Espacio de opinión de Canarias Ahora
España: bandoleros, pillos y benefactores
¿Aceptaría el ministro de Defensa una donación de 20 F18? ¿Y la Guardia Civil otra de 20.000 pistolas? Pues las autoridades sanitarias sí aceptan cientos de aparatos de radiología que nadie ha priorizado, pero Amancio Ortega se empeña en donar para lavar su prestigio de esclavista, maltratador de trabajadores y deslocalizador de fábricas. Y para desgravar. ¿Son esas las prioridades de Sanidad? Sin duda, no. Pero sus asesores de imagen piensan que donar alta tecnología para el cáncer da el pego.
La sanidad hasta mitad del siglo pasado era privada y la Beneficencia se ocupaba de los pobres. Los ricos y las “Damas de Beneficencia” hacían cuestaciones y donaciones para que los pobres pudieran ser atendidos. Tras la II GM se crean los Servicios Públicos de Salud, porque ésta deja de considerarse un privilegio y se convierte en un derecho. Hasta que llegó el Neoliberalismo y mandó a parar. Se utilizó o fomentó una crisis para desmantelar el “Estado del Medioestar” y se convirtió a la Salud en un negocio en el que están entrando los grandes empresarios al olor de la sangre. Y para lavar la imagen hacen donativos para la Beneficencia de los pobres. Solo puedo sentir nausea ante este regreso al pasado.
Amancio Ortega obligó a hacerse autónomas a sus trabajadoras gallegas, llevándolas a la ruina y posteriormente se llevó las fábricas al tercer mundo, no para crear empleo, sino para aprovecharse de condiciones de explotación ilegales en Europa. Allí paga sueldos de miseria a menores de edad por jornadas de 12h, por lo que ha tenido que llegar a un arreglo con la fiscalía de Brasil previo pago de un millón de euros y figura en la lista negra de las empresas que explotan mano de obra infantil en India. ¿Un empresario ejemplar? Si este es el modelo de empresario de éxito para los españoles, al que todos aplauden, no me extraña que el partido más corrupto de Europa siga gobernando…
España es la patria de los bandoleros, donde robar y defraudar es cosa de pillos y villanos que se jactan de hacerlo, donde está bien visto evadir impuestos y donde empresarios y políticos populistas que defraudan pero actúan como conseguidores, triunfan. Ruiz Mateos, Jesus Gil, Dimas Martín, pero también grandes evasores como Messi o C. Ronaldo son “héroes populares”. Yo preferiría que hicieran menos donaciones y pagaran lo que les corresponda, porque en esta España nuestra solo pagamos impuestos los trabajadores asalariados y los consumidores. Los demás cobran a través de empresas fantasma radicadas en Panamá o Andorra, vía SICAV o cualquier otro artilugio de ingeniería fiscal inaccesible para la mayoría de los contribuyentes. Ortega está acusado de evadir 600 millones de este modo; dona 300 y recibe los parabienes de todo el país. Bien por sus asesores de imagen y economistas expertos en “contabilidad creativa”.
¿Aceptaría el ministro de Defensa una donación de 20 F18? ¿Y la Guardia Civil otra de 20.000 pistolas? Pues las autoridades sanitarias sí aceptan cientos de aparatos de radiología que nadie ha priorizado, pero Amancio Ortega se empeña en donar para lavar su prestigio de esclavista, maltratador de trabajadores y deslocalizador de fábricas. Y para desgravar. ¿Son esas las prioridades de Sanidad? Sin duda, no. Pero sus asesores de imagen piensan que donar alta tecnología para el cáncer da el pego.
La sanidad hasta mitad del siglo pasado era privada y la Beneficencia se ocupaba de los pobres. Los ricos y las “Damas de Beneficencia” hacían cuestaciones y donaciones para que los pobres pudieran ser atendidos. Tras la II GM se crean los Servicios Públicos de Salud, porque ésta deja de considerarse un privilegio y se convierte en un derecho. Hasta que llegó el Neoliberalismo y mandó a parar. Se utilizó o fomentó una crisis para desmantelar el “Estado del Medioestar” y se convirtió a la Salud en un negocio en el que están entrando los grandes empresarios al olor de la sangre. Y para lavar la imagen hacen donativos para la Beneficencia de los pobres. Solo puedo sentir nausea ante este regreso al pasado.