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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

''Cunero'', según

Advierte mi hombre a los psocialistas de que esa estrategia “va camino de anclarles definitivamente en la dura y gélida oposición parlamentaria, donde su histriónico candidato cunero no podrá sobrevivir ni un minuto sin los oropeles y las sinecuras del poder”. El resultado inevitable, augura, será “la formación de un sólido Gobierno regional de Coalición Canaria [...] con un Partido Popular [...]”. Con frecuencia nos regocija el hombre con piezas similares. Si destaco ésta es porque refleja bien el pensamiento ático; y único, gracias a Dios, pues de haber dos tendríamos que salir corriendo. Es curioso que llame “cunero” a López Aguilar. O sea, a quien nació, se crió y fue educado por los claretianos en Las Palmas de Gran Canaria, donde adquirió los malos hábitos de pegarle al timple parrandero y aficionarse a los tollos en salsa y a la leche con gofio.“Cuneros” llamaban, en tiempos, a los diputados que representaban en Cortes a provincias en las que no residían ni habían nacido; casos de Perojo o de Morote, caso de Gran Canaria. Es por lo que me pregunto si no habrán los chichas patrimonializado in pectore la presidencia de Canarias con tanta intensidad que consideran eso, cunero, al ministro por la osadía de aspirar a ella sin ser natural de Santa Cruz. Si es así, diréles que López Aguilar conoce bien Tenerife, a diferencia de otros cuneros históricos que jamás pisaron el distrito que los eligió; lo que no sé si bastará para aliviar las consecuencias de su imperdonable pecado original. Deberían ser más compasivos con los que no somos perfectos. Por otro lado, las encuestas hacen muy probable un Gobierno CC-PP. El cierre de filas último del macho Soria con Zerolo en sus tribulaciones indica que los animalitos se conocen. Que vaya a ser un Gobierno sólido es, sin embargo, ya ven, pronóstico temerario del lector de marras, que debería elegir mejor munición para atacar a los psocialistas. Por ejemplo, lo impresentable de haber estado apoyando a este mal Gobierno y que ahora le hagan un corte de mangas en algo de tanta trascendencia como los presupuestos. Alegaron los psocialistas para justificar esa apoyo un sentido de la responsabilidad que, de repente, les ha abandonado, a lo que se ve.

Advierte mi hombre a los psocialistas de que esa estrategia “va camino de anclarles definitivamente en la dura y gélida oposición parlamentaria, donde su histriónico candidato cunero no podrá sobrevivir ni un minuto sin los oropeles y las sinecuras del poder”. El resultado inevitable, augura, será “la formación de un sólido Gobierno regional de Coalición Canaria [...] con un Partido Popular [...]”. Con frecuencia nos regocija el hombre con piezas similares. Si destaco ésta es porque refleja bien el pensamiento ático; y único, gracias a Dios, pues de haber dos tendríamos que salir corriendo. Es curioso que llame “cunero” a López Aguilar. O sea, a quien nació, se crió y fue educado por los claretianos en Las Palmas de Gran Canaria, donde adquirió los malos hábitos de pegarle al timple parrandero y aficionarse a los tollos en salsa y a la leche con gofio.“Cuneros” llamaban, en tiempos, a los diputados que representaban en Cortes a provincias en las que no residían ni habían nacido; casos de Perojo o de Morote, caso de Gran Canaria. Es por lo que me pregunto si no habrán los chichas patrimonializado in pectore la presidencia de Canarias con tanta intensidad que consideran eso, cunero, al ministro por la osadía de aspirar a ella sin ser natural de Santa Cruz. Si es así, diréles que López Aguilar conoce bien Tenerife, a diferencia de otros cuneros históricos que jamás pisaron el distrito que los eligió; lo que no sé si bastará para aliviar las consecuencias de su imperdonable pecado original. Deberían ser más compasivos con los que no somos perfectos. Por otro lado, las encuestas hacen muy probable un Gobierno CC-PP. El cierre de filas último del macho Soria con Zerolo en sus tribulaciones indica que los animalitos se conocen. Que vaya a ser un Gobierno sólido es, sin embargo, ya ven, pronóstico temerario del lector de marras, que debería elegir mejor munición para atacar a los psocialistas. Por ejemplo, lo impresentable de haber estado apoyando a este mal Gobierno y que ahora le hagan un corte de mangas en algo de tanta trascendencia como los presupuestos. Alegaron los psocialistas para justificar esa apoyo un sentido de la responsabilidad que, de repente, les ha abandonado, a lo que se ve.