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Más desigualdad

Un recientísimo informe de la Organización para el Crecimiento y el Desarrollo Económico ha revelado que la diferencia entre quienes tienen más y quienes tienen menos –que ha crecido como consecuencia de la crisis en todos los países de la OCDE-, se ha disparado de una forma sorprendentemente brutal en España. En efecto, nuestro país supera en crecimiento de la desigualdad no sólo a la totalidad de los países desarrollados, sino también a otros como México o Turquía, dónde la desigualdad también ha crecido, pero no de la forma salvaje, descontrolada y metastásica en que lo ha hecho en nuestro país entre 2007 y 2011.

La OCDE mide el crecimiento de la desigualdad de varias formas: una de las más conocidas es el índice de Gini, en el que España ha aumentado de 0,31 a 0,34 en los cinco años a los que se refiere el informe. Otra forma de medir la desigualdad, más comprensible para quienes no son economistas o sociólogos, es comparar la renta media del diez por ciento más rico de la ciudadanía con la renta media del diez por ciento más pobre. Ese sistema demuestra que en España la crisis ha producido un hundimiento de las rentas más bajas. En 2007, la relación entre los dos valores porcentuales suponía que los más ricos de esa tabla tenían ocho veces más que los más pobres. En 2011 los más ricos tenían 14 veces más, y nada parece indicar que esa tendencia se haya modificado en los últimos años que no cubre el informe. De hecho, el efecto negativo sobre las rentas más bajas puede observarse no sólo en las rentas menores, también se detectan en las que se sitúan hasta la mitad de la tabla: la desigualdad con los más ricos afecta a la mitad de las familias españolas. La característica que define con más claridad la crisis económica en España, es un incremento radical de la desigualdad. No ha ocurrido lo mismo con los países de nuestro entorno, donde los gobiernos han reequilibrado la desigualdad con políticas fiscales e impuestos a las rentas más altas. Nada de eso se ha puesto en práctica en España, más bien todo lo contrario. Aquí se ha jugado a hacer crecer la economía ‘macro’, esperando que ese crecimiento revertiera en los más desfavorecidos de una forma automática, algo que no ha ocurrido.

No existen datos OCDE para Canarias, pero los informes recurrentes de Caritas y otras organizaciones, demuestran que la situación que denuncia la OCDE para todo el país es aún más grave en las Islas.

Un recientísimo informe de la Organización para el Crecimiento y el Desarrollo Económico ha revelado que la diferencia entre quienes tienen más y quienes tienen menos –que ha crecido como consecuencia de la crisis en todos los países de la OCDE-, se ha disparado de una forma sorprendentemente brutal en España. En efecto, nuestro país supera en crecimiento de la desigualdad no sólo a la totalidad de los países desarrollados, sino también a otros como México o Turquía, dónde la desigualdad también ha crecido, pero no de la forma salvaje, descontrolada y metastásica en que lo ha hecho en nuestro país entre 2007 y 2011.

La OCDE mide el crecimiento de la desigualdad de varias formas: una de las más conocidas es el índice de Gini, en el que España ha aumentado de 0,31 a 0,34 en los cinco años a los que se refiere el informe. Otra forma de medir la desigualdad, más comprensible para quienes no son economistas o sociólogos, es comparar la renta media del diez por ciento más rico de la ciudadanía con la renta media del diez por ciento más pobre. Ese sistema demuestra que en España la crisis ha producido un hundimiento de las rentas más bajas. En 2007, la relación entre los dos valores porcentuales suponía que los más ricos de esa tabla tenían ocho veces más que los más pobres. En 2011 los más ricos tenían 14 veces más, y nada parece indicar que esa tendencia se haya modificado en los últimos años que no cubre el informe. De hecho, el efecto negativo sobre las rentas más bajas puede observarse no sólo en las rentas menores, también se detectan en las que se sitúan hasta la mitad de la tabla: la desigualdad con los más ricos afecta a la mitad de las familias españolas. La característica que define con más claridad la crisis económica en España, es un incremento radical de la desigualdad. No ha ocurrido lo mismo con los países de nuestro entorno, donde los gobiernos han reequilibrado la desigualdad con políticas fiscales e impuestos a las rentas más altas. Nada de eso se ha puesto en práctica en España, más bien todo lo contrario. Aquí se ha jugado a hacer crecer la economía ‘macro’, esperando que ese crecimiento revertiera en los más desfavorecidos de una forma automática, algo que no ha ocurrido.