constituido más alto de América Latina.Este abismo entre la realidad y las instituciones sufrió un golpe evidente en las últimas elecciones presidenciales. El economista Rafael Correa pasó a la segunda vuelta contra todos los pronósticos, con un discurso programático nacionalista y de centro izquierda. Enfrente tenía a Noboa, magnate de la industria bananera, quien planteó el duelo entre “el populismo comunista de Correa y ”la libre empresa que yo represento“. Desdichada táctica la de denunciarse a sí mismo como representante de quienes venían causando las desgracias de la mayoría. Correa respondió acusando a Noboa de ”explotar niños en sus plantaciones“ y de ”ser un oligarca que no paga impuestos“. La derrota de Noboa abrió las puertas a las iniciativas de su adversario. La primera de ellas, refundar el país.El segundo golpe, en apenas tres meses de gestión de Correa, lo constituye el desenlace del referéndum sobre la Asamblea Constituyente. Los ecuatorianos rechazaron la campaña de la oligarquía por el ”no“ de forma masiva. De momento, esto representa la posibilidad de limitar el poder de los partidos políticos tradicionales, maniatar la facultad del Congreso para destituir al presidente, evitar la concentración de los medios de comunicación, plantear la economía solidaria en lugar del actual precepto constitucional según el cual Ecuador tiene una economía social de mercado, recuperar para la nación sectores estratégicos como la electricidad, los hidrocarburos, la minería y las telecomunicaciones, poner en marcha la reforma agraria Correa cuenta con apoyo para iniciar reformas de fondo, recurriendo a la movilización popular. Deberá pasar de las promesas a los hechos en algunos temas una vez superada la prueba del referéndum. La derecha no descansará aunque se encuentre políticamente frágil. El presidente estableció cierta perspectiva nacionalista más o menos explicada, pero las medidas que conducirán al socialismo (que también reivindica) no están claras. Al menos no lo están para mí. En todo caso, hoy se trataba de felicitar a los ecuatorianos por su persistencia admirable para cambiar su país. Suerte.
Rafael Morales
Los ecuatorianos sepultaron de hecho una Constitución de apenas 9 años de vida que poco tenía que ver con la situación del país. Los años recientes estuvieron marcados por movilizaciones exigiendo el fin del neoliberalismo y de los partidos que gestionaban el poder en beneficio de unos pocos. Tumbaban presidentes y el sucesor repetía la historia de su antecesor. Aquella Carta Magna amparaba a unos y otros, a la privatización de los recursos nacionales y a los mecanismos institucionales favorecedores de las corruptelas, el impago de impuestos y la evasión de capitales. Pura ruina. La percepción de los ecuatorianos acerca del carácter oligárquico de sus instituciones quedaba clarísima. El 89% declaraba que allí se gobierna únicamente a favor de los ricos, el porcentaje de rechazo al poder constituido más alto de América Latina.Este abismo entre la realidad y las instituciones sufrió un golpe evidente en las últimas elecciones presidenciales. El economista Rafael Correa pasó a la segunda vuelta contra todos los pronósticos, con un discurso programático nacionalista y de centro izquierda. Enfrente tenía a Noboa, magnate de la industria bananera, quien planteó el duelo entre “el populismo comunista de Correa y ”la libre empresa que yo represento“. Desdichada táctica la de denunciarse a sí mismo como representante de quienes venían causando las desgracias de la mayoría. Correa respondió acusando a Noboa de ”explotar niños en sus plantaciones“ y de ”ser un oligarca que no paga impuestos“. La derrota de Noboa abrió las puertas a las iniciativas de su adversario. La primera de ellas, refundar el país.El segundo golpe, en apenas tres meses de gestión de Correa, lo constituye el desenlace del referéndum sobre la Asamblea Constituyente. Los ecuatorianos rechazaron la campaña de la oligarquía por el ”no“ de forma masiva. De momento, esto representa la posibilidad de limitar el poder de los partidos políticos tradicionales, maniatar la facultad del Congreso para destituir al presidente, evitar la concentración de los medios de comunicación, plantear la economía solidaria en lugar del actual precepto constitucional según el cual Ecuador tiene una economía social de mercado, recuperar para la nación sectores estratégicos como la electricidad, los hidrocarburos, la minería y las telecomunicaciones, poner en marcha la reforma agraria Correa cuenta con apoyo para iniciar reformas de fondo, recurriendo a la movilización popular. Deberá pasar de las promesas a los hechos en algunos temas una vez superada la prueba del referéndum. La derecha no descansará aunque se encuentre políticamente frágil. El presidente estableció cierta perspectiva nacionalista más o menos explicada, pero las medidas que conducirán al socialismo (que también reivindica) no están claras. Al menos no lo están para mí. En todo caso, hoy se trataba de felicitar a los ecuatorianos por su persistencia admirable para cambiar su país. Suerte.
Rafael Morales