Ecólogos y ecologistas, ¿son sinónimos?

Por otra parte, los ecologistas son personas que defienden la necesidad de proteger la naturaleza, pero no realizan estudios sobre ecología. Normalmente se agrupan en forma de asociaciones y grupos de diversa índole conformando lo que se denomina el movimiento ecologista, con tintes sociales, globales y, en ocasiones, políticos. ¿Conocen a algún grupo ecologista? Seguro que sí porque suelen estar presentes en los medios de comunicación para exponer sus ideas y argumentos, incluso organizan campañas de sensibilización para la sociedad en general.

Tanto los ecólogos y los ecologistas son necesarios en cualquier sociedad porque enriquecen la diversidad de opiniones sobre asuntos que conciernen al medio ambiente. Incluso es frecuente que colaboren entre sí, siendo lo más frecuente encontrarse con grupos ecologistas que asientan sus convicciones a partir de estudios realizados por los ecólogos.

En los últimos años, se observa una presencia mayor de estos dos grupos (ecólogos y ecologistas) en los medios de comunicación. Normalmente los ecólogos son entrevistados como expertos para exponer su opinión sobre cierto asunto y los ecologistas para opinar sobre algún tipo de proyecto que daña la naturaleza o bien para hacer reflexionar sobre ciertas cuestiones (cambio climático, impacto ambiental, etc.). Esta tendencia es algo lógica teniendo en cuenta que la escalada de alteraciones que suceden en el medio ambiente cada vez es mayor y más frecuente.

Sin embargo, cada vez son más comunes los intentos de intentar ridiculizar o menospreciar por parte de ciertos sectores de la sociedad a los ecólogos y, sobre todo, a los ecologistas. Esta situación se considera normal ya que los intereses que defienden estos grupos son opuestos a los de otros sectores que utilizan el medio ambiente única y exclusivamente como fuente insostenible de extracción de recursos o de alteración para su beneficio económico. Esta confrontación ocurre en la mayor parte de los países, lo que no es tan frecuente es tildar a los ecólogos y ecologistas de ser responsables de entorpecer el crecimiento económico de una región por sus ideas y opiniones. En muchas ocasiones, su opinión no es prioritaria con respecto a grandes proyectos que pretenden arrasar un área determinada sin ningún tipo de control ambiental o justificación que determine que sean necesarias esas actuaciones.

El fondo del problema de estas confrontaciones radica en la forma de pensar de una proporción importante de la sociedad. Este pensamiento se podría resumir con esta afirmación “¡A mayor número de obras de gran envergadura, más ricos seremos!”. La gente todavía cree que si se construyen más carreteras, puertos, aeropuertos, edificios públicos sin un propósito definido, repercutirá directamente en los ciudadanos y, por tanto, nuestras expectativas de tener una vida mejor serán mayores.

¿Hasta cuándo vamos caer en la misma trampa? ¿Qué hace falta para que cambiemos de opinión?

¿Tendrán que venir a recordarnos otra vez los ecólogos y ecologistas que otra solución es posible?

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Rodrigo Riera