Espacio de opinión de Canarias Ahora
Las desgracias municipales
Hay un refrán popular que dice: “Las desgracias nunca vienen solas”. Esta frase se aplica cuando aparecen varias contrariedades o disgustos a la vez o una tras otra. Este es el caso de nuestro Ayuntamiento, al que, en poco más de una semana, le han aparecido noticias en la prensa que deberían poner colorados a sus responsables políticos.
La primera noticia fue que la policía local de Gran Canaria se queda sin prácticas de tiro por una deuda del Ayuntamiento de dos años. El secretario del Club de Tiro Deportivo Camino de Leñadores (en Las Majadillas) informa que el Ayuntamiento debe a la sociedad 9.000 € de los años 2016 y 2017. Desde el mes de enero, las instalaciones se han cerrado para la policía local de la ciudad. El presidente del sindicato USPB, de la Policía Local, comenta que “es una obligación legal de la Policía Local ir al menos dos veces al año al tiro”. Los fondos líquidos municipales (el dinero que tiene el Ayuntamiento en los bancos) a 30 de septiembre ascendían a 165,3 millones de euros. Sin comentarios.
La segunda fue relativa a Guaguas Municipales. El comité de empresa dirige un escrito al director general de la compañía, solicitando mayor previsión a la hora de establecer los servicios especiales de cara a eventos como la Copa del Rey de baloncesto, donde miles de aficionados se quedaron tirados en Siete Palmas por la baja frecuencia o la escasez de guaguas. El jueves día 15, después de los dos partidos que inauguraron el campeonato, los aficionados salieron del Gran Canaria Arena y las guaguas no aparecieron por ningún lado. Como verán los lectores, no es un tema de dinero, sino de mala organización que pagan los ciudadanos, y en concreto en un espectáculo como la Copa del Rey, que afectó a miles de aficionados, sobre todo peninsulares.
La tercera noticia es del sindicato CSIF, que advierte al Ayuntamiento de que las grúas elevadoras de las que disponen los vehículos del servicio municipal de alumbrado están en un lamentable estado de abandono. Pero la cosa viene de viejo. El sindicato ya denunció el tema el pasado mes de septiembre ante la Inspección Provincial de Trabajo. El 17 de diciembre la Inspección de Trabajo dio un plazo máximo de un mes para que subsanasen las deficiencias.
Según el CSIF, las grúas elevadoras no han pasado las obligatorias revisiones periódicas y, por lo tanto, no disponen del certificado que garantiza su correcto estado de uso, teniendo algunos de dichos vehículos una antigüedad superior a los 20 años. Este no es un caso de dinero ni de mala organización. Es de pura desidia y afecta a los propios trabajadores del servicio municipal de alumbrado.
La cuarta noticia nos la proporciona el colectivo Gamá de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Canarias, que a la puerta del Consistorio en la Plaza de Santa Ana, aprovechando el pleno municipal, reclamó a la Concejala de Igualdad el pago del convenio de 2016 (15.000 €) y la firma apalabrada del convenio de 2017 (otros 15.000 €), importes ambos de facturas que se le adeudan. Para justificar el retraso en el abono de la subvención y en la firma del convenio, la concejala de Igualdad del Ayuntamiento capitalino, Diana Mújica, alegó la existencia de defectos de forma en las facturas de Gamá y la excesiva carga de trabajo que tiene el único funcionario municipal que se encarga de este asunto. Lo de pura desidia es una expresión que se queda corta en este caso. ¿Desfachatez? ¿Cara dura? ¿Pasotismo? Que la concejala se escude detrás del funcionario, eso es de juzgado de guardia.
La quinta noticia es la de las 162 personas que fueron llamadas por teléfono el lunes para trabajar para el Servicio de Limpieza en un contrato de marzo a diciembre, y que dos días después las vuelven a llamar para decirles que había sido un error. Una gran mayoría de estas personas ya habían trabajado para dicho servicio, y no pensaron que, una vez se les llama, se pudiera dar marcha atrás. Hay casos dramáticos de personas que dejaron su trabajo, y ahora no tienen ni el suyo ni el que le ofrecieron.
La concejala, Pilar Álvarez, dijo que se está buscando una solución a la situación creada, al mismo tiempo que decía que ella no había dado ninguna instrucción para que se les contratara. No dudo de la palabra de la concejala, pero da lo mismo que ella diera o no la instrucción para que llamaran a los 162 trabajadores. El caso es que alguien con autoridad en el Servicio de Limpieza dio la instrucción, y se les llamó. La responsable final es la concejala, le guste o no le guste, y hay que apechugar con las consecuencias.
Por último, una noticia de elaboración propia. Me di una vuelta por las obras de la MetroGuagua que van desde Alejandro Hidalgo hasta Néstor de la Torre. Son 1.420 metros, según Google. Había 11 operarios. Uno solitario, cortando ladrillos entre Alejandro Hidalgo y Las Teresianas. Tres frente a la fachada del Estadio Insular y siete en la esquina de Galicia con Barcelona. La mayoría de las aceras cubiertas con una valla de plástico, impidiendo el paso, y por supuesto, sin ninguna actividad de operarios. Las obras que comenzaron a finales del junio pasado cumplieron ocho meses en febrero.
Entré en un par de negocios en la calle Galicia, que ya tienen – desde hace más de un mes – la acera levantada y en su lugar una capa de hormigón o cemento. Uno de los negocios es una tienda de informática. Las ventas le han descendido de 300 euros al día a 50 euros. Y así lleva más de un mes. La otra tienda era de ropa, y la señora me comentó que el escaparate que daba a Pi y Margall, había estado ocupado con piedras – de las de la acera rota – hasta hacía un par de días. Estaban muy preocupados, y más porque a partir del día siguiente, se iba a cortar completamente la circulación de cualquier vehículo durante tres meses, según los operarios.
El Ayuntamiento parece que no se ha puesto en el pellejo de los pequeños empresarios de la zona. Y les importa una higa que los comercios estén al borde del cierre. Si las obras se planificaran por zonas, podrían acabarse antes, pero eso es mucho pedir a nuestros diligentes concejales.
Estas son las desgracias municipales de las que nos hemos enterado. ¿Qué otras más estarán sucediendo y no salen en la prensa?
Hay un refrán popular que dice: “Las desgracias nunca vienen solas”. Esta frase se aplica cuando aparecen varias contrariedades o disgustos a la vez o una tras otra. Este es el caso de nuestro Ayuntamiento, al que, en poco más de una semana, le han aparecido noticias en la prensa que deberían poner colorados a sus responsables políticos.
La primera noticia fue que la policía local de Gran Canaria se queda sin prácticas de tiro por una deuda del Ayuntamiento de dos años. El secretario del Club de Tiro Deportivo Camino de Leñadores (en Las Majadillas) informa que el Ayuntamiento debe a la sociedad 9.000 € de los años 2016 y 2017. Desde el mes de enero, las instalaciones se han cerrado para la policía local de la ciudad. El presidente del sindicato USPB, de la Policía Local, comenta que “es una obligación legal de la Policía Local ir al menos dos veces al año al tiro”. Los fondos líquidos municipales (el dinero que tiene el Ayuntamiento en los bancos) a 30 de septiembre ascendían a 165,3 millones de euros. Sin comentarios.