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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Ver para creer

Está saliendo información sobre el Presidente del Cabildo de Gran Canaria y la decisión del PP de no contar con su persona como candidato a las próximas elecciones. Las decisiones internas de los partidos no me interesan gran cosa, siempre y cuando, no lesionen los intereses generales de los que vivimos en esta isla redonda. Pero es el caso que conozco personalmente de hace muchos años al Presidente del Cabildo. Podría incluso decir que hace unos veinte años colaboré políticamente con él y me unió una cercana amistad en aquellos años. Lo digo, porque creo estar en condiciones de emitir un juicio de valor sobre su persona, y lo que puede significar para la defensa del interés general de la isla y de sus habitantes. Ha sido un tremendo error de su partido el fagocitarlo de la vida política y es un error, porque Gran Canaria está necesitada no de salvadores de la patria, pero sí, de revulsivos que impidan nos lapiden algunos desde Tenerife. Recuerdo una frase que una vez me dijo, “algunos políticos de Tenerife primero son de esa isla y después del PP, el PSOE, etc”. Esa es una verdad y a los hechos me remito.

Gran Canaria ha sido ninguneada históricamente por algunos políticos de Tenerife, con el consentimiento de políticos de la isla redonda. He conocido algunos traidores a esta isla y a sus habitantes. La culpa no es de los políticos de la isla picuda, algunos tendrían que aplaudirles desde Tenerife, hicieron lo que les pedía el cuerpo, defendiendo los intereses de esa isla pero perjudicando a Gran Canaria. Pero ha habido políticos en Gran Canaria, que supieron cuadrarse a las exigencias de la otra isla, por citar, el caso de Lorenzo Olarte y su insistencia a que se creara una Universidad en Gran Canaria; con gente así, otro gallo nos hubiera cantado.

No estamos sobrados de personas muy competentes profesionalmente en la política, con gran experiencia, casi 40 años de vida política y profesional, sin escándalos de corrupción que se conozcan a sus espaldas, que ha demostrado su tesón y capacidad de trabajo. Siempre hizo gala de sus convicciones democráticas (a otros lo pongo en duda) y su talante negociador y moderado (un hombre de centro).

Con candidatos a la Presidencia del Gobierno de Canarias y a la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria nombrados por el PP, el resto de las fuerzas políticas estarán frotándose las manos. Pero quienes estarán saltando de alegría serán los partidos políticos de Tenerife y en especial los de CC. Ver para creer.

Está saliendo información sobre el Presidente del Cabildo de Gran Canaria y la decisión del PP de no contar con su persona como candidato a las próximas elecciones. Las decisiones internas de los partidos no me interesan gran cosa, siempre y cuando, no lesionen los intereses generales de los que vivimos en esta isla redonda. Pero es el caso que conozco personalmente de hace muchos años al Presidente del Cabildo. Podría incluso decir que hace unos veinte años colaboré políticamente con él y me unió una cercana amistad en aquellos años. Lo digo, porque creo estar en condiciones de emitir un juicio de valor sobre su persona, y lo que puede significar para la defensa del interés general de la isla y de sus habitantes. Ha sido un tremendo error de su partido el fagocitarlo de la vida política y es un error, porque Gran Canaria está necesitada no de salvadores de la patria, pero sí, de revulsivos que impidan nos lapiden algunos desde Tenerife. Recuerdo una frase que una vez me dijo, “algunos políticos de Tenerife primero son de esa isla y después del PP, el PSOE, etc”. Esa es una verdad y a los hechos me remito.

Gran Canaria ha sido ninguneada históricamente por algunos políticos de Tenerife, con el consentimiento de políticos de la isla redonda. He conocido algunos traidores a esta isla y a sus habitantes. La culpa no es de los políticos de la isla picuda, algunos tendrían que aplaudirles desde Tenerife, hicieron lo que les pedía el cuerpo, defendiendo los intereses de esa isla pero perjudicando a Gran Canaria. Pero ha habido políticos en Gran Canaria, que supieron cuadrarse a las exigencias de la otra isla, por citar, el caso de Lorenzo Olarte y su insistencia a que se creara una Universidad en Gran Canaria; con gente así, otro gallo nos hubiera cantado.