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G-8: Cumbre de terroristas en Japón

567 millones de dólares es el dinero que costó la reunión de tres días en un hotel de lujo en la ciudad japonesa de Toyaco de los presidentes de los siete países más ricos del mundo más Rusia, el conocido como grupo de los G-8. Mientras los poderosos de la tierra pensaban qué iban a comer entre un menú de 19 platos, en una patera que se dirigía a la costa española agonizaban 43 africanos. Mientras los presidentes Sarkozy, Merkel, Berlusconi, se sentaban en la mesa junto a asesinos en serie como George W. Bush y Wladimir Putin y parloteaban sobre la crisis alimentaria, en una barquilla que había salido de África morían 9 niños y cinco adultos que eran arrojados al mar para evitar nuevas muertes. Mientras los organizadores de la reunión degustaban el postre “fantasía G-8” exclusivo para criminales y repartían regalos entre los periodistas que cubrían el encuentro, los africanos de la barquilla tenían que regalar a los pescados el cuerpo sin vida de 14 personas que se convertían en una carga pesada que podía provocar el hundimiento de la patera.

Mientras los representantes de los poderosos de la tierra despilfarraban dinero para celebrar una reunión que podían haber realizado por videoconferencia, varias madres africanas veían morir deshidratados o muertos de fríos a sus niñitos. Una voluntaria de Cruz Roja de Almería contaba ayer que una de las madres pisó tierra llorando y gritando ¿dónde están mis hijos?, la mujer estaba en estado de shock y no quería asumir la escena de la muerte de sus hijos que debió presenciar durante el terrible viaje.

La reunión de esta semana de los G-8 no ha sido la más cara, pero ha sido igual de inútil que las anteriores porque los presidentes africanos que acudieron a Japón a recordarles las promesas de encuentros anteriores se fueron de Toyako sin lograr un compromiso de los grandes países capitalistas para combatir el sida o enfermedades curables como la malaria y la tuberculosis. Además en una reunión que pretendía decidir sobre el consumo de energía mundial no se invitó a los países más poblados como China, la India o Brasil, porque en el sistema neoliberal deciden los que más dinero tienen no los países más poblados. Charles Abani, de Acción Global contra la Pobreza, declaró que no entendía por qué “si los miembros del G-8 han podido juntar un billón (con b de burros) de dólares para salvar a sus bancos de la quiebra los últimos seis meses, ¿cómo es posible que no puedan cumplir su promesa de elevar la ayuda a África a 50.000 millones anuales a partir de 2010?

El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz cuenta en su libro “El malestar de la globalización” que el Fondo Monetario Internacional, una institución controlada por gentuza como los dirigentes del G-8, se mueve por la ideología del “fundamentalismo de mercado” y que aplica recetas a países africanos, latinoamericanos y asiáticos que han provocado la destrucción de su sanidad o su educación y movimientos migratorios. El relator de la alimentación de la ONU, Jean Ziegler ha recorrido todo el planeta para investigar el problema del hambre y sus causas, Ziegler considera que “el orden mundial no es sólo asesino, sino absurdo porque mata sin necesidad. El principal terrorismo mundial lo causan los que provocan el hambre. Cada día mueren 100.000 personas por el hambre y la miseria, y esto se podría evitar.” Stiglitz y Ziegler me merecen tanto respeto como desprecio los dirigentes del G-8. Por eso considero que la reunión en Japón de estos mandamases podríamos considerarla la última gran cumbre terrorista internacional, y los 33 africanos rescatados en la patera en Almería son los supervivientes de su último atentado conocido, que arrojó el balance de 9 niños y cinco adultos muertos como consecuencia de su criminal política.

Juan García Luján

567 millones de dólares es el dinero que costó la reunión de tres días en un hotel de lujo en la ciudad japonesa de Toyaco de los presidentes de los siete países más ricos del mundo más Rusia, el conocido como grupo de los G-8. Mientras los poderosos de la tierra pensaban qué iban a comer entre un menú de 19 platos, en una patera que se dirigía a la costa española agonizaban 43 africanos. Mientras los presidentes Sarkozy, Merkel, Berlusconi, se sentaban en la mesa junto a asesinos en serie como George W. Bush y Wladimir Putin y parloteaban sobre la crisis alimentaria, en una barquilla que había salido de África morían 9 niños y cinco adultos que eran arrojados al mar para evitar nuevas muertes. Mientras los organizadores de la reunión degustaban el postre “fantasía G-8” exclusivo para criminales y repartían regalos entre los periodistas que cubrían el encuentro, los africanos de la barquilla tenían que regalar a los pescados el cuerpo sin vida de 14 personas que se convertían en una carga pesada que podía provocar el hundimiento de la patera.

Mientras los representantes de los poderosos de la tierra despilfarraban dinero para celebrar una reunión que podían haber realizado por videoconferencia, varias madres africanas veían morir deshidratados o muertos de fríos a sus niñitos. Una voluntaria de Cruz Roja de Almería contaba ayer que una de las madres pisó tierra llorando y gritando ¿dónde están mis hijos?, la mujer estaba en estado de shock y no quería asumir la escena de la muerte de sus hijos que debió presenciar durante el terrible viaje.