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Ya falta menos…

…tanto para entrar como para salir. Los nervios están a flor de piel y, en los últimos minutos, se apura hasta el último sorbo todos los posibles excedentes existentes. La idea es intentar fidelizar para generar la continuidad, así como evitar los arietes que intentan derrumbar lo generado. Lo cierto es que tantas circunstancias de cambio alimentan una presión adicional sobre los requerimientos diarios pudiendo entrar en una situación de ansiedad dando el caldo de cultivo que puede generar precipitación, ocasionando justamente el efecto contrario. A partir de este hecho, se ocasiona un efecto piramidal acumulativo donde las “meteduras de pata” se multiplican de forma exponencial fomentando las preocupaciones y los miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones aparentemente inocuas, pero de dimensiones desproporcionadas en comparación con el peligro real.

Es claro que una nueva circunstancia genera intranquilidad porque gran parte de las variables que aparecerán no están bajo nuestro control, ocasionando respuestas naturales que sirven para combatir situaciones estresantes. Ahora bien, si se nos van de las manos pueden hacerse crónicas porque cuando nos enfrentamos a eventos que se salen de nuestro día a día, nos encontramos factores estresantes en nuestra rutina y, cuando se responde de forma exagerada o desproporcionada lo que parece un tránsito se convierte en un obstáculo, sin llegar a tener en cuenta que la sintomatología fisiológica se reduce al desempeño de una actividad concreta y tienden a desaparecer cuando terminan los acontecimientos.

A partir de ahí, como recomendación de servicio público, hay que empezar a llevar una alimentación equilibrada porque es fundamental para una vida saludable y estabilidad emocional. Además, hay que aprender a respirar de forma consciente y qué mejor que practicar ejercicios de relajación que ayudan a mantener los nervios en un buen sitio ante situaciones estresantes. Ahora bien, el exceso de relax también estresa, utilizando la variable deporte como otra sana válvula de escape. En este sentido, no hace falta hacer una “ultramaratón” de cientos y cientos de kilómetros cada cuarenta y ocho horas, sino un buen paseo escogiendo una música apropiada sirve igual. Pensemos que lo que necesitamos es que los pulmones se oxigenen y ayuden a tener nuestra mente en calma a modo de terapia preventiva. Otra de las técnicas a utilizar es la previsualización de los escenarios futuros. Parece mentira, pero el anticiparse a los posibles resultados puede ofrecer soluciones inimaginables que, de lo contrario, nunca se habrían previsto. Eso sí, hay que ser realistas, no idealistas. También advertir que, desde el punto de vista de los atajos, hay que recordar que no es lo mismo sentir una sensación de alivio puntual que creer que es un remedio definitivo, debiendo dejar de lado las sustancias de mayor peligrosidad y dependencia. Desarrollando todas estas acciones nos podremos conformar la imagen que se tiene cada una de las personas para hacer coincidir el envoltorio con el contenido. Por esa razón es positivo trabajar en las capacidades, en el conocimiento de las habilidades y, por su puesto, en los límites. Eso sí, poniéndolos a prueba día tras día, no tanto para cumplir un reto, sino para superarlos. Ya falta menos tanto para entrar como para salir. Y no, no estamos hablando única y exclusivamente de los procesos electorales que dentro de poco empezarán a concurrir ¿o es que se piensa que no hay cosas más importantes?

…tanto para entrar como para salir. Los nervios están a flor de piel y, en los últimos minutos, se apura hasta el último sorbo todos los posibles excedentes existentes. La idea es intentar fidelizar para generar la continuidad, así como evitar los arietes que intentan derrumbar lo generado. Lo cierto es que tantas circunstancias de cambio alimentan una presión adicional sobre los requerimientos diarios pudiendo entrar en una situación de ansiedad dando el caldo de cultivo que puede generar precipitación, ocasionando justamente el efecto contrario. A partir de este hecho, se ocasiona un efecto piramidal acumulativo donde las “meteduras de pata” se multiplican de forma exponencial fomentando las preocupaciones y los miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones aparentemente inocuas, pero de dimensiones desproporcionadas en comparación con el peligro real.

Es claro que una nueva circunstancia genera intranquilidad porque gran parte de las variables que aparecerán no están bajo nuestro control, ocasionando respuestas naturales que sirven para combatir situaciones estresantes. Ahora bien, si se nos van de las manos pueden hacerse crónicas porque cuando nos enfrentamos a eventos que se salen de nuestro día a día, nos encontramos factores estresantes en nuestra rutina y, cuando se responde de forma exagerada o desproporcionada lo que parece un tránsito se convierte en un obstáculo, sin llegar a tener en cuenta que la sintomatología fisiológica se reduce al desempeño de una actividad concreta y tienden a desaparecer cuando terminan los acontecimientos.