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Más @s para nuestros coles por Roberto Moreno Díaz

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Entre septiembre y octubre de 2011, en un tiempo que podríamos calificar de récord y con la responsabilidad y supervisión técnica de la Dirección General de Telecomunicaciones y Nuevas Tecnologías (DGTNT) del Gobierno de Canarias, se llevó a cabo el despliegue de las infraestructuras de la que, por ahora, es la mayor red inalámbrica de banda ancha de España. Pero más allá de los detalles puramente técnicos del proyecto, que por otro lado son apasionantes por la complejidad que presenta en un Archipiélago cuya orografía es de todo menos simple, el verdadero impacto cae en el campo de las tecnologías al servicio directo de la sociedad, en concreto de la formación de nuestros niños, niñas y jóvenes en centros educativos públicos: el objetivo primordial era facilitar el acceso a Internet de 350 centros educativos del Archipiélago con banda ancha a través de las infraestructuras y servicios del Gobierno de Canarias. El 9 de enero, con el retorno de las vacaciones navideñas, comenzaron las pruebas del sistema que en muchos casos, ya en pleno funcionamiento, han multiplicado por un factor de 20 el ancho de banda de acceso a la red de estos centros.

Quiero hacer un inciso personal, pues la frialdad tecnológica a veces oculta la vertiente humana de una iniciativa de este tipo. En el colegio de La Orotava donde tuvo lugar la inauguración oficial del proyecto, las caritas de niños y niñas de tres años dando sus primeros pasos en internet y el entusiasmo de las virguerías en tiempo real (incluida la inserción de videos de actividades escolares en el blog de su clase) que los mayores, de 11 y 12, desarrollan como parte de su asignatura de tecnología, fueron la mejor de las recompensas a los desvelos del equipo técnico, que duraron meses. La declaración pública de los responsables del colegio en el sentido de que estas actividades eran impensables hace un mes simplemente subrayan lo acertado, tecnológica, social y educativamente del proyecto WiMAX, a través del que se ha llevado el acceso a las autopistas (de varios carriles, si se permite la analogía) de la información en zonas donde nunca llegarían las inversiones de empresas privadas de telecomunicaciones por considerarlas ineficientes económicamente y que por tanto estaban condenadas a vivir, tecnológicamente hablando, en el siglo XIX.

Así, para este proyecto se seleccionaron centros educativos en entornos rurales y fuera de las grandes ciudades ya que son los que presentaban peor conexión a Internet. Por ello, la primera ventaja, como queda dicho, es la de dotar de acceso a internet de alta calidad a centros cuya conexión era muy deficitaria, en la práctica, inexistente. Otra ventaja es que la tecnología WiMAX, mediante conexión inalámbrica por microondas, no es invasiva con el medio, es decir, no se ha precisado de obra civil como en el caso del tendido de fibra óptica, para llevar a cabo el despliegue. Al pasar a usar los servicios de conexión a internet del Gobierno, los centros pueden ahorrarse el pago mensual de su conexión (hasta ahora mediante ADSL rural, VSAT o equivalente), por lo que además se reduce su factura de servicios de telecomunicaciones. El montante del ahorro se puede calcular en unos 420.000 euros/año. En este proyecto se ha aprovechado y potenciado la red de transporte propia RESCAN, la Red de Emergencias y Seguridad de Canarias, en su dispersión geográfica y en su capacidad de ancho de banda, de esta manera convergiendo y rentabilizando las redes de datos del Gobierno de Canarias.

Es, sin duda, un esfuerzo y un proyecto de la DGTNT del que todos en Canarias debemos sentirnos orgullosos y que hoy por hoy constituye el buque insignia de los proyectos públicos en materia de tecnología de la información y las comunicaciones.

* Director General de Telecomunicaciones y Nuevas Tecnologías del Gobierno de Canarias.

Roberto Moreno Díaz*

Entre septiembre y octubre de 2011, en un tiempo que podríamos calificar de récord y con la responsabilidad y supervisión técnica de la Dirección General de Telecomunicaciones y Nuevas Tecnologías (DGTNT) del Gobierno de Canarias, se llevó a cabo el despliegue de las infraestructuras de la que, por ahora, es la mayor red inalámbrica de banda ancha de España. Pero más allá de los detalles puramente técnicos del proyecto, que por otro lado son apasionantes por la complejidad que presenta en un Archipiélago cuya orografía es de todo menos simple, el verdadero impacto cae en el campo de las tecnologías al servicio directo de la sociedad, en concreto de la formación de nuestros niños, niñas y jóvenes en centros educativos públicos: el objetivo primordial era facilitar el acceso a Internet de 350 centros educativos del Archipiélago con banda ancha a través de las infraestructuras y servicios del Gobierno de Canarias. El 9 de enero, con el retorno de las vacaciones navideñas, comenzaron las pruebas del sistema que en muchos casos, ya en pleno funcionamiento, han multiplicado por un factor de 20 el ancho de banda de acceso a la red de estos centros.

Quiero hacer un inciso personal, pues la frialdad tecnológica a veces oculta la vertiente humana de una iniciativa de este tipo. En el colegio de La Orotava donde tuvo lugar la inauguración oficial del proyecto, las caritas de niños y niñas de tres años dando sus primeros pasos en internet y el entusiasmo de las virguerías en tiempo real (incluida la inserción de videos de actividades escolares en el blog de su clase) que los mayores, de 11 y 12, desarrollan como parte de su asignatura de tecnología, fueron la mejor de las recompensas a los desvelos del equipo técnico, que duraron meses. La declaración pública de los responsables del colegio en el sentido de que estas actividades eran impensables hace un mes simplemente subrayan lo acertado, tecnológica, social y educativamente del proyecto WiMAX, a través del que se ha llevado el acceso a las autopistas (de varios carriles, si se permite la analogía) de la información en zonas donde nunca llegarían las inversiones de empresas privadas de telecomunicaciones por considerarlas ineficientes económicamente y que por tanto estaban condenadas a vivir, tecnológicamente hablando, en el siglo XIX.