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Falta un debate en Canarias

Muy al contrario se han mostrado en esta legislatura las minorías (donde incluyo a los nacionalistas e Izquierda Unida). Desde Esquerra al PNV, desde Coalición Canaria a Nueva Canarias, Convergencia o el Bloque, han mostrado un perfil propio y, más lejos o más cerca del PP o del PSOE, sin los ribetes apocalípticos y desmesurados de los conservadores españoles. Y si hubo debate Zapatero-Rajoy por iniciativa privada y visto que los “cara a cara” son más espectaculares y atraen la atención pública... ¿Por qué no otro entre Marino Alduán y Fernando Bañolas? ¿O entre Juan Fernando y Carmen Guerra? El interés de la audiencia, que no es el de la Junta Electoral sobre los medios públicos, admitiría incluso variantes: ¿que tal un debate entre Pepe Segura y Ana Oramas? ¿o entre Pablo Matos y Pepe Segura? Nadie en su sano juicio pediría un “cara a cara” entre Alduán y López Aguilar o entre Bañolas y Oramas contra Guerra o Matos, pero ¿por qué se nos priva de los demás cruces, que serían tan atractivos? Nos quejamos de la abstención, pero mucho me temo que el clásico aforismo encierra algo de razón: el movimiento se demuestra... debatiendo.

Federico Utrera

Muy al contrario se han mostrado en esta legislatura las minorías (donde incluyo a los nacionalistas e Izquierda Unida). Desde Esquerra al PNV, desde Coalición Canaria a Nueva Canarias, Convergencia o el Bloque, han mostrado un perfil propio y, más lejos o más cerca del PP o del PSOE, sin los ribetes apocalípticos y desmesurados de los conservadores españoles. Y si hubo debate Zapatero-Rajoy por iniciativa privada y visto que los “cara a cara” son más espectaculares y atraen la atención pública... ¿Por qué no otro entre Marino Alduán y Fernando Bañolas? ¿O entre Juan Fernando y Carmen Guerra? El interés de la audiencia, que no es el de la Junta Electoral sobre los medios públicos, admitiría incluso variantes: ¿que tal un debate entre Pepe Segura y Ana Oramas? ¿o entre Pablo Matos y Pepe Segura? Nadie en su sano juicio pediría un “cara a cara” entre Alduán y López Aguilar o entre Bañolas y Oramas contra Guerra o Matos, pero ¿por qué se nos priva de los demás cruces, que serían tan atractivos? Nos quejamos de la abstención, pero mucho me temo que el clásico aforismo encierra algo de razón: el movimiento se demuestra... debatiendo.

Federico Utrera