Espacio de opinión de Canarias Ahora
Consenso mosqueante
Veamos. Después de tanto tiempo de funcionamiento del Régimen Específico de Abastecimiento (REA) el Gobierno canario se cae del guindo y empieza a sospechar que esas ayudas europeas para los productos de primera necesidad en vez de cumplir el objetivo para el que fueron creadas -esto es: evitar el incremento descontrolado de los precios en las islas- siguen otros caminos y se quedan en otros bolsillos. Es decir, José Manuel Soria se barrunta a estas alturas lo que todo el mundo sabe en estos peñascos desde hace la tira: que los dineros del REA jamás han servido para reducir los gastos de los isleños y que han engordado siempre las fortunas de los importadores. O Soria es tonto o se lo hace.
Efectivamente, tal y como contó don José Manuel al término de ese Consejo “las ayudas no siempre repercuten en los consumidores como deberían hacerlo”. ¿No siempre?... Bastaría, si nuestros gobernantes fuesen serios, honrados y eficaces, con que esas subvenciones no cumplieran su función una sola vez para tomar cartas en un asunto y hablar de robo a las arcas europeas. Alguien podría quietar hierro a la cuestión, resignadamente: -Tarde ha sido ?podría aducir- Pero, por fin, un consejero del Gobierno reconoce la existencia de ese mamoneo y se dispone a actuar.
Pero, esa es otra. Otra, inaceptable y surrealista. Soria anuncia, a tenor del problemilla recién descubierto y asumido, que se incrementarán controles y seguimiento de las ayudas del REA “a través de mecanismos acordados con un máximo de consenso posible ”con productores e importadores“?
El planteamiento es mosqueante. Se trata, interpretando objetivamente la intención del consejero, de pactar con muchos de quienes cometen una estafa continuada desde hace años las fórmulas y métodos de vigilancia para acabar con su propia mamandurria. Como ustedes comprenderán, la iniciativa es un disparate abocado al fracaso. Todo lo que se consensúe con quienes habrían de ser objeto de una permanente y pertinaz investigación, frenará el esclarecimiento del copioso. Y el REA seguirá sin abaratarnos la cesta de la compra, pero, por contra, enriqueciendo como siempre, a quienes se apropian indebidamente de unos bienintencionados fondos comunitarios.
Estamos buenos, oigan.
José H. Chela
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