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Las fundaciones de los partidos políticos

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Las fundaciones de los partidos oficiales en España, que cada uno tiene la suya, en el contexto político nacional, se han convertido en otras alcantarillas por la que despilfarrar el dinero de todos los contribuyentes. Un capital que les viene regalado por el Parlamento, en base al número de diputados. Ni aún en los crudos momentos económicos en que, grosera y vilmente, nos ha embutido el bárbaro neocapitalismo que en el mundo está imperando, como un monstruo sin cuerpo ni cabeza visible (pero que tiene corazón pétreo y cruel vida), imponiendo a la gran mayoría, que depende de un mísero salario, sus tiranía económicas más abyectas. No les produce conmiseración alguna a los beneficiados partidos por estas prebendas, para negarse a recibir esas cuantiosas sumas, que igualmente podrían favorecer a tantas de las penurias que se padecen en nuestro país por las clases menos favorecidas, en repartos más equitativos.

No es de razón ni de respeto a los contribuyentes, que el 70% de las considerables sumas que reciben del Estado, no sean controladas en sus gastos a Hacienda, para que ese dinero público no sea malversado y se pierda por los otros sumideros de la corrupción. Hechos de palpable putrefacción que por el vil metal, existe en la mente de tantos políticos, que se pierden en su ética y honor por un puñado de dineros ajenos. Actos a los que ya estamos inmunizados en nuestras en penas y sentires, ante tantos casos diarios de nuestros 'representantes', por sufragio universal, en los organismos públicos, en los que enfangan su moralidad. Si la poseen.

Han ingresado, estas fundaciones paralelas de los partidos y sus principios para los que fueron creados, la cantidad de 77 millones para estos organismos creados ex profesos, entre los años 2009 a 2011. Cuantías, que se podían revertir en otras necesidades sociales, que tanto se claman en estos tiempos de agobios y dificultadas de tantas personas y familias. Son dineros que quedan bajo custodia de la fundación y otras entidades afines, nacidas con igual propósito. Y sin dar explicaciones a nadie.

El Gobierno central, hace desafortunados recortes por doquier ultrajando el bien ganado derecho del estado de bienestar, pero a estas fundaciones no les ha llegado, paradójicamente, las disminuciones presupuestarias en los Presupuestos Generales del Estado, alegando, bajo la faramalla, de ser para “promoción de la democracia y consolidación de los sistemas políticos”. En cambio el benefactor y meapilas gobierno, sí ha restado, sin ruborizarse, la Ayuda al Desarrollo, por el Ministerio de Exteriores, un 6%, o sea: 26 millones menos. En el próximo año, se les mantiene a Faes del PP; e Ideas del PSOE, 900.000 euros, para que los gasten en barra libre, en sus fundaciones. Sin contabilidad A o B.

Fundaciones que funcionan en excepción legal, porque no crearon un estatuto de actuación en sus actos y acciones, por lo que a cualquier empresarios donante no se le puede sancionar, por no estar prohibidos por la ley alguna. Aunque tangan contratos en vigor con el Estado en sus contrataciones. Tontos ellos, que legislaran en contra de sus propios beneficios y de sus partidos. De tal manera, que los caudales públicos recibidos y las donaciones de empresarios interesados en proyectos que reciben, las apuntan en la caja B (o en el bloque de hielo). El ente fiscalizador el Tribunal de Cuentas, no puede detectar correctamente los ingresos gratuitos que ejercen las empresas o personas anónimas, en las cuentas de las fundaciones. Éstas son un bendecido coladero para las donaciones incontroladas por el fisco, por lo que no están inspeccionadas, y figuran al margen de la Ley de financiación de los partidos.

Lacerante es también, que de esos dineros del erario público, regalado por Estado a estas instituciones, se haga proselitismo o adoctrinamiento general de sus postulados en las políticas que defienden. O sean destinadas, bajo criterios de radical y obtuso partidismo, que ofenden los más elementales derechos de libre y honesta conciencia en gran parte del resto de los ciudadanos, de quienes han derivado esos dineros. Cada partido, sea del color que fuera, debe hacer sus soflamas y principios que predica en la política, con sus propios dineros y medios, no con el de los sufridos contribuyentes o las donaciones de avispados empresarios. ¡Porca miseria!...

Las fundaciones de los partidos oficiales en España, que cada uno tiene la suya, en el contexto político nacional, se han convertido en otras alcantarillas por la que despilfarrar el dinero de todos los contribuyentes. Un capital que les viene regalado por el Parlamento, en base al número de diputados. Ni aún en los crudos momentos económicos en que, grosera y vilmente, nos ha embutido el bárbaro neocapitalismo que en el mundo está imperando, como un monstruo sin cuerpo ni cabeza visible (pero que tiene corazón pétreo y cruel vida), imponiendo a la gran mayoría, que depende de un mísero salario, sus tiranía económicas más abyectas. No les produce conmiseración alguna a los beneficiados partidos por estas prebendas, para negarse a recibir esas cuantiosas sumas, que igualmente podrían favorecer a tantas de las penurias que se padecen en nuestro país por las clases menos favorecidas, en repartos más equitativos.

No es de razón ni de respeto a los contribuyentes, que el 70% de las considerables sumas que reciben del Estado, no sean controladas en sus gastos a Hacienda, para que ese dinero público no sea malversado y se pierda por los otros sumideros de la corrupción. Hechos de palpable putrefacción que por el vil metal, existe en la mente de tantos políticos, que se pierden en su ética y honor por un puñado de dineros ajenos. Actos a los que ya estamos inmunizados en nuestras en penas y sentires, ante tantos casos diarios de nuestros 'representantes', por sufragio universal, en los organismos públicos, en los que enfangan su moralidad. Si la poseen.