Espacio de opinión de Canarias Ahora
El desequilibrio es de otros
Situaciones como ésta no son infrecuentes en otros ámbitos, ya saben. Y con la misma frecuencia, cualquier denuncia desde Gran Canaria la atribuyen de fijo los defensores de ATI al ultrainsularismo canarión, al pleitismo y otras mentecatadas de las que usan y abusan. Como si no se supiera que los manejos no son para beneficiar a los tinerfeños sino a los amigos de ATI. Se trata, habrá que repetirlo, de la utilización desvergonzada del nombre de Tenerife para salvaguardar intereses particulares. Un modo de hacer las cosas que yo denominaría “síndrome de Alonso Fernández de Lugo” si me dejo llevar por el pronto historicista para calibrar tamaño anacronismo.
Paulino reconoció que en la distribución de la tarta publicitaria institucional hubo desequilibrio. Imagino que no será porque le haya parecido mucho el 2%. Sin embargo, no creo que se trate de un simple desequilibrio sino de una exageración: con el embullito se les pasó la mano a los rancheadores que superaron la media habitual de desequilibrio y obligaron a Paulino, pobrecito mío, a reconocerlo; echándole la culpa no a Zapatero, menos mal, sino al Gobierno anterior, el adánico.
El asunto no tendría mayor importancia, insisto, si no fuera porque la práctica de arrimar los dineros públicos a amigos y personas piadosas es la forma acostumbrada. Y no resulta necesario volver sobre la mediocridad del Gobierno al ser evidencia incorporada a la información y a la cultura política.
Al asunto publicitario se añadió enseguida (van a cancaburrada diaria), la denuncia contra Milagros Luis Brito por autorizar la captura de ejemplares del halcón tagarote, en peligro de extinción. Gracias a Dios ocurrió cuando estaba de viceconsejera de Medio Ambiente; con el anterior Gobierno, o sea; lo que eximiría al Ejecutivo paulinés si no fuera porque el halcón tagarote es también conocido, creo, como “de Berbería” y cabe sospechar que lo consideraran técnicamente un inmigrante.
Total que entre esto y el juramento presidencial cubillista sobre osamentas guanches, si no llegamos a república federal quizá podamos ser la república de tu casa que publicita Ikea. Algo es algo.
Situaciones como ésta no son infrecuentes en otros ámbitos, ya saben. Y con la misma frecuencia, cualquier denuncia desde Gran Canaria la atribuyen de fijo los defensores de ATI al ultrainsularismo canarión, al pleitismo y otras mentecatadas de las que usan y abusan. Como si no se supiera que los manejos no son para beneficiar a los tinerfeños sino a los amigos de ATI. Se trata, habrá que repetirlo, de la utilización desvergonzada del nombre de Tenerife para salvaguardar intereses particulares. Un modo de hacer las cosas que yo denominaría “síndrome de Alonso Fernández de Lugo” si me dejo llevar por el pronto historicista para calibrar tamaño anacronismo.
Paulino reconoció que en la distribución de la tarta publicitaria institucional hubo desequilibrio. Imagino que no será porque le haya parecido mucho el 2%. Sin embargo, no creo que se trate de un simple desequilibrio sino de una exageración: con el embullito se les pasó la mano a los rancheadores que superaron la media habitual de desequilibrio y obligaron a Paulino, pobrecito mío, a reconocerlo; echándole la culpa no a Zapatero, menos mal, sino al Gobierno anterior, el adánico.