Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Economía de guerra

En una economía de guerra todo se compra a un precio y se vende muy caro. Todo escasea y el precio de los productos se dispara. No es el caso que vamos a tratar, vamos hablar, de que los ciudadanos con rentas medias, con la crisis económica pasan a ser ciudadanos de rentas bajas y esos últimos con el tiempo se deslizan hacia la pobreza. Se sabe que cuando se produzca recuperación bancaria fluirá el crédito en mejores condiciones; al estabilizarse la deuda y disminuya, mejorara el sistema económico; cuando finalicen las reformas energéticas mejorara el servicio y sus costes; la liberación de bienes y servicios tendrá efectos positivos; cuando el resto del mundo aumente la demanda de bienes y servicios hacia España, habrá también otro efecto positivo. Pero cuando todo ello se produzca de forma conjunta es cuando realmente se verá una tasa de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) y se iniciará el crecimiento de empleo y la mejora del país.

Como puede apreciarse se deben dar muchas circunstancias alentadoras y a la vez, para que la situación económica cambie. Pero aunque cambie, todos los ciudadanos de este país no podrán coger el tren de la recuperación, algunos no podrán subirse al último vagón, si el Gobierno de turno no le da un último empujón. Pero aunque todo cambie a mejor, me señalaba un amigo catalán catedrático de una Universidad de Barcelona, diciéndome, la sociedad española ha cambiado mucho desde que nosotros finalizamos nuestra licenciatura en ciencias económicas, hace cuarenta años. Preguntándose ¿dónde reubicar a todos aquellos desempleados provenientes de la construcción? Señalándome, el 50% de los desempleados que son más de tres millones tienen un nivel muy bajo de cualificación. Si los Gobiernos no toman cartas en el asunto se convertirán en parados estructurales. Llegando a la misma conclusión, los Gobiernos deberán subvencionar los contratos para ese colectivo si desean reubicarlos en el mercado laboral, ofreciéndoles una alternativa de trabajo y que puedan tomar ese último vagón.

Al ritmo de creación de 300.000 empleos netos al año, algo impensable de conseguir, tardaríamos diez años para alcanzar una tasa de paro del año 2007 de un 8,6%. Desde que se inició la crisis el punto más álgido fue el de los seis millones de parados, con un perfil social de tres características: muchísimo nivel de desempleo en relación con la población activa, mucho tiempo desempleado, y un desempleo mal distribuido (mucha población de baja cualificación). Pero siendo totalmente optimistas como la mayoría de los Gobiernos, volvemos a ese colectivo de parados estructurales y regresamos a esa situación dramática que nos hace instalar en la nombrada economía de guerra, en la actualidad no solucionada, nos digan lo que nos digan.

Hablaba el presidente del Gobierno, señor Paulino Rivero, he llamado hipócritas a quienes han criticado la puesta en marcha de los comedores escolares y ha querido dejar claro que el Ejecutivo seguirá adelante con este tipo de iniciativas sin que se detraigan debates artificiales y estériles. Con esa iniciativa se ha señalado que se pretende atender a 6.000 niños canarios que la crisis ha impedido a sus familias subirse a ningún tipo de tren. Esos son los efectos colaterales de la crisis y que padecen los seres más indefensos, los más pequeños.

En una economía de guerra todo se compra a un precio y se vende muy caro. Todo escasea y el precio de los productos se dispara. No es el caso que vamos a tratar, vamos hablar, de que los ciudadanos con rentas medias, con la crisis económica pasan a ser ciudadanos de rentas bajas y esos últimos con el tiempo se deslizan hacia la pobreza. Se sabe que cuando se produzca recuperación bancaria fluirá el crédito en mejores condiciones; al estabilizarse la deuda y disminuya, mejorara el sistema económico; cuando finalicen las reformas energéticas mejorara el servicio y sus costes; la liberación de bienes y servicios tendrá efectos positivos; cuando el resto del mundo aumente la demanda de bienes y servicios hacia España, habrá también otro efecto positivo. Pero cuando todo ello se produzca de forma conjunta es cuando realmente se verá una tasa de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) y se iniciará el crecimiento de empleo y la mejora del país.

Como puede apreciarse se deben dar muchas circunstancias alentadoras y a la vez, para que la situación económica cambie. Pero aunque cambie, todos los ciudadanos de este país no podrán coger el tren de la recuperación, algunos no podrán subirse al último vagón, si el Gobierno de turno no le da un último empujón. Pero aunque todo cambie a mejor, me señalaba un amigo catalán catedrático de una Universidad de Barcelona, diciéndome, la sociedad española ha cambiado mucho desde que nosotros finalizamos nuestra licenciatura en ciencias económicas, hace cuarenta años. Preguntándose ¿dónde reubicar a todos aquellos desempleados provenientes de la construcción? Señalándome, el 50% de los desempleados que son más de tres millones tienen un nivel muy bajo de cualificación. Si los Gobiernos no toman cartas en el asunto se convertirán en parados estructurales. Llegando a la misma conclusión, los Gobiernos deberán subvencionar los contratos para ese colectivo si desean reubicarlos en el mercado laboral, ofreciéndoles una alternativa de trabajo y que puedan tomar ese último vagón.