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Una empresa pública de energía para revolucionar las azoteas

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Cuando hace un año y medio llegábamos al gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, lo hacíamos con una pregunta en mente que se harán día a día muchas de las vecinas y vecinos de la ciudad: ¿cómo es posible que en la región con más horas de luz de Europa, el 80% de la energía consumida sea de origen fósil, con los enormes costes económicos y medioambientales que eso supone?

Si en estos momentos hay un tema clave que decidirá el futuro de las ciudades, ese es el de la energía y la sostenibilidad. Y en este marco, en este Ayuntamiento y en el área de gobierno que yo encabezo, tenemos claro un concepto: el futuro está en la soberanía energética.

El colosal desafío que la crisis climática representa para nuestro municipio, para su gente, su tejido empresarial y para sus Administraciones públicas, es por sí mismo un motivo para tomar la iniciativa. A este elemento decisivo se une además una situación internacional enormemente inestable que encarece y volatiliza el acceso a las fuentes de energía fósiles, convirtiéndonos en una región altamente dependiente del exterior y, por tanto, peligrosamente vulnerable, creando un cóctel explosivo que obliga a afrontar cambios de raíz en nuestro sistema energético.

En estos momentos somos un sistema eléctrico aislado, con dificultades técnicas de interconexión y dependiente, pero a la vez, somos de las capitales españolas con más capacidad para producir energía limpia debido precisamente a nuestra condición física y geográfica.

Desde esta convicción, y con la responsabilidad -y la oportunidad- que representa tener la competencia en la gestión municipal de la energía, nos pusimos manos a la obra con un claro el objetivo: nuestra ciudad tenía que dar un paso al frente y convertirse en referencia en la generación de energías limpias. 

Un año y medio después, tras un concienzudo trabajo, tras valorar jurídica y económicamente todas las opciones, la idea tomó forma: esta ciudad necesita una empresa pública de energía capaz de autoabastecer al conjunto de edificios municipales y de impulsar comunidades energéticas desde las que llevar energía limpia, barata y sostenible a cada barrio de la ciudad.

Hemos dado un paso decisivo con la aprobación de la transformación de la Agencia Local Gestora de la Energía en una empresa pública, una oportunidad histórica de liderar la transición energética con el ejemplo, construyendo una entidad capaz de actuar con agilidad, innovación y eficacia. Hoy dejamos atrás un modelo de una Agencia creada en el 2007 que ha demostrado ser limitada, obsoleta e ineficaz, y adoptamos una herramienta moderna y creíble que nos permitirá acelerar el camino hacia una energía limpia, local y accesible.

La herramienta que vamos a crear no será solo un ente gestor, será el corazón de una revolución energética que creará empleo, generará riqueza local y reducirá nuestra dependencia de combustibles fósiles, mejorando la calidad del aire y nuestra calidad de vida. No podemos olvidar la vinculación entre los combustibles fósiles, las emisiones de gases de efecto invernaderos y los problemas de salud que éstos provocan. Hablar de sostenibilidad y de energía, es también hablar de salud.

Cada kilovatio renovable generado desde esta empresa enviará un mensaje claro: el futuro y la prosperidad de Las Palmas de Gran Canaria pasarán necesariamente por la justicia energética y climática, y cualquier desarrollo habrá de construirse con respeto al planeta y a las generaciones venideras.

Aprovecharemos las fuerzas naturales de las que disponemos, llevaremos a cabo la revolución de las azoteas y firmaremos un pacto con el futuro. Las energías limpias nos marcan el camino.

Cuando hace un año y medio llegábamos al gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, lo hacíamos con una pregunta en mente que se harán día a día muchas de las vecinas y vecinos de la ciudad: ¿cómo es posible que en la región con más horas de luz de Europa, el 80% de la energía consumida sea de origen fósil, con los enormes costes económicos y medioambientales que eso supone?

Si en estos momentos hay un tema clave que decidirá el futuro de las ciudades, ese es el de la energía y la sostenibilidad. Y en este marco, en este Ayuntamiento y en el área de gobierno que yo encabezo, tenemos claro un concepto: el futuro está en la soberanía energética.