Euskadi somos todos

Acciones violentas que sólo causan dolor y están destinadas al fracaso en una situación política donde cada vez se encuentran los asesinos, aún más si cabe, excluidos del sentir del país. Las cosas ya no serán como antes.

Por el momento, la meteorología ha terminado con Euskal Herria. El mapa del tiempo de la ETB, televisión autonómica vasca, ha dibujado los lindes geográficos existentes entre el País Vasco, Navarra y la zona vasco francesa. Y en esta ocasión, les aseguro que el hombre del tiempo no se equivoca.

Hechos simbólicos como este, al igual que colocar la bandera española en el Parlamento de Vitoria, ponen de manifiesto que una nueva era comienza. Un cambio tranquilo liderado por el socialista Patxi López en consonancia, de una vez por todas, con la representación política nacional del Palacio de La Moncloa, de nuestro presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

Lejos quedan ya los años ochenta donde a los entierros de militares y guardias civiles sólo iban cuatro y el del tambor. Donde al ministro del Interior lo despertaban a medianoche, día sí y otro también, precisamente para no felicitarle el cumpleaños. Una cartera difícil de desempeñar. Alfredo Pérez Rubalcaba está mostrando un temple admirable.

ETA surgió al calor de un contexto internacional donde el uso de la violencia, usando el principio escalonado de acción/reacción, desembocaba a procesos de descolonización en el tercer mundo. Potencias europeas que perdían sus posesiones de ultramar.

En el viejo continente, los insatisfechos con el fin que tuvo Mayo del 68, protagonizaron los años de plomo. Fue el momento en que nació ETA, IRA, Brigadas Rojas, Baader Meinhof,?

Dos largometrajes extraordinarios del director italiano Gillo Pontecorvo facilitan entender una época. La Batalla de Argel narra la lucha por la descolonización emprendida por los argelinos contra los franceses. Operación Ogro versa sobre el atentado etarra que terminó con la vida del almirante Luis Carrero Blanco, a la sazón, presidente del gobierno en aquel momento. Sin embargo, eran otros tiempos.

Los brazos políticos de ETA, HB y sucedáneas siglas, carecen de sentido y, lo que es más importante, del respaldo de la sociedad vasca. Están condenados a la marginación social.

La sentencia dictada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha resultado un duro varapalo para los etarras. No les queda discurso victimista que vocear ante Europa de organización política perseguida y oprimida que encarna la palabra de un pueblo dominado.

Por tanto, el éxito de la Ley de Partidos es indiscutible. Ha arrinconado los argumentos camuflados de la izquierda abertzale y puso fin a la kale borroka.

La ruptura de la última tregua por parte de ETA no tuvo, afortunadamente, las repercusiones deseadas por ellos. No cosecharon, debido a la poca capacidad logística, una escalada de violencia que les permitiese sacudir la situación política nacional y reivindicar mayores exigencias. Además, ya no tenían el respaldo de formaciones políticas nacionalistas firmantes del Pacto de Lizarra en la anterior tregua.

La lucha terrorista no ha servido para nada. No han logrado ninguno de sus objetivos. Sólo el exilio de la paz y teñir calendarios de sufrimiento. En cambio, ahora, las cosas en Euskadi, sin lugar a duda, están cambiando.

(*) Rafael Álvarez Gil es secretario de comunicación del PSC-PSOE.

Rafael Álvarez Gil *