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Por fin Mariano en el NY Times

Himar Cabrera / Himar Cabrera

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Su artículo digital de este lunes sobre nuestras elecciones patrias, no tiene desperdicio. Me ha costado encontrarlo, eso sí... Mi ratón bordeaba el precipicio de la mesa cuando por fin apareció el titular “Votantes españoles borran el socialismo por la economía”. Estaba debajo de las primeras entradas, las más importantes; “Revueltas en Egipto y Bahréin” y “Dos autobuses turcos tiroteados en Siria”; y en séptimo lugar del ranking “Otras noticias del mundo”.

No me negarán ustedes, que este tipo de feos duelen. Sobre todo cuando uno, con sus cosas importantes, espera del otro cierta consideración. Qué verdad tan grande, Juan García, somos nadie.

Sin embargo, el examen al que somete el rotativo nuestro proceso electoral, merece una reflexión intramuros, a la que me dispongo con devoción. Tengo un más que digno nivel de inglés y sigo la política nacional e internacional con pasión agustiniana. Soy el candidato perfecto.

Extraigo de mi lectura las siguientes ideas. Las elecciones en España son poco importantes y suponen un ejemplo más -el tercero- de un país europeo meridional avocado al cambio político por la crisis de la deuda. Lo evidente, por obvio, es insultante. No necesito a ocho traidores y a Papandreu, para creer en la soberanía de los mercados financieros sobre la política de los países de la zona euro. Asistimos atónitos a la tercera negación de Pedro en tierras del viejo continente y lo vamos a llevar derechito a los altares. Nuestras democracias occidentales son garantes de la voluntad general, de eso no hay duda...

El neoyorquino, sin embargo, va más allá. En boca de dos afiliados populares, de cuyo nombre no quiero acordarme, deja entrever las escazas posibilidades de éxito de Mariano Rajoy. Y no por falta de competencia, sino ante las dimensiones del desastre financiero, y las expectativas más que reales de un nuevo ciclo de recesión económica global. Interesante información para el futuro.

Y digo yo. Por qué no dijiste estas cosas en campaña, Mariano. Me fastidia que el nuevo sheriff del condado diga ahora, con el cadáver aún caliente, que no será fácil encontrar al asesino, cuando días previos a la noche de autos exclamaba tranquilizador: “si alguien muere, encontraré al matón y repararé el agravio”. Valiente engaño. ¿No eras tú quién iba a traer la confianza a este lado del Rio Grande? Echamos a los indios. Ahora tienes el camino despejado para vender tus pócimas mágicas contra el reúma y el dolor de pies. Y te elegimos nosotros?

Pero sigo con mi exposición. A lo largo del artículo queda claro que España ha castigado al Partido Socialista, que dilapidó unas cuentas saneadas y ha convertido el país en una Atlanta llena de caminantes. Aprovecho para recomendarles, de verdad, la serie de los miércoles en la Sexta. Otra más sobre mundos apocalípticos donde un puñado de hombres buenos derrotan el mal a base de recortada y machete. La alegoría, obviamente, no es gratuita.

Grecia e Italia han optado por salir del marasmo con tecnocracia, leo. De forma temporal, los sacrificios no deben ser realizados por la casta sacerdotal democráticamente elegida. El primer ministro español debería hacer lo mismo. O por lo menos así lo cree el NY Times. “Se espera que el gobierno de Rajoy incluya a tecnócratas en puestos importantes, incluido el ministro de Economía”. Amén.

Himar Cabrera

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