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El futuro de UPyD

No sé si están ustedes al tanto de que este sábado UPyD decide su futuro y elige una nueva dirección para sustituir a Rosa Díez, puesto que es este un partido que, pese a deberle tantas cosas el nuevo tiempo político que se está viviendo en España, ya casi ni aparece en los medios de comunicación, tras la debacle sufrida el pasado mes de mayo.

Pues bien: en medio de una fuerte división interna por los malos resultados (algo más de 200.000 votos en toda España no permitieron obtener más que unos 150 concejales y ningún diputado autonómico), que obligaron a Díez y a todo su Consejo de Dirección a dimitir, grande va a ser el reto que tienen planteado los algo más de 4.000 militantes llamados a las urnas en las sedes magentas.

Y aunque hay cuatro candidaturas, dos son las que tienen, en principio más posibilidades: la del joven abogado Andrés Herzog, que cuenta con el respaldo de Díez; y la de la mediática Irene Lozano, quien tras enfrentarse desde hace meses a la ardorosa política vasca apuesta por “dar la vuelta” a los modos algo hoscos de funcionamiento del partido y por consultar a los militantes la posibilidad de llegar a acuerdos electorales con el partido de Albert Rivera.

Intrépida reportera del diario El Mundo hasta que se convirtiera en prestigiosa articulista freelancer y autora de varios libros de materia filológica, la verdad es que uno tiene debilidad por Lozano. En su curriculum hay hitos tan sugestivos como el hecho de ser una de las primeras personas que en la redacción de El Mundo le plantó cara a Pedro J. Ramírez. Y ahora lo hace con Rosa Díez. Ahí es nada.

Pero Irene lo va a tener dífícil este sábado frente a Herzog, el abogado de las querellas del partido contra Bankia. Más que nada porque en estas cosas internas de los partidos siempre son muy fuertes los aparatos, ya se sabe. Y al de UPyD, aunque Irene haya conseguido llevarse con ella a muchos pesos pesados, como el actor Tony Cantó, el catedrático David Ortega o la eurodiputada Beatriz Becerra, lo tiene muy en contra, habiendo salido a relucir en las últimas semanas los mayores navajazos y puñaladas, entre acusaciones de traición y conspiración para vender el partido a Ciudadanos. Además, de entre las otras dos candidaturas, la encabezada por el concejal de Pozuelo Tono Rueda, que también trata de agrupar a los militantes de base descontentos con la dirección, ha conseguido dividir a la oposición y le puede hacer bastante daño a los autodenominados renovadores de Irene.

Y es que se quiere desde el oficialismo upeydero, según asegurán sus portavoces, preservar a toda costa el purismo que en estos años llevó a la formación a ser adalid en la lucha contra la corrupción y pionera en muchas de las demandas de regeneración democrática que luego han ido impregnando a todos los partidos, lo que la incapacitaría para cualquier tipo de alianzas con la formación de Rivera, acusada, no sin razón, de ser una creación del Ibex35 ante la irrupción de Podemos y la resistencia de Díez a plegarse a sus dictados.

El único problema es que con la trayectoria descendente que el partido lleva, existe el riesgo de que, tras haber sido adelantados en la ruptura del bipartidismo, UPyD se quede sin representación en el Congreso en las próximas elecciones generales. Y no porque este país no siga necesitando de su existencia como formación totalmente independiente o en coalición con otros.

No sé si están ustedes al tanto de que este sábado UPyD decide su futuro y elige una nueva dirección para sustituir a Rosa Díez, puesto que es este un partido que, pese a deberle tantas cosas el nuevo tiempo político que se está viviendo en España, ya casi ni aparece en los medios de comunicación, tras la debacle sufrida el pasado mes de mayo.

Pues bien: en medio de una fuerte división interna por los malos resultados (algo más de 200.000 votos en toda España no permitieron obtener más que unos 150 concejales y ningún diputado autonómico), que obligaron a Díez y a todo su Consejo de Dirección a dimitir, grande va a ser el reto que tienen planteado los algo más de 4.000 militantes llamados a las urnas en las sedes magentas.