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Clavijo: un “amnistiado” contra la amnistía

“Porque son los únicos que están por la concordia y el diálogo”. Ana Oramas (Diario de Avisos-El Español, 11 de diciembre de 2017) sugería a los catalanes, a finales del año del procés, que votaran a los socialistas.

Sin embargo, ayer no más, me entero de que nuestro particular lehendakari y la CC que lidera están “en contra de la amnistía”. Una amnistía de la que sólo sabemos el nombre, convertido en la bomba de fragmentación de la derecha durante las largas vísperas de la investidura “del que ganó las elecciones”. Pues en esa materia, la de quién gana y quién gobierna en nuestra democracia, Clavijo y (déjenme decirlo) también Oramas son verdaderos doctores.

De forma que, cautelarmente, vuelve a rendir tributo a la atormentada derecha española trazando una nueva línea roja, a modo de vacuna, frente a un hipotético gobierno progresista. No vaya a ser que desde Génova pudieran o pudiesen moverle la escalera de color (Gobierno, Cabildo de Tenerife y Ayuntamiento de Santa Cruz) que le han regalado, eso sí, a cuenta de su sumisión para lo que gusten mandar Feijóo o cualquiera de sus eventuales sucesores.

Una nueva línea roja, pero de las de verdad. Ya sabemos que de los dos pasos infranqueables con los que nos estuvieron vacilando a los canarios durante las elecciones del 23J, la única que se iba a cumplir era la de no pactar con Podemos. Lo mejor era el “argumento”: Coalición Canaria anatemizando al chavismo es una especie de broma pesada.

Porque la otra línea roja, la de no pactar con Vox, ya sabemos que era de mentiritas. En Teguise, en Granadilla…y en cualquier otra institución canaria en la que hubieran sumado, la línea maginot frente a la derecha autoritaria y ultracentralista se desgorrifó. Luego vino lo de la Tercera España, que le debió inspirar alguno de los asesores, que lo mismo asesoran por la tarde que actúan como brigada clavijista del amanecer, para tratar de entretenernos hasta la inauguración de la Legislatura en la que acabaron votando a Cuca Gamarra para la presidencia del Congreso.

Pero que estarán contra la amnistía, de la que no sabemos hasta ahora sino solo el nombre, me lo creo a pié juntillas.

A no ser que Oramas entendiera que “dialogar” es sentarse en una mesa y disfrutar de la libertad ayusiana de tomarse unas cañas, tal y como acabó entendiéndolo un Feijóo (más perdido a estas alturas que el barco del arroz, como decíamos los chiquillos laguneros de antes) cuando le volvieron a tirar otra vez de las orejas los que le dictan lo que puede o no puede decir, desde que se le ocurrió mencionar aquello del “encaje de Cataluña” y de “dialogar con Junts”, que figuran en lugar destacado del nuevo índice de expresiones, palabras y conceptos prohibidos por esta nouvelle inquisición.

Dialogar es buscar acuerdos que ayuden a resolver los rescoldos de una crisis, la desencadenada por la Declaración Unilateral de Independencia y el 1 de octubre del 17. Y esos acuerdos, si se producen, deberán respetar los procedimientos y los límites establecidos en la Constitución y en los reglamentos parlamentarios. Y los límites constitucionales son eso, límites. Y como tales restricciones a la expresión de la soberanía popular, que representan las Cortes Generales, no pueden interpretarse extensivamente ni a gusto del consumidor, sea este la mayoría parlamentaria de turno o la oposición y sus mentores del conservadurismo empresarial y, valga la redundancia que diría Ignacio Escolar, periodísticos.

Miren ustedes por dónde los catalanes y catalanas vienen haciendo caso a Oramas, elección tras elección, llegando el 23J a votar más a los socialistas que a todos los partidos independentistas juntos.

Pero a quien Oramas debería explicárselo, en plan la P con la A se lee PA, es a Clavijo. Aunque dudo que sea capaz de entenderlo. Debe estar pensando en cómo se hace también con el control de RTVE en Canarias con la ayuda del PP, tal y como figura en la letra menuda de eso que llaman Agenda Canaria. Líneas rojas, Tercera España, Agenda Canaria, NO a la amnistía… El think thank que inspira al presidente canario se ha venido arriba. Habrá que ir pensando en reconocerle algún plus de productividad.

Clavijo podría resultar mucho más útil en todo este escenario si, en lugar de cacarear contra la amnistía, nos enseña a todos cómo conseguir los mismos efectos, y sin necesidad de hacer intervenir a las Cortes Generales ni dar motivos para todo este guirigay.

Los mismos efectos que la amnistía, básicamente el de no ser juzgado por hechos indiciariamente delictivos, los viene disfrutando Clavijo a raíz del archivo por el juez Marchena y la Sala II del Tribunal Supremo de un caso de prevaricación continuada, según la Fiscalía Anticorrupción, la jueza instructora y la Fiscalía de Tribunal Supremo. Continuada porque el mismo que ahora está en contra de la amnistía dictó más de 80 decretos en materia de contratación de servicios municipales frente a las advertencias de ilegalidad formuladas sin excepción por la Intervención General del Ayuntamiento, “comprometiendo y pagando ilegalmente” decenas de millones de euros de dinero público.Y logró, en un alarde de innovación judicial, evitar ser juzgado. Juzgado con todas las garantías para él y para todas las partes del proceso, que es lo que significa el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.

Un procedimiento en el que los jueces se atribuyeron la prerrogativa de conceder a efectos prácticos una medida de gracia y hasta la función de legislador negativo, derogando singularmente, favor Clavixi, un precepto del Código Penal. El mismo artículo que tipifica el delito de prevaricación con el que han sido condenados a luengos años de inhabilitación algunos alcaldes y alcaldesas que conozco…por haber dictado un solo decreto disponiendo, frente a idénticas advertencias de la Intervención municipal, de unos pocos miles de euros para atender obligaciones de sus ayuntamientos.

Un “amnistiado” contra la amnistía. Cosas de la ultraperiferia.

“Porque son los únicos que están por la concordia y el diálogo”. Ana Oramas (Diario de Avisos-El Español, 11 de diciembre de 2017) sugería a los catalanes, a finales del año del procés, que votaran a los socialistas.

Sin embargo, ayer no más, me entero de que nuestro particular lehendakari y la CC que lidera están “en contra de la amnistía”. Una amnistía de la que sólo sabemos el nombre, convertido en la bomba de fragmentación de la derecha durante las largas vísperas de la investidura “del que ganó las elecciones”. Pues en esa materia, la de quién gana y quién gobierna en nuestra democracia, Clavijo y (déjenme decirlo) también Oramas son verdaderos doctores.