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El caos en Educación, un síntoma de desgobierno por Inmaculada García Rodríguez

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En el caso de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes (ahí es nada), el panorama durante los últimos catorce años ha estado presidido por un sistemático deterioro de la gestión, de manera que hemos pasado de la ineficacia al caos. El papel de Consejeros como José Miguel Ruano e Isaac Godoy no ha sido en modo alguno brillante, especialmente en el caso de este último; pero el de la actual consejera, Milagros Luís Brito, promete ser aún peor, a tenor de lo que podemos ver tras los primeros meses de gobierno. De manera que puede decirse que en Educación se ha producido un relevo, pero no un renuevo.

Y es que la gestión de la Consejería de Educación se ha caracterizado por la inoperancia, la improvisación, la arbitrariedad, la disminución de las inversiones, el recorte de plantillas y, en no pocas ocasiones, el menosprecio de las propias leyes educativas, como certifican las numerosas sentencias que acumula en contra. La nueva consejera y su equipo están dando muestras claras de seguir por el mismo camino, pero con peores formas y acelerando el proceso de degradación del sistema.

La gestión que se está haciendo del personal docente sólo genera problemas. El ejemplo de las oposiciones de Educación Infantil es vergonzoso y aún estamos esperando que se determine la responsabilidad de lo sucedido, así como que algún cargo político asuma públicamente la parte que le corresponde y que actúe en consecuencia. Por otro lado, la adjudicación de destinos provisionales y los nombramientos de profesores sustitutos se han hecho nuevamente tarde y mal. Un mes después de haber comenzado las clases no estaban aún completas las plantillas de todos los centros. Este hecho ha sido especialmente grave en islas como Lanzarote y Fuerteventura, donde el comienzo de curso ha sido tan desastroso, que ha obligado a las familias a salir a las calles a mostrar su malestar. Por otro lado, el pago de trienios a los interinos y sustitutos no llega a producirse, y la limpieza de las listas de sustitución está pendiente desde mediados de 2006, con el retraso eso que implica a la hora de cubrir las bajas laborales que se producen entre el profesorado y el perjuicio evidente para los alumnos.

Las obras de infraestructura son insuficientes, se acometen una vez empezado el curso, y se desarrollan con tal lentitud que no se satisfacen las verdaderas necesidades de los centros y se altera gravemente el clima imprescindible para el desarrollo de la labor educativa. Por esa razón, el deterioro de las instalaciones educativas y del ambiente de trabajo es cada vez más preocupante. Eso por no hablar de la dotación de material en los centros: los hay aún sin teléfono fijo ni conexión a Internet, y en la mayoría de las aulas el único recurso de apoyo a la docencia es la misma pizarra que usaron nuestros bisabuelos. Mientras tanto, el tan cacareado Proyecto Medusa ha quedado en mucho menos de lo que se esperaba, y puede ser que haya beneficiado a alguien, pero ese alguien no está trabajando en los centros educativos.

El número máximo de alumnos por aula no se respeta, ni siquiera cuando en ellas se integra alumnado con necesidades educativas especiales. La convivencia en muchos centros es difícil, y depende de la buena voluntad y saber hacer de un profesorado que, pese a demostrar a diario su profesionalidad, se ve desprestigiado socialmente a la menor oportunidad y no encuentra en la Administración apoyo alguno. Y es que la única preocupación de la Consejería es maquillar el fracaso escolar a cualquier precio, presionando desde la Inspección a los claustros, o aprobando al alumnado indiscriminadamente desde la Dirección Territorial de Educación. Aún así, las cifras manejadas por el Ministerio de Educación y Ciencia dejan claro que Canarias es la segunda comunidad autónoma con mayor fracaso escolar en la ESO. La segunda en índice de repetición en 1º de Bachillerato. Y la séptima con mayor índice de abandono de los estudios después de las etapas obligatorias. Todo un récord para estar orgullosos.

Y tenemos pendiente la equiparación salarial de los docentes con los funcionarios del resto de las Consejerías del Gobierno autónomo. Ese es un derecho reconocido por la Ley 4/1991 de 2 de mayo, y que la Consejería ha incumplido desde 1995. El profesorado no ha pedido hasta la fecha el pago de ningún atraso, pero sí que actualice sus retribuciones conforme a lo que la Ley recoge y la realidad económica de las diferentes consejerías plasma claramente en las relaciones de puestos de trabajo. La respuesta de la Administración a la disposición negociadora de los representantes del colectivo docente ha sido el desprecio, la mentira y el juego sucio. Esto es lo que ofrece el Gobierno autónomo: la indiferencia, el menosprecio, la prepotencia, la soberbia y el recorte de presupuestos, que en 2008 representan porcentualmente menos que en 2007, y quedan de nuevo por debajo de la media del Estado.

Visto todo lo anterior, ¿qué puede esperarse de un Ejecutivo que no toma en serio la educación y la formación de sus menores? ¿Cómo calificar a una Consejería que prefiere disfrazar las cifras del fracaso escolar antes que trabajar con eficacia por una enseñanza de calidad? ¿Qué valoración merece una Administración que desprecia a sus trabajadores y los somete a unas condiciones de trabajo en muchos casos denigrantes en instalaciones deprimentes? ¿Cómo apoyar a un Gobierno que no trabaja por prestigiar la figura del docente y que le abandona ante los problemas que puedan generarse en el entorno escolar? Padecemos las consecuencias del desgobierno actual y del mal gobierno de los últimos catorce años, pero nadie quiere asumir responsabilidades por ello.

* Inmaculada García Rodríguez, presidenta del Sindicato Unión Canaria de Profesores Licenciados (UCPL)

Inmaculada García Rodríguez *

En el caso de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes (ahí es nada), el panorama durante los últimos catorce años ha estado presidido por un sistemático deterioro de la gestión, de manera que hemos pasado de la ineficacia al caos. El papel de Consejeros como José Miguel Ruano e Isaac Godoy no ha sido en modo alguno brillante, especialmente en el caso de este último; pero el de la actual consejera, Milagros Luís Brito, promete ser aún peor, a tenor de lo que podemos ver tras los primeros meses de gobierno. De manera que puede decirse que en Educación se ha producido un relevo, pero no un renuevo.

Y es que la gestión de la Consejería de Educación se ha caracterizado por la inoperancia, la improvisación, la arbitrariedad, la disminución de las inversiones, el recorte de plantillas y, en no pocas ocasiones, el menosprecio de las propias leyes educativas, como certifican las numerosas sentencias que acumula en contra. La nueva consejera y su equipo están dando muestras claras de seguir por el mismo camino, pero con peores formas y acelerando el proceso de degradación del sistema.