Espacio de opinión de Canarias Ahora
Un fantasma recorre Europa (y III)
Al final, una de las principales razones para animarme a contestar es el reivindicar, entre nosotros, las Reglas del Debate. En especial la primera, la que reza que el debate ha de ser limpio y clarificador. Y que lo principal es respetar los argumentos del contrincante. Ni interpretarlos, ni malinterpretarlos y, menos, manipularlos. Y eso es lo que, en mi opinión, hace D. Octavio Hernández como creo que tendré ocasión de demostrar. Por mi parte, huyo de interpretar sus argumentos y, así cuando los menciono, cito textualmente sus aportaciones y procuro no descontextualizarlas. Y creo que esta regla debe mantenerse por respeto a nosotros mismos y a nuestros posibles lectores.
Paso a sintetizar, reiterando, mis propuestas que, afortunadamente, no son mías sino que las comparto con cientos de miles de opinantes en todo el mundo.
Se afirma que, cuando la clase dominante occidental acusa al conjunto de sus ciudadanos que “estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades”, lo que pretenden es lavarnos el cerebro, meternos el miedo en el cuerpo y demoler lo que haya de Estado de Bienestar. Que asumamos el fatalismo de que “es lo que hay” y nos preparemos a hundir nuestra calidad de vida. Y se basan en que la capacidad de resignación del ser humano, cuando se le expropia su personalidad y se le arrebata su dignidad, es infinita. Ante esta realidad, planteaba la necesidad de que tomáramos conciencia
En una segunda entrega, se insistía en que ese furioso ataque tenía su fundamento práctico en que la Economía se había adueñado de la Política y que “nosotros elegimos a los políticos pero nos gobiernan los mercados”. Por eso se defendía la Reconquista de la Política. Y que si de verdad se quiere meter en vereda a los “mercados”, la única forma que existe es aprobar leyes que los metan en collera y los sujeten al yugo y al arado del bien común. En esa línea se hacían hasta tres propuestas: moneda única, sistema bancario público y prohibición de paraísos fiscales. Como es obvio se reclamaba que esta propuesta tiene que ser global y planetaria. A continuación, se hacían dos importantes aclaraciones en relación con que “estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades”. La primera se refiere a los Límites de la Biosfera. Y que la sociedad occidental actual, de consumo compulsivo de masas, de las modas y del usar y tirar, se topa con límites físicos evidentes y que la dotación de recursos naturales no da para sostener ese despilfarro masivo. Y hacía esta aclaración para dejar bien sentado que los derechos sociales que conforman el Estado del Bienestar, no suponen la cultura insostenible de saquear el Planeta y romper los equilibrios básicos de la Biosfera. Que son perfectamente compatibles y, diría más, que es imprescindible su simultaneidad.
Añadía una segunda aclaración (y perdóneseme la autocita): “Igualmente imprescindible y de sobra conocida y que vamos simplemente a mencionar. Hoy, en nuestro Mundo, las desigualdades entre los pueblos son colosales. Y toda la batalla por mantener las condiciones sociales de vida decente y las condiciones de uso y reutilización de los recursos naturales, ha de hacerse a escala planetaria. Y eso solo es posible mediante la redistribución de la riqueza y de la renta, y la ampliación de la civilización a todos nuestros compatriotas de La Tierra”
Esa es la esencia de lo escrito por mí.
En su segunda entrega D. Octavio Hernández, precisa su argumentación.
I).- Pero que él “sitúa su debate en otro nivel. En Canarias?Nuestra Economía ha sido construida sobre la circulación libre de mercancías, que a su paso por las islas financian mediante tasas con diferencial favorable, las administraciones públicas locales, favorecen el comercio y el nivel de vida interno y no crean problemas a las metrópolis que producen y comercian el género que se vende o pasa por aquí, a la vez que desincentiva que nosotros tengamos una economía productiva y se nos ocurra pedir la independencia” y “Si hablo de trabajos y salarios de contenido ficticio es a esto a lo que me refiero. La mayoría de los canarios somos ajenos al movimiento económico de Canarias?No somos dueños de nuestro destino?y nadie va a poder ocultar esa desapoderada sensación de estar viviendo en las nubes, pendiente de un hilo que no movemos nosotros, y sin paracaídas”
Pero esa descripción de nuestra Economía es falsa ¡Claro que hay una Economía Productiva! Que se lo pregunten, por ejemplo, a los más de trescientos mil inmigrantes de los últimos quince años. Que, desde luego y con su esfuerzo, envían remesas “nada ficticias” a sus hogares de procedencia. Otra cosa bien diferente es quién o quiénes son los dueños de nuestros destinos. Pero una cosa es inapelable, cada vez son menos dueños los dirigentes políticos y, cada vez, son más dueños los “mercados”. Y por eso están en condiciones de amedrentarnos
II).- Y continúa D. Octavio “Pero no es esto lo fundamental de mi respuesta a Vieitez” Y, aquí, hace una larga exposición para subrayar la creciente hegemonía mundial de los Países Emergentes, en especial China. Para terminar que “En este sentido nuestros países, y nosotros en ellos, sí hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades?Pero hay más. Es curiosa la respuesta de González Vieitez porque él está dispuesto a reconocer que esta polémica afirmación es cierta en términos de coste medioambiental, pero sorprendentemente olvida el coste humano. Este es el núcleo de mi argumentación, pero él la obvia, parecería que le ”importan más los lagartos que las personas“? Claro, si reconociera esto se le vendría encima un buen número de estadísticas?evidenciando que nuestro Estado de Bienestar no se ha edificado solo sobre nuestro esfuerzo?sino que han dependido más del sufrimiento de tres cuartas partes de la Humanidad?Reconocer esto en el marco de la discusión planteado es incómodo y desagradable”
Y es en esta segunda parte cuando D. Octavio manipula mis posiciones y me reprocha escandalizado (y si fuera cierto, con razón) que yo acepte que la dichosa afirmación es cierta en términos de coste medioambiental, pero que olvido el coste humano y que me “importan más los lagartos que las personas”
El lector atento habrá comprobado que el rechazo que yo hago al “estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades”, se hace porque se quiere defender al Estado de Bienestar, allá donde esté. Pero que se establecen dos condicionantes determinantes. La primera es la medioambiental. La segunda es la humana. Como acabo de reproducir más arriba y reitero aquí “Y eso solo es posible mediante la redistribución de la riqueza y de la renta y la ampliación de la civilización a todos nuestros compatriotas de La Tierra”. Por tanto ¿qué sentido tiene en insistir que esa “falta”, por mi parte, es el núcleo de su argumentación? Por eso hablo de manipulación.
En resumen. Analizar lo complejo no es agradable ni desagradable. Sencillamente es imprescindible en el mundo que nos toca vivir. Y, para mí, lo inmediato es defender, aquí y ahora, el Estado de Bienestar. Que sólo existe en los Países Enriquecidos y que, en parte, procede de la explotación de los ciudadanos de los Países Empobrecidos. Y que es imprescindible la Redistribución y la adecuación de las instituciones internacionales a ese fin. Y que, por otra parte, hay que acabar con la forma insostenible y depredadora que tiene hoy en día el modelo de crecimiento económico, sobre todo de los países enriquecidos. Por eso mi defensa del Estado de Bienestar (allá donde esté) ni se refiere a mantener el saqueo de los recursos naturales, ni a predicar la explotación de los “condenados de la Tierra”
Y por eso, la estrategia es conjunta, compleja, utópica y tiene a toda la Humanidad dándole vueltas a ver cómo lo podemos hacer de forma pacífica. Porque se trata de 1).- mantener y ampliar derechos sociales básicos: educación, sanidad, trabajo decente, jubilación digna, seguro de paro?.2).- generalizar esa situación a todos los seres humanos y 3).- teniendo en cuenta el uso y consumo sostenibles de los recursos naturales de la Biosfera.
En mi idea, defender con uñas y dientes el Estado de Bienestar, donde esté, es la mejor forma de avanzar en la Solidaridad Humana y en el respeto sostenible de la Madre Naturaleza. Y no porque en sí mismo sea algo excepcional. Sino porque se basa en el “nosotros” que tiene su campo de actuación en la Política y no en el “yo” que consagran los mercados.
Pero para D. Octavio Hernández el Estado del Bienestar “es un híbrido, un régimen bastardo, mestizo, mixto, un placebo, un entretenimiento para las masas”
Ahí radica la verdadera diferencia entre D. Octavio y yo.
Disculpen las reiteraciones.
Al final, una de las principales razones para animarme a contestar es el reivindicar, entre nosotros, las Reglas del Debate. En especial la primera, la que reza que el debate ha de ser limpio y clarificador. Y que lo principal es respetar los argumentos del contrincante. Ni interpretarlos, ni malinterpretarlos y, menos, manipularlos. Y eso es lo que, en mi opinión, hace D. Octavio Hernández como creo que tendré ocasión de demostrar. Por mi parte, huyo de interpretar sus argumentos y, así cuando los menciono, cito textualmente sus aportaciones y procuro no descontextualizarlas. Y creo que esta regla debe mantenerse por respeto a nosotros mismos y a nuestros posibles lectores.
Paso a sintetizar, reiterando, mis propuestas que, afortunadamente, no son mías sino que las comparto con cientos de miles de opinantes en todo el mundo.