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Más fósiles y menos renovables

El Partido Popular es perfectamente consciente de que los expertos y la ciudadanía española consideran a las renovables como una de la armas estratégicas para combatir el cambio climático. No es una casualidad entonces que los cargos políticos de ese partido – incluso aquél al que su primo le aconsejaba que no le prestara mucha atención- anden desgañitándose en esta campaña electoral defendiendo las energías limpias y llamando a la lucha contra el calentamiento global. Y anunciando, claro, que va a bajar el precio de la factura de la luz. Pero no es más que una pura estrategia electoralista. Ni lo sienten, ni lo creen, ni piensan cumplir con lo que están diciendo. Es su estilo. Pretenden engañar, una vez más, a una parte del electorado sabiendo que se trata de un ansia colectiva. La realidad es que durante estos cuatro años el ministro Soria y el Gobierno de Mariano Rajoy no han dejado de atacar sin tregua a las energías renovables. Durante esta legislatura han dirigido sus políticas a hacerle el mayor daño posible. Empezaron suprimiendo las primas a las energías limpias mientras mantenían las del carbón, las nucleares o las del gas; frenaron el autoconsumo, antesala de la democratización de la energía, inventándose un impuesto al sol disuasorio; eliminaron con carácter retroactivo las primas concedidas a plantas solares y eólicas, creando una inseguridad jurídica sin precedentes para el Estado que en estos momentos tiene varias decenas de pleitos internaciones en su contra; inventaron un sistema tarifario que prima el consumo y penaliza el ahorro y la eficiencia y aprobaron fórmulas que garantizan las ganancias de las eléctricas y la financiación del déficit tarifario en detrimento de los consumidores.

Las medidas que ha adoptado el Gobierno popular han hecho un daño tremendo, en algunos casos irreversible, al sector renovable y han mantenido el papel del oligopolio de Unesa, la patronal de las eléctricas. Y los resultados están a la vista. En el último periodo, las eléctricas que operan en España han incrementado su margen de beneficios en un 30% al amparo de la desaparición de la tarifa de último recurso (TUR)- otro de los inventos del ministro Soria- lo que ha hecho que los márgenes brutos aumentaran a su favor entre tres y cuatro euros MWh en este ejercicio en relación con el anterior. El beneficio de las tres grandes eléctricas –Endesa, Iberdrola y Gas Natural- ha sido en el último año de 7.100 millones de euros mientras que el recibo de la luz - según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia- se ha encarecido para las familias y las empresas españolas en un 83,2%, desde el año 2003 hasta ahora. Y será más en los próximos meses dado que el Ministerio de Industria y Energía cometió errores de bulto en el procedimiento del cambio tarifario y tendrá que refacturar la luz, tras un fallo del Tribunal Supremo, en 13 millones de hogares con un coste adicional, que pagaremos todos, de 280 millones de euros. Una chapuza de la que sale de nuevo de rositas el ministro del ramo. Solo en los últimos cuatro años, de 2011 al 2015, la factura eléctrica de todos los consumidores se ha incrementado en un 10,23%, mientras nos han dicho todo el tiempo que la factura de la luz bajaría.

Para Facua-Consumidores, el recibo de la luz ha subido de enero a julio en España en un 11,4%, pasando la factura media de 69,27 euros a 77,14 euros (7,87 euros mensuales más). Las grandes eléctricas españolas, mientras tanto, han ganado en este mismo semestre unos tres mil millones de euros. De las grandes compañías la que más ha hecho caja en este año ha sido Iberdrola, que no parece conformarse ya que la CNMC le ha impuesto una multa de 25 millones de euros por manipular el mercado eléctrico en el año 2013. Según Competencia, Iberdrola, que controla el 40% de la energía hidráulica en España, manipuló el agua embalsada para subir el precio en 10 millones de hogares. Un impacto para los consumidores de 105 millones y una ganancia para la eléctrica limpia de polvo y paja de 21, 5 millones.

Para colmo, según Somos Eólicos.com, el mes de noviembre, mientras se celebraba la Cumbre del Clima, con gran entusiasmo por parte de Rajoy, ha sido el de la electricidad más cara y mas sucia desde el comienzo de la crisis de 2008, incrementándose la generación con combustibles fósiles en un 31,2% y las emisiones de CO2, en un 38,2%. El carbón por tercer mes consecutivo se sitúa como la primera tecnología del sistema, con una cobertura de la demanda del 23,4%, seguida por la nuclear (20,3%) y la eólica (18,9%).A pesar de todo, la eólica ha tenido un efecto reductor en el precio medio mensual del mercado eléctrico de 12 euros. Es decir, que si los 23.000 MW de potencia eólica instalada no hubieran estado allí para transformar el viento en electricidad, el precio del pool hubiese sido 12 euros más alto. También el último informe Solar Power Europe sostiene que España, después de ser vanguardia, se ha colocado a la cola de inversiones en fotovoltaica junto a Bulgaria y la República Checa.

Y mientras esto sucede, mientras las eléctricas ganan cada día más y los usuarios vemos también encarecer nuestros recibos, mientras se hacen trampas que solo derivan, cuando se les coge, en meras multas sin responsabilidad penal alguna… las empresas de renovables tienen que salir a buscarse la vida fuera de España o se hunden. Antes de la crisis, y de los recortes, España era el país más atractivo para los inversores en energías verdes, siete años después, y tras varias rondas de ajustes, se desploma hasta el puesto 22, según un informe de E&Y. Han desaparecido centenares de empresas que operaban en el sector de las renovables, se ha perdido uno de cada tres empleos y más de cincuenta mil trabajadores han pasado a engrosar las listas del paro.

Es lo que le ha sucedido a Abengoa. Más allá de sus métodos, muy parecidos en las marrullerías a los de las eléctricas – eran unos hachas en lo de las “puertas giratorias”- lo cierto es que la empresa de los Benjumea se convirtió en una referencia mundial en energías limpias e innovación hasta el punto de que Barack Obama se refirió a ella como ejemplo empresarial. Pero tuvo la osadía de enfrentarse al Gobierno del PP , acusarlo de apropiarse de los bienes y los derechos de los inversores al suprimir las primas a las energías limpias y denunciarlo ante la corte de arbitraje. Hoy siguen sosteniendo que ha sido la banca y el partido de Rajoy los culpables de su crisis ya que el cambio de normativa sobre renovables les supuso las pérdidas de un 35% de sus beneficios. Su caída arrastrará igualmente a miles de trabajadores y a centenares de pequeñas y medianas empresas.

Como pueden observar, unos van como una tralla ganando más cada año y otros desaparecen, al tiempo que España sigue gastándose anualmente más de 42.000 millones de euros en comprar combustibles fósiles en países conflictivos y desequilibrando nuestra balanza comercial, cuando disponemos de viento y sol suficiente para generar energía limpia e inagotable. Y además más barata y con mayores rendimientos. La tecnología energética más barata del mundo. ¿Ustedes lo entienden? Yo sí.

Para Jeffrey Sachs, el freno al cambio climático pasa porque los gobiernos se independicen de los poderosos “lobbies” energéticos. Para este asesor especial de la ONU es triste y vergonzoso que España dejara de ser líder en energía solar por sus políticas de recortes “cuando podría ser un líder global de la alta tecnología energética”. Considera una gran pena la crisis de Abengoa y sostiene en El Mundo que “sería deseable que España se recobrara de la crisis a través de su potencial liderazgo en tecnología punta para el desarrollo sostenible. España es una llave inevitable entre Europa y África y hace apenas una década se hablaba de un modo de producción masiva de energía renovable que conectaría el viento y el sol de España y el norte de África para abastecer al norte de Europa. Una idea magnífica que los políticos han desestimado”.

Al igual que afirmaba hace unas semanas Greenpeace para Canarias, la universidad de Stanford acaba de asegurar que España puede ser cien por cien renovable en 2050, con un mix de un 51% solar, 35% eólica y 12% hidráulica. Es el futuro que nos quieren cercenar mientras nos engañan con el mensaje de que defienden las renovables.

Y es que no hay nadie que piense lo contrario, salvo el ministro Soria, Rajoy, su primo y el PP. Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, que no es sospechosa de ecologista precisamente, escribió la semana pasada en El País que hay que subir los impuestos a los combustibles fósiles para disuadir de su consumo; que hay que aplicar “gravámenes similares al carbón, al gas natural y a otros productos derivados del petróleo”. La Agencia Internacional de Energías Renovables también acaba de hacer público un informe en el que dice que se podrían generar 24 millones de puestos de trabajo en el mundo si se duplicara la instalación de fuentes limpias. Asegura que hay que ir a por las renovables para sustituir a las fósiles duplicando la inversión. Pero los políticos del PP de la mano de los “lobbies” lo han desestimado.

El Partido Popular es perfectamente consciente de que los expertos y la ciudadanía española consideran a las renovables como una de la armas estratégicas para combatir el cambio climático. No es una casualidad entonces que los cargos políticos de ese partido – incluso aquél al que su primo le aconsejaba que no le prestara mucha atención- anden desgañitándose en esta campaña electoral defendiendo las energías limpias y llamando a la lucha contra el calentamiento global. Y anunciando, claro, que va a bajar el precio de la factura de la luz. Pero no es más que una pura estrategia electoralista. Ni lo sienten, ni lo creen, ni piensan cumplir con lo que están diciendo. Es su estilo. Pretenden engañar, una vez más, a una parte del electorado sabiendo que se trata de un ansia colectiva. La realidad es que durante estos cuatro años el ministro Soria y el Gobierno de Mariano Rajoy no han dejado de atacar sin tregua a las energías renovables. Durante esta legislatura han dirigido sus políticas a hacerle el mayor daño posible. Empezaron suprimiendo las primas a las energías limpias mientras mantenían las del carbón, las nucleares o las del gas; frenaron el autoconsumo, antesala de la democratización de la energía, inventándose un impuesto al sol disuasorio; eliminaron con carácter retroactivo las primas concedidas a plantas solares y eólicas, creando una inseguridad jurídica sin precedentes para el Estado que en estos momentos tiene varias decenas de pleitos internaciones en su contra; inventaron un sistema tarifario que prima el consumo y penaliza el ahorro y la eficiencia y aprobaron fórmulas que garantizan las ganancias de las eléctricas y la financiación del déficit tarifario en detrimento de los consumidores.

Las medidas que ha adoptado el Gobierno popular han hecho un daño tremendo, en algunos casos irreversible, al sector renovable y han mantenido el papel del oligopolio de Unesa, la patronal de las eléctricas. Y los resultados están a la vista. En el último periodo, las eléctricas que operan en España han incrementado su margen de beneficios en un 30% al amparo de la desaparición de la tarifa de último recurso (TUR)- otro de los inventos del ministro Soria- lo que ha hecho que los márgenes brutos aumentaran a su favor entre tres y cuatro euros MWh en este ejercicio en relación con el anterior. El beneficio de las tres grandes eléctricas –Endesa, Iberdrola y Gas Natural- ha sido en el último año de 7.100 millones de euros mientras que el recibo de la luz - según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia- se ha encarecido para las familias y las empresas españolas en un 83,2%, desde el año 2003 hasta ahora. Y será más en los próximos meses dado que el Ministerio de Industria y Energía cometió errores de bulto en el procedimiento del cambio tarifario y tendrá que refacturar la luz, tras un fallo del Tribunal Supremo, en 13 millones de hogares con un coste adicional, que pagaremos todos, de 280 millones de euros. Una chapuza de la que sale de nuevo de rositas el ministro del ramo. Solo en los últimos cuatro años, de 2011 al 2015, la factura eléctrica de todos los consumidores se ha incrementado en un 10,23%, mientras nos han dicho todo el tiempo que la factura de la luz bajaría.