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Dos no dialogan si uno no quiere por Fernando Pellicer Melo

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La escenificación más ostensible de la absoluta cerrazón del Gobierno de Canarias y de su Consejería de Educación, se concreta en su negativa a dialogar (o tan siquiera valorar, puesto que no se ha producido contestación alguna) la detallada propuesta de negociación planteada por el Comité de Huelga el pasado 8 de abril. En dicho documento, vigente a todos los efectos para la parte sindical, se proponía a la Administración Educativa un doble marco de negociación. Por un lado, la apertura de una mesa social de diálogo, con presencia de todos los sectores implicados en el ámbito educativo, a fin de trabajar, desde la responsabilidad compartida, por la consecución de un verdadero Acuerdo Social por la mejora de la calidad de la Educación Canaria y, por otro, el inicio inmediato de negociaciones ininterrumpidas con el Comité de Huelga en referencia a la reivindicación retributiva planteada por el profesorado canario. Frente a esta propuesta de bases para el diálogo y la negociación, abierta y flexible y, por supuesto, susceptible de ser mejorada y perfilada con las aportaciones de la propia Administración y resto de sectores, la Consejería de Educación no sólo no contesta sino que emprende una inexplicable “huida hacia delante”, rompiendo unilateralmente las negociaciones con el Comité de Huelga y presentando su “alternativa” de solución para la mejora de la calidad del Sistema Educativo canario. Alternativa que, evidentemente, ni siquiera menciona la reivindicación de homologación retributiva del profesorado, por la que llevamos esperando desde 1995 y por la que los docentes canarios se vienen movilizando masivamente en los últimos quince meses.

Sin embargo, más allá de nuestras reivindicaciones laborales, el profesorado canario, como actor esencial en los procesos educativos, también quiere dialogar sobre calidad. Pero de calidad con “mayúsculas”, desde una concepción global y un planteamiento serio y no sólo de medidas que, pese al carácter positivo que alguna de ellas pudiera tener, esconden el irresponsable intento del Gobierno de Canarias de “ocultar” y, por tanto, “no afrontar”, el irresuelto conflicto de la Homologación; al tiempo que promover un mero “lavado de imagen” ante la sociedad respecto de las graves carencias que sufre la escuela canaria, tras quince años de gestión ininterrumpida por parte del mismo grupo político. En términos arquitectónicos es como si se intentara solventar el problema de cualquier edificio aquejado estructuralmente de “aluminosis”, con cuatro brochazos de pintura más o menos colorida. En definitiva, frente a la prolija y franca propuesta de diálogo y negociación presentada por el Comité de Huelga el pasado 8 de abril, la Consejería se descuelga, previa ruptura unilateral de negociaciones, con unas escasas medidas de “postín”, deslavazadas y ajenas a cualquier diagnóstico previo y, menos aún, fundamentadas en un proyecto global, coherente y serio, para la mejora de nuestra educación, contando con la participación de todos los sectores de la Comunidad Educativa. Además, huelga decir, por si quedarán dudas, que con sus propuestas el Gobierno de Canarias vuelve a reincidir obscenamente en su planteamiento de trasladar al colectivo docente, con carácter de exclusividad, la ingente responsabilidad colectiva de mejorar los parámetros de calidad de nuestro Sistema Educativo. Como si con ellos ?los gestores de lo público- no fuera la cosa.

Ante este panorama, el Comité de Huelga, sigue insistiendo en la unidad de todas las organizaciones sindicales representativas de nuestro ámbito educativo para, como reclaman los docentes canarios, trabajar coordinadamente por su justa homologación y por la mejora del Servicio Público Educativo. Igualmente, continuamos animando a la sociedad en su conjunto, comenzando por el alumnado y por los padres y madres de Canarias y sus organizaciones representativas, para que reclamen ante nuestros mandatarios políticos, la asunción de su ineludible responsabilidad en cuanto a emprender la inequívoca senda del diálogo. Diálogo y negociación ininterrumpida hasta alcanzar los puntos de encuentro elementales que permitan avanzar hacia la resolución del conflicto de la homologación salarial y establecer las bases de ese ansiado gran Acuerdo Social por la mejora real de la calidad de la Educación Pública Canaria. Lo contrario, es decir, la irracional negativa del Gobierno a, cuanto menos, dialogar (junto con su reiterada tendencia a caldear innecesariamente los ánimos), sólo se podría explicar desde una perspectiva en la que aceptáramos que, realmente, lo que al tándem gobernante conformado por CC-PP le interesa es fomentar hasta el extremo el conflicto, a fin de alimentar el descrédito y deterioro progresivo de nuestra Educación Pública con el ánimo, cada día menos inconfeso, de fomentar su paulatina privatización. El tiempo dirá aunque, cosas peores se han visto por estas ínsulas. Mientras tanto, es decir, mientras se descubre que pasa realmente por la oculta cabeza del avestruz, los 26000 docentes de Canarias seguiremos esperando y, desde la sensatez y responsabilidad para con nuestro alumnado y la sociedad en general, reivindicando y movilizándonos cuanto tiempo haga falta por la mejora de la Educación Pública y por nuestra legal y justa Homologación retributiva.

Fernando Pellicer Melo

La escenificación más ostensible de la absoluta cerrazón del Gobierno de Canarias y de su Consejería de Educación, se concreta en su negativa a dialogar (o tan siquiera valorar, puesto que no se ha producido contestación alguna) la detallada propuesta de negociación planteada por el Comité de Huelga el pasado 8 de abril. En dicho documento, vigente a todos los efectos para la parte sindical, se proponía a la Administración Educativa un doble marco de negociación. Por un lado, la apertura de una mesa social de diálogo, con presencia de todos los sectores implicados en el ámbito educativo, a fin de trabajar, desde la responsabilidad compartida, por la consecución de un verdadero Acuerdo Social por la mejora de la calidad de la Educación Canaria y, por otro, el inicio inmediato de negociaciones ininterrumpidas con el Comité de Huelga en referencia a la reivindicación retributiva planteada por el profesorado canario. Frente a esta propuesta de bases para el diálogo y la negociación, abierta y flexible y, por supuesto, susceptible de ser mejorada y perfilada con las aportaciones de la propia Administración y resto de sectores, la Consejería de Educación no sólo no contesta sino que emprende una inexplicable “huida hacia delante”, rompiendo unilateralmente las negociaciones con el Comité de Huelga y presentando su “alternativa” de solución para la mejora de la calidad del Sistema Educativo canario. Alternativa que, evidentemente, ni siquiera menciona la reivindicación de homologación retributiva del profesorado, por la que llevamos esperando desde 1995 y por la que los docentes canarios se vienen movilizando masivamente en los últimos quince meses.

Sin embargo, más allá de nuestras reivindicaciones laborales, el profesorado canario, como actor esencial en los procesos educativos, también quiere dialogar sobre calidad. Pero de calidad con “mayúsculas”, desde una concepción global y un planteamiento serio y no sólo de medidas que, pese al carácter positivo que alguna de ellas pudiera tener, esconden el irresponsable intento del Gobierno de Canarias de “ocultar” y, por tanto, “no afrontar”, el irresuelto conflicto de la Homologación; al tiempo que promover un mero “lavado de imagen” ante la sociedad respecto de las graves carencias que sufre la escuela canaria, tras quince años de gestión ininterrumpida por parte del mismo grupo político. En términos arquitectónicos es como si se intentara solventar el problema de cualquier edificio aquejado estructuralmente de “aluminosis”, con cuatro brochazos de pintura más o menos colorida. En definitiva, frente a la prolija y franca propuesta de diálogo y negociación presentada por el Comité de Huelga el pasado 8 de abril, la Consejería se descuelga, previa ruptura unilateral de negociaciones, con unas escasas medidas de “postín”, deslavazadas y ajenas a cualquier diagnóstico previo y, menos aún, fundamentadas en un proyecto global, coherente y serio, para la mejora de nuestra educación, contando con la participación de todos los sectores de la Comunidad Educativa. Además, huelga decir, por si quedarán dudas, que con sus propuestas el Gobierno de Canarias vuelve a reincidir obscenamente en su planteamiento de trasladar al colectivo docente, con carácter de exclusividad, la ingente responsabilidad colectiva de mejorar los parámetros de calidad de nuestro Sistema Educativo. Como si con ellos ?los gestores de lo público- no fuera la cosa.