Espacio de opinión de Canarias Ahora
De 'El Chico Amarillo' al pozo de Jinámar
El pasado viernes conocíamos la noticia de que se suspendían las labores de búsqueda de los huesos del famoso pozo de Jinámar. Reconozco que tuve que leer el titular varias veces para poder creérmelo. No sabía si reír o llorar. Me acordé de la familia de Sara, del sufrimiento, de los nervios por los que tuvieron que pasar esas personas desde que se conoció la noticia de que había huesos en ese pozo que podrían pertenecer a su hija.
Pensé en los cuerpos de seguridad que trabajaron prácticamente sin descanso durante casi una semana, achicando agua y con lodo hasta las rodillas.
Pero también tuve un momento para acordarme de los medios de comunicación. De algunos compañeros que se turnaron para hacer noche en esa casa en ruinas. La misma que algunos medios se empeñaron en hacer parecer la casa del terror con sus fotografías nocturnas.
Sí, tuve tiempo para pensar en todo eso. Pero quizá los directores de algunos medios y programas nacionales, no pudieron o no quisieron tomarse ese momento para reflexionar antes de mandar a sus reporteros a revolotear junto a ese pozo. Como buitres alrededor de la carroña, esperando a que su víctima pereciera para lanzarse sobre ella y arrancarle la primicia.
El sensacionalismo vende, eso lo sabemos todos. Y, sinceramente, me hace gracia que algunos afirmen que publican ciertas cosas porque creen en la información y no para vender más periódicos. Me aterra pensar que esta gente cree de verdad en lo que dice.
Esos mismos que invirtieron ríos de tinta en ese asunto escondieron la cabeza al día siguiente de conocerse que esos huesos no pertenecían a un ser humano. Utilizaron sus editoriales, esos que a menudo les sirven de armas para escupir cosas que a veces ni siquiera son ciertas, para hablar de otro tema que nada tiene que ver con la búsqueda en el pozo. Supongo que para no mencionar el ridículo que para ellos ha supuesto que esos huesos no fueran lo que ellos esperaban.
Ahora toca volver a entrevistar a la madre de Sara, buscar culpables y hacer alguna entrevista en exclusiva a uno de los agentes que bajaron a ese pozo. Qué pena que la tira del chico amarillo haya desaparecido, porque así algunos lo tendrían más fácil para llenar esas páginas que ahora se han quedado vacías.
El pasado viernes conocíamos la noticia de que se suspendían las labores de búsqueda de los huesos del famoso pozo de Jinámar. Reconozco que tuve que leer el titular varias veces para poder creérmelo. No sabía si reír o llorar. Me acordé de la familia de Sara, del sufrimiento, de los nervios por los que tuvieron que pasar esas personas desde que se conoció la noticia de que había huesos en ese pozo que podrían pertenecer a su hija.
Pensé en los cuerpos de seguridad que trabajaron prácticamente sin descanso durante casi una semana, achicando agua y con lodo hasta las rodillas.